En busca de una alimentaci¨®n sana que no nos quite la alegr¨ªa de vivir
La iniciativa Project Gastronom¨ªa re¨²ne a expertos en nutrici¨®n, gen¨®mica, antropolog¨ªa o chefs para dise?ar una dieta atractiva y saludable
Nick Popovici cree que?modificar sus h¨¢bitos de alimentaci¨®n le cambi¨® la vida. Hasta hace tres a?os, hab¨ªa desarrollado una carrera profesional de ¨¦xito aplicando sus conocimientos sobre programaci¨®n de algoritmos e inteligencia artificial para predecir el comportamiento de los valores en Bolsa. De repente, en cuatro semanas, empez¨® a encontrarse muy mal. Perdi¨® mucho peso y fue de m¨¦dico en m¨¦dico en busca de respuestas que no encontr¨®. Parec¨ªa que el malestar le acompa?ar¨ªa por mucho tiempo, pero decidi¨® cambiar de alimentaci¨®n en busca de una soluci¨®n. Cre¨® su propia dieta por ensayo y error y recuper¨® la salud. Inspirado por su propia experiencia cre¨® Vita Mojo, una compa?¨ªa que utiliza algoritmos para personalizar la comida con el fin de que sea saludable y deliciosa para cada individuo.
Es dif¨ªcil demostrar que el problema de Popovici se resolviese por la comida, pero su proyecto de personalizaci¨®n de la dieta en busca de mayor placer y salud es una tendencia que se intensificar¨¢. Como sucede con Spotify y la m¨²sica o Netflix y las series, Vita Mojo re¨²ne la mayor cantidad de informaci¨®n posible sobre sus usuarios, m¨¢s de 15.000 ya, para adivinar lo que desear¨¢n en el futuro. ¡°La gente quiere todo personalizado, pero al mismo tiempo no quiere realizar el esfuerzo necesario para tener buena comida. Nuestra tecnolog¨ªa trata de simplificar esas decisiones¡±, explica Popovici. En sus tres a?os de experiencia, ha podido comprobar que un 97% de la gente, cuando tiene elecci¨®n, personaliza su alimentaci¨®n. Cuando lo hacen, se gastan un 17% m¨¢s que cuando no lo hacen, y vuelven un 4% m¨¢s a un restaurante donde su comida es personalizada. Entre otros datos curiosos, han observado que los londinenses piden el doble de br¨®coli cuando llueve. ¡°A¨²n no tenemos una explicaci¨®n para eso¡±, afirma.
Popovici present¨® su proyecto la pasada semana en San Sebasti¨¢n dentro de Project Gastronom¨ªa, una iniciativa del Basque Culinary Center (BCC) para reflexionar sobre el futuro de la alimentaci¨®n. El experto explica que tambi¨¦n incluye informaci¨®n gen¨¦tica de los usuarios para individualizar la selecci¨®n de platos. El ADN puede ayudar a predecir si a una persona le gustar¨¢ m¨¢s o menos una comida amarga o c¨®mo van a metabolizar las grasas. Pero los factores que influyen en nuestra relaci¨®n con los alimentos son muy numerosos y a¨²n har¨¢ falta mucho trabajo cient¨ªfico para lograr una individualizaci¨®n que vaya m¨¢s all¨¢ de mejorar la experiencia subjetiva.
Jos¨¦ Mar¨ªa Ordov¨¢s, director del Laboratorio de Nutrici¨®n y Gen¨¦tica de la Universidad de Tufts (Boston, Estados Unidos), enfatiz¨® en la reuni¨®n de expertos organizada por el BCC la necesidad de aplicar soluciones basadas en la ciencia. ¡°El problema es que a¨²n no tenemos todas las bases cient¨ªficas ni en gen¨¦tica, ni en epigen¨¦tica, ni en microbioma¡ Cada vez que nos parece que tenemos algo cerrado, como la parte gen¨¦tica, vemos que otra parte, como la microbiota, tiene una importancia mayor de la que pens¨¢bamos¡±, se?ala. ¡°Adem¨¢s, no sabemos objetivamente lo que come la gente, sabemos lo que nos dicen que comen, y eso condiciona nuestros resultados¡±, a?ade.
Pero la acumulaci¨®n de conocimiento ya est¨¢ aportando informaci¨®n que se puede utilizar para individualizar la dieta. El estudio Predimed, por ejemplo, observ¨® que las personas que ten¨ªan dos copias de la variante de un gen vinculado al desarrollo de la diabetes tipo 2 tienen un riesgo tres veces mayor de sufrir un derrame cerebral. Sin embargo, esa susceptibilidad se reduc¨ªa si la persona con esa particularidad gen¨¦tica se adher¨ªa a la dieta mediterr¨¢nea. ¡°Conociendo el genoma de una persona y sus polimorfismos podemos ayudarle a que no engorde tan r¨¢pido. No solo se trata de saber lo que tienes que comer y en qu¨¦ cantidad, sino a qu¨¦ hora tienes que comer una cantidad concreta¡±, indica Ordov¨¢s.
