Carlos Vermut, la voz cantante del (otro) cine espa?ol
Tras la aclamada Magical Girl, el realizador madrile?o vuelve a la gran pantalla con Qui¨¦n te cantar¨¢, una cinta en la que demuestra que las pel¨ªculas comerciales tambi¨¦n pueden transitar por los m¨¢rgenes
CUANDO GAN? la Concha de Oro a la mejor pel¨ªcula y la de Plata al mejor director en el Festival de San Sebasti¨¢n por Magical Girl, Carlos Vermut (Madrid, 1980) abandon¨® las redes sociales. Incluso ahora sigue pidiendo a sus amigos que no suban im¨¢genes con ¨¦l en sus cuentas ni sus stories. La alegr¨ªa de los premios le trajo el v¨¦rtigo de la fama. Pas¨® a ser reclamado como el magical boy. O, en palabras del que hoy es su buen amigo y consejero Pedro Almod¨®var, ¡°la gran revelaci¨®n del cine espa?ol en lo que va de siglo¡±. Fue una celebridad a peque?a escala, todo hay que decirlo. Pero suficiente para conducirlo hasta la cinta que le devuelve al festival donostiarra esta semana que viene, titulada Qui¨¦n te cantar¨¢ en honor a la canci¨®n de Mocedades y que se estrenar¨¢ en cines el 26 de octubre.
¡°Quer¨ªa plantear la experiencia del agobio de la fama de las grandes estrellas. Y qu¨¦ mejor que con una diva con amnesia¡±
Ahora lo puede relativizar. ¡°Ya ves t¨², no estamos hablando del Rubius¡±, se r¨ªe. ¡°Salgo a la calle y nadie me para, hago lo que quiero y tengo lo mejor de mi profesi¨®n. Pero no me gust¨® la exposici¨®n. Te lees en entrevistas, te ves en fotos¡ Y de repente no te reconoces. Imag¨ªnate que a un nivel tan m¨ªnimo como lo que yo viv¨ª una persona se agobie¡ Da que pensar. Por eso me parec¨ªa interesante llevar esa experiencia a las grandes estrellas, a una diva del pop que de pronto tampoco se reconoce. Y qu¨¦ mejor manera de plantearlo que con una amnesia¡±, desvela.
Hemos quedado en el karaoke del parking de Mostenses, en Madrid, uno de los principales escenarios de su tercera pel¨ªcula. Ah¨ª sigue colgada la cortina negra brillante que utiliz¨® como fondo para que Eva Llorach, la protagonista, imitara a Najwa Nimri, que interpreta a una cantante en busca de su identidad perdida antes de su gran regreso a los escenarios. Mejor no spoilear m¨¢s de este melodrama con homenajes musicales, personalidades confusas y miedos sumergidos. Cuentan sus amigos que el propio director, a pesar de su timidez, se suelta bastante al micro (prueben a ponerle una de Alaska o Raphael). Y aunque el posado no es su especialidad, aguanta bien el tir¨®n bajo los focos.
Cortamos plano y vamos a un restaurante japon¨¦s. Vermut utiliza el pa¨ªs del sol naciente como retiro para conceptualizar sus proyectos f¨ªlmicos. Acaba de pasar dos meses all¨ª y planea regresar en noviembre para planificar su cuarto largometraje, que anuncia por lo bajini como ¡°una aproximaci¨®n al g¨¦nero de terror¡±. Su devoci¨®n por la cultura oriental, relata, ¡°empieza por el manga. Hab¨ªa algo en la violencia, la tragedia y la homosexualidad de Los caballeros del Zodiaco que no encontraba de peque?o en Mortadelo y Filem¨®n. Los caballeros del Zodiaco me vienen bien para explicar algunas cosas relativas a la psicolog¨ªa humana. Ellos luchaban contra los Caballeros de Oro, pero ninguno de los dos bandos pensaba de s¨ª mismo que era el malo. Es un dilema interesante. Pasa como en pol¨ªtica: nadie piensa que es el malo. La vida siempre es m¨¢s compleja¡±.
