Uganda anuncia que por primera vez el censo de gorilas de monta?a pasa de los 1.000 ejemplares
Una excursi¨®n por una selva a 3.000 metros de altitud en el Bosque Impenetrable de Bwindi en busca de estos primates en peligro de extinci¨®n, cuyo n¨²mero, por fortuna, sigue creciendo
Si como dicen, los ojos son el espejo del alma, en esta alma debe haber mucha pena. Aunque, ?qui¨¦n sabe qu¨¦ ocurre en el alma de un gorila de monta?a? Igual ni tienen, porque son animales; al menos eso es lo que nos contaban los curas en el colegio. Tenga o no tenga alma, la mirada de esta hembra de gorila beringei beringei del Bosque Impenetrable de Bwindi, en Uganda, es de infinita pena. Y motivos no le faltan. Kabukojo, el macho espalda plateada que gobernaba la familia Mubare a la que pertenece, fue derrotado hace pocas semanas por un nuevo macho, tan espalda plateada como ¨¦l, pero m¨¢s joven. Y siguiendo un ritual escrito en sus genes, al tomar posesi¨®n de su nuevo har¨¦n mat¨® a todas las cr¨ªas de Kabukojo. A los que tenemos alma esta medida nos puede parecer desalmada. Pero en la naturaleza es normal. Tambi¨¦n lo hacen los leones. La cosa est¨¢ suficientemente jodida en la selva como para andar gastando energ¨ªas en proteger la progenie de otro.
Pero no desviemos el tiro. Estoy frente a frente a esta hembra de gorila de monta?a en Uganda, en la espesura del Bosque Impenetrable de Bwindi. A su lado est¨¢ el nuevo macho alfa. Ambos comen hojas de forma indolente, ni nos miran, como si los ocho humanos que en este momento los observamos de cerca fu¨¦ramos transparentes. Toda la familia Mubare est¨¢ acostumbrada a que a media ma?ana aparezcan por sus dominios esos extra?os seres, parecidos a ellos pero sin pelo y m¨¢s h¨¢biles sobre las dos patas traseras, y durante una hora hagan gestos extra?os llev¨¢ndose algo a la cara (la c¨¢mara de fotos o el iPhone). Mubare fue el primer grupo de gorilas de monta?a de Uganda al que se les acostumbr¨® a la presencia humana; el entrenamiento empez¨® en 1991 y dio sus frutos en 1993. Desde entonces, unas 15 familias m¨¢s como ellas han sido poco a poco habituadas a las visitas de humanos en las dos zonas de Uganda donde a¨²n quedan estos primates en estado salvaje: el Bosque Impenetrable de Bwindi y el parque nacional Mgahinga. Se han convertido en la mayor atracci¨®n tur¨ªstica del pa¨ªs. Y en uno de sus m¨¢s ping¨¹es negocios.
Lo de Bosque Impenetrable no es una concesi¨®n a la poes¨ªa. ?Es rematadamente impenetrable! Una selva ecuatorial a 3.000 metros de altitud con laderas m¨¢s inclinadas que las del Everest y m¨¢s lianas que el patio de Tarz¨¢n. Llevamos tres horas siguiendo al ranger que dirige el grupo mientras abre trocha a machetazos en este laberinto verde. Tanto ¨¦l como el otro ranger que cierra el grupo van armados. Por lo que nos han dicho, en este impenetrable bosque no hay enemigo peque?o. Te puede amargar el d¨ªa una hormiga safari que se te meta por el pantal¨®n y te clave sus tenazas con tanta fiereza que solo la saques despedaz¨¢ndola como uno de los elefantes que ¡ªno me pregunte c¨®mo¡ª viven tambi¨¦n en este mundo impenetrable. Imposible mantenerse erguidos veinte pasos: caes, tropiezas, vuelves a caer¡. hay que ser gorila para caminar por un sitio como este.