M¨¢s all¨¢ de la gen¨¦tica, que nos puede ayudar a entender c¨®mo nos va a sentar un alimento, se est¨¢ comenzando a entender la importancia de la epigen¨¦tica, que se ocupa de los cambios que nuestra interacci¨®n con el entorno acumula sobre nuestro genoma. Estas marcas cambian la expresi¨®n de nuestros genes y ahora se sabe que podemos transmitir los efectos de esas modificaciones a nuestros hijos. El entorno es tan importante que, seg¨²n cuenta Ordov¨¢s, ¡°el mero hecho de tener una educaci¨®n universitaria puede hacer desaparecer los efectos nocivos de tener un gen como el FTO, que nos hace proclives a la obesidad¡±.
Otro de los actores a¨²n poco conocidos en nuestra relaci¨®n con la comida son los microbios que habitan en nuestro intestino. Esas bacterias pueden tomar el control sobre nuestra mente y nuestro cuerpo produciendo se?ales que nos inciten a comer y a alimentarlas. El equilibrio entre las especies es adem¨¢s muy relevante en la forma de asimilar distintos nutrientes como la grasa, aunque como cuando se tratan de modificar los ecosistemas en la naturaleza, tocar solo la parte que nos interesa sin perturbar lo que ya funciona no es sencillo. Daniel Ram¨®n, director de Biopolis, present¨® en San Sebasti¨¢n la selecci¨®n de un probi¨®tico para reducir el dep¨®sito de grasa visceral.
El equipo de Ram¨®n escrut¨® una colecci¨®n de centenares de probi¨®ticos aislados de las heces de beb¨¦s que estaban tomando leche materna buscando aquellos que reduc¨ªan el dep¨®sito de grasa. Para ello usaron el gusano C. elegans, el banco de pruebas en el que Biopolis testa sus hip¨®tesis antes de llevarlas a animales m¨¢s complejos o a humanos. As¨ª identificaron el probi¨®tico CECT8145, que reduc¨ªa el peso y produc¨ªa saciedad en el gusano.
Posteriormente han demostrado los mismos efectos en dos modelos distintos de ratas: uno de obesidad m¨®rbida y otro de comienzo de obesidad. Por ¨²ltimo, en un ensayo de tres meses con humanos, han comprobado cambios significativos en el microbioma digestivo de quienes ingieren este probi¨®tico. Hay adem¨¢s una reducci¨®n del porcentaje de grasa abdominal. Aunque Ram¨®n enfatiza que lo fundamental es ¡°comer bien y hacer ejercicio¡±, este tipo de complementos podr¨ªan incorporarse a todo tipo de alimentos para ayudar a reducir la grasa corporal.
Aunque los cient¨ªficos acaben averiguando qu¨¦ dietas pueden ser m¨¢s saludables para cada persona, siempre se deber¨¢ tener en cuenta que si no resulta atractiva para los consumidores no la seguir¨¢n. ¡°El consumidor quiere alimentos con menos az¨²car y grasa, pero con m¨¢s sabor, y lo que m¨¢s activa las regiones del cerebro relacionadas con el placer es un alto contenido en grasa, un alto contenido en sal y un alto contenido en az¨²car¡±, record¨® Pedro Prieto. Gerente de innovaci¨®n de Fresh Business Per¨². ¡°Solo comeremos lo que debemos si nos gusta. No se puede ser un talib¨¢n de la nutrici¨®n, hay que combinar prevenci¨®n y salud con placer¡±, concluy¨®.
Xavier Medina, antrop¨®logo especializado en alimentaci¨®n de la Universitat Oberta de Catalunya, se?al¨® la importancia de la cultura en nuestras elecciones sobre qu¨¦ es comestible y qu¨¦ no, pero tambi¨¦n la de las circunstancias. "La dieta mediterr¨¢nea no ten¨ªa tanta carne no porque no lo desease la gente que se adher¨ªa a esa dieta, sino porque no se la pod¨ªan permitir", se?ala. En Cuba, durante el periodo especial que sigui¨® a la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, los habitantes de la isla pasaron de ingerir unas 3.000 calor¨ªas diarias por persona a 2.200 y se vieron obligados a caminar m¨¢s o utilizar la bicicleta porque no pod¨ªan pagar la gasolina. Un estudio mostr¨® que esa combinaci¨®n de dieta y ejercicio en todo el pa¨ªs provoc¨® una p¨¦rdida generalizada de cinco kilos por persona y la mortalidad por enfermedad coronaria se redujo un tercio. Pero los cubanos siguen recordando aquella ¨¦poca en la que se vieron obligados a hacer lo correcto (desde el punto de vista de su salud) como una desgracia.
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