El Vermut le vino de la etiqueta de una botella que cogi¨® a su abuelo para firmar un fanzine. Hace 22 a?os. Atr¨¢s qued¨® Carlos L¨®pez del Rey, el hijo de una administrativa en un centro de salud y un jefe de cr¨¦ditos en una empresa de cosm¨¦tica, que aprendi¨® a amar el dibujo gracias al hobby de su padre, y el cine, gracias a los desprejuiciados gustos de su madre, donde cab¨ªan Bergman, La matanza de Texas, Marisol y el luchador mexicano El Santo. Antes de trastear con la c¨¢mara, entreg¨® su primera d¨¦cada profesional a ilustrar art¨ªculos de prensa, storyboards para publicidad, elaborar videojuegos con pixel art, firmar c¨®mics ¡ªcomo el de Plut¨®n BRB Nero, para ?lex de la Iglesia¡ª o desarrollar personajes en Zinkia, la empresa que pari¨® Pocoy¨®. ¡°De hecho, tengo una idea para una pel¨ªcula sobre el mundo de la animaci¨®n, sobre c¨®mo se plantean esas series con la ¨²nica idea de explotar su merchandising y vender mu?ecos¡±, dice con indi?simulado revanchismo.
De aqu¨ª a 10 a?os le gustar¨ªa hacer un largometraje de robots gigantes pele¨¢ndose. Un homenaje al kaiju (el g¨¦nero de monstruos encabezado por Godzilla) y al mecha (el de Mazinger Z) que ya asomaba con ingenio e irreverencia en el corto que le ayud¨® a echar a rodar (literalmente) su carrera, Maquetas. Con esa pieza de apenas tres minutos gan¨® el premio Notodofilmfest. En el jurado estaba el cineasta Nacho Vigalondo, uno de sus grandes c¨®mplices desde entonces, con el que viajar¨ªa a presentarlo al Fantastic Fest de Austin, Texas. ¡°All¨ª vi la luz en una rueda de prensa del director japon¨¦s de gore Yoshihiro Nishimura, que hab¨ªa hecho Vampire Girl vs. Frankenstein Girl con un presupuesto de 20.000 d¨®lares. Pens¨¦: ¡®?Se puede rodar un largo con esa cantidad?¡±. Y quiso ponerse a prueba.
Pocos lo saben, pero para que viera la luz su ¨®pera prima, Diamond Flash, Vermut tuvo que grabar de nuevo dos tercios de la pel¨ªcula. ?l solo. ¡°Me gast¨¦ todo lo que hab¨ªa ganado con una serie de animaci¨®n infantil, Jelly Jamm, que hice junto al humorista Miguel Noguera. Pero no me qued¨¦ contento con algunas actuaciones y busqu¨¦ a otros int¨¦rpretes para repetir muchas tomas [en ese nuevo casting fue donde apareci¨®, precisamente, Eva Llorach, ya convertida en su actriz fetiche]. Ten¨ªa a un t¨ªo sosteni¨¦ndome el micr¨®fono de p¨¦rtiga, pero no hab¨ªa pasta para m¨¢s. As¨ª que lo hice yo todo; era un documental, pr¨¢cticamente. Aprend¨ª por las malas mal¨ªsimas. Pero, mira, me cuesta m¨¢s rodar ahora, porque en aquel momento nadie esperaba nada de m¨ª. Ahora es muy f¨¢cil cagarla. Ya me estoy mentalizando para que mi cuarta o quinta pel¨ªcula no le guste a nadie [risas]¡±.
¡°La sala de cine es el ¨²nico lugar donde no tenemos el control para cambiar y ver otra cosa. Es un espacio donde relajarnos¡±
Diamond Flash se estren¨® directamente online, en la plataforma Filmin, y se convirti¨® en el t¨ªtulo m¨¢s visto esa semana en la web. A pesar de eso, Vermut asegura que ¨¦l filma para que su cine se vea en la gran pantalla. Y deja esta reflexi¨®n: ¡°La sala de cine ya es el ¨²nico lugar donde no tenemos el control, no podemos parar la pel¨ªcula ni cambiar a otra cosa. Las series, por ejemplo, est¨¢n obligadas a que todo el tiempo est¨¦n pasando cosas porque compiten con otras series y no pueden permitirse aburrirnos. El cine espect¨¢culo, como el de superh¨¦roes, ha encontrado su sentido en las salas. Pero tambi¨¦n hay un espacio para el g¨¦nero m¨¢s contemplativo, m¨¢s atmosf¨¦rico, m¨¢s de autor o como lo quieras llamar que te da precisamente la opci¨®n de entrar en el juego de relajarte, perder el control y olvidarte de tu vida. Pienso que la salvaci¨®n para el cine est¨¢ en el regreso al cine cl¨¢sico, al cine con may¨²scu?las, por muy t¨®pico que suene. Es algo muy dif¨ªcil de describir, pero que todos sabemos reconocer cuando lo proyectan ante nuestros ojos¡±.
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