Pero todos los esfuerzos quedan justificados cuando encuentras a la familia que te han asignado y te sientas durante una hora a disfrutar del incre¨ªble espect¨¢culo de ver a apenas siete metros de distancia a estos maravillosos seres con los que compartimos m¨¢s del 97 % de los genes, reliquias de la vida salvaje africana que estuvieron a punto de extinguirse por la caza furtiva y por la desaparici¨®n de su h¨¢bitat. Fue Dian Fossey, la primat¨®loga estadounidense que dedic¨® su vida a estudiarlos, la primera que intent¨® concienciar a las autoridades y a las poblaciones locales de que hab¨ªa que salvar a los gorilas. Le cost¨® la vida.
Si pudiera escuchar las noticias, Fossey estar¨ªa hoy contenta. La UWA (Uganda Wild Authority), la entidad responsable de los parques nacionales, acaba de anunciar que por primera vez el n¨²mero de gorilas de monta?a que quedan en libertad en el mundo supera los 1000 ejemplares. Una buen¨ªsima noticia si pensamos que en 1970 solo quedaban 250.
El censo se llev¨® a cabo en mayo de 2018 por equipos especializados en el espacio transfronterizo de las monta?as Virunga, uno de los dos sectores donde a¨²n quedan gorilas en libertad y que incluye el parque nacional Virunga, en el Congo; el parque nacional de los Volcanes, en Ruanda y el parque nacional Mgahinga, en Uganda. El conteo sum¨® 604 individuos distribuidos en 41 grupos familiares. Si lo sumamos a los 400 del ¨²ltimo censo (2016) en el otro sector donde quedan gorilas, el Bosque Impenetrable de Bwindi, todo ¨¦l en territorio ugand¨¦s, salen 1.004.
?Qu¨¦ se ha hecho bien para que una de las especies m¨¢s amenazadas del mundo pueda mirar con un poco m¨¢s optimismo el futuro? Seg¨²n la UWA se debe a una combinaci¨®n de factores: la efectividad de las pol¨ªticas de conservaci¨®n, la regulaci¨®n del turismo, las medidas veterinarias, el reforzamiento de la legislaci¨®n, los proyectos con las comunidades locales y la colaboraci¨®n entre el gobierno y diferentes ONG.
La realidad es que todas ellas se resumen en una: el negocio. Los gorilas de monta?a se han convertido en una important¨ªsima fuente de ingresos para las arcas de los pa¨ªses involucrados. Y por fin, tanto autoridades como comunidades locales han entendido que hay que cuidar la gallina de los huevos de oro. En la parte de Uganda solo 120 turistas, en grupos de ocho, pueden subir cada d¨ªa a ver a las diferentes familias de gorilas habituadas. Cada uno paga (pagamos)¡. 700 d¨®lares (s¨ª, no es una errata: 700 d¨®lares) por la experiencia (en Ruanda es peor: ya cuesta 1.500 d¨®lares). Una simple multiplicaci¨®n da unos ingresos diarios de 84.000 d¨®lares. Una parte de ellos, seg¨²n informan en el centro de interpretaci¨®n antes de salir en su b¨²squeda, se usa en la protecci¨®n de los gorilas, pagar a los rangers y mejorar de la calidad de vida de las comunidades locales ¡ªpara que se sientan tambi¨¦n parte del proyecto¡ª y otra se reparte entre diferentes ministerios para la construcci¨®n de escuelas, hospitales, etc.
Diane Fossey se dej¨® la vida ¡ªliteralmente¡ª defendiendo a los grandes simios. Lo que dudo es que imaginara que al final la conservaci¨®n vendr¨ªa de la mano del dinero del turismo. No s¨¦ si lo aprobar¨ªa o no.
Lo cierto es que gracias al turismo bien gestionado un gorila vivo vale m¨¢s que uno muerto. Y un le¨®n, tambi¨¦n. Y que gracias a que algunos pagan (pagamos) 700 d¨®lares por verlos, esos animales salvajes puede que tengan un futuro. Lo que tengo claro es que dej¨¢ndolos a su suerte, no.
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