Este es el mayor error de la RAE en sus tres siglos de existencia
Dar¨ªo Villanueva, director de la academia, habla sobre la gran metedura de pata de una instituci¨®n que tiene 65 millones de consultas 'online' al mes
La RAE (Real Academia Espa?ola) tiene 304 a?os de vida, en 2011 (con Internet a pleno rendimiento) lleg¨® a vender 60.000 ejemplares solo en Espa?a, acumula 65 millones de visitas online al mes, tiene una cuenta de Twitter que supera el mill¨®n de seguidores y es un recurso infalible para resolver discusiones ling¨¹¨ªsticas en las cenas con los amigos. "Nunca antes el diccionario hab¨ªa ejercido tanta influencia en los hispanohablantes como lo hace actualmente", explicaba el director de la academia Dar¨ªo Villanueva (Lugo, 1950) en Hoy por Hoy, el programa de La Ser presentado por Toni Garrido. El a?o pasado, la RAE tuvo setecientos cincuenta millones de consultas procedentes de todo el mundo. "Hubo visitas desde 190 pa¨ªses de los 220 que hay registrados en Naciones Unidas", apuntaba el acad¨¦mico.
Es cierto que institucionalmente se cerr¨® la puerta a las acad¨¦micas a pesar de que hab¨ªa much¨ªsimas mujeres extraordinariamente capacitadas
Dar¨ªo Villanueva, director de la RAE
Pero no es perfecta, como casi nada. Hoy, en el programa presentado por Toni Garrido, Dar¨ªo Villanueva ha desvelado cual es el mayor error de su larga historia: "El mayor error de la RAE en sus tres siglos de existencia ha sido cerrar la puerta a las mujeres en el siglo XIX. En este siglo, una escritora hispano-cubana, Gertrudis G¨®mez de Avellaneda (Cuba-Madrid, 1814-1873), pidi¨® entrar en la academia y se la rechaz¨® con una disculpa de mal pagador. Se le dijo que no proced¨ªa porque el reglamento no contemplaba la presencia de mujeres en la academia".
Actualmente, la instituci¨®n cuenta con 46 acad¨¦micos, solo ocho de ellos mujeres. Todav¨ªa hay mucho trabajo que realizar en la pol¨ªtica de paridad. "Es cierto que institucionalmente se cerr¨® la puerta a las acad¨¦micas a pesar de que hab¨ªa much¨ªsimas mujeres extraordinariamente capacitadas y dignas de ocupar un sill¨®n acad¨¦mico. Ahora estamos intentando recuperar el tiempo perdido. De las ocho mujeres que est¨¢n con nosotros, seis ingresaron en los ¨²ltimos siete a?os", comenta?Dar¨ªo Villanueva.
Si a Gertrudis G¨®mez de Avellaneda se la rechaz¨® con argumentos inaceptables, el caso de la segunda mujer rechazada es mucho m¨¢s sangrante. La escritora Emilia Pardo Baz¨¢n (La Coru?a-Madrid, 1851-1921) intent¨® ocupar un puesto como acad¨¦mica hasta en tres ocasiones, pero tuvo la misma suerte que Avellanada. "Fue m¨¢s grave porque el acad¨¦mico Juan Valera dijo que no pod¨ªa entrar en la academia Emilia Pardo Baz¨¢n, literalmente, porque su culo no cab¨ªa en el sill¨®n", aseguraba Toni Garrido. Hecho que el director de la mayor instituci¨®n del lenguaje espa?ol ha confirmado: "Las personas a veces en conversaciones privadas decimos cosas muy inconvenientes. Pero desde luego lo que dijo un individuo no representa el pensamiento colectivo de la RAE".
Es curiosa la respuesta que Juan Valera dio a Emilia Pardo Baz¨¢n cuando esta quiso formar parte de la instituci¨®n. Los dos literatos manten¨ªan correspondencia y se hab¨ªan dedicado palabras elogiosas a