El pl¨¢stico ha ido poco a poco col¨¢ndose en nuestras vidas sin hacer apenas ruido y sin encontrarse con grandes obst¨¢culos. Desde 1950 se han producido 8.300 millones de toneladas, aunque no ha sido hasta el a?o 2000 cuando se ha disparado su fabricaci¨®n con la producci¨®n de casi la mitad del pl¨¢stico total, cerca de 4.000 millones de toneladas.
A lo largo de este tiempo, el uso desmedido de pl¨¢stico ha pasado desapercibido, hasta que por suerte o por desgracia nos ha estallado en las manos, y hemos empezado a ser conscientes del grave problema que ten¨ªamos por delante: cada a?o llegan al mar 9 millones de toneladas de estos residuos, como si cada minuto se volcase un cami¨®n de basura cargado de pl¨¢stico.
La UE est¨¢ preparando una directiva que acabe con los 10 productos pl¨¢sticos que m¨¢s aparecen en los mares
Si echamos un ojo a nuestra bolsa de envases, nos damos cuenta de la gran proporci¨®n de pl¨¢sticos de usar y tirar que utilizamos en nuestro d¨ªa a d¨ªa. ?Pero a qu¨¦ se debe? ?Ser¨¢ que los consumidores en avalancha hemos reclamado alimentos envasados en pl¨¢stico? ?Qu¨¦ millones de personas nos hemos manifestado a favor de productos de usar y tirar o sobre-envasados? Eso les gustar¨ªa a las empresas que se escudan en las supuestas preferencias de los consumidores, no solo para seguir fabricando pl¨¢stico sino para aumentar su consumo.
Lo tenemos claro, son las marcas las que se han empe?ado en envasar todo en pl¨¢stico sin ofrecer m¨¢s alternativas: desde los multipacks, con los que nos obligan a comprar 6 productos en vez de uno, hasta las magdalenas, presentadas en modo mu?eca matrioska, una bolsita para cada bollo, una bolsa que rodea todo..., y lo ¨²ltimo, la tendencia de embalar la fruta en pl¨¢stico a pesar de que tenga una c¨¢scara natural dura y aislante, un absurdo que denuncian campa?as como #DesnudaLaFruta.
Muchas veces, al buscar responsables para revertir la situaci¨®n del abandono de residuos, se pone el foco y toda la responsabilidad en la ciudadan¨ªa, cuando la ra¨ªz del problema se encuentra en el modelo lineal de producir-usar-tirar, capitaneado por las empresas. Por mucho que le digamos a la gente que no compre alimentos envasados en pl¨¢sticos, si es la ¨²nica opci¨®n que encuentra en las estanter¨ªas de los supermercados, no conseguiremos acabar con el problema. Son las grandes marcas las que perpet¨²an este modelo inviable tanto en un plano ecol¨®gico como econ¨®mico y las que tienen que poner en marcha alternativas como la reducci¨®n del uso de pl¨¢sticos, la venta de productos a granel o los envases reutilizables, entre otras medidas.
Ya hay campa?as que centran su objetivo en este cambio de modelo, la ¨²ltima Operaci¨®n Plastic Off de Amigos de la Tierra. A trav¨¦s de esta iniciativa la organizaci¨®n ecologista busca denunciar a las empresas que m¨¢s contaminan con pl¨¢sticos de usar y tirar. Para esto sus activistas est¨¢n organizando diferentes acciones, desde recogidas de residuos en playas y montes, en las que posteriormente analizan las marcas de los pl¨¢sticos que encuentran, hasta plastic attacks, una iniciativa de Nasti de Plastic que se realiza en las puertas de los supermercados para reclamar medidas que pongan fin al uso de pl¨¢sticos. A su vez como parte de la campa?a tambi¨¦n se ofrecen consejos a la ciudadan¨ªa para reducir el uso de este material, no sin antes recalcar la importancia de movilizarse para conseguir un cambio a gran escala.
El pl¨¢stico se ha asentado en nuestras casas, pero no para quedarse. Desde la propia Uni¨®n Europea ya se est¨¢ preparando una estrategia para evitar los pl¨¢sticos y una directiva que acabe con los 10 productos pl¨¢sticos que m¨¢s aparecen en los mares, ambas basadas en el residuo cero y la econom¨ªa circular. Estas m¨¢ximas pasan por cambios en el origen, desde la fabricaci¨®n de los productos, hasta su gesti¨®n cuya responsabilidad deber¨ªa recaer en las empresas que los ponen en el mercado. Para este fin los sistemas de devoluci¨®n, dep¨®sito y retorno son una herramienta clave, m¨¢s si queremos avanzar hacia un modelo donde la reutilizaci¨®n sea una realidad. Las comunidades aut¨®nomas de Baleares y Navarra ya se han adelantado y cuentan con la legislaci¨®n m¨¢s ambiciosa en este sentido, un ejemplo para el resto de comunidades que ya deber¨ªan seguir sus pasos.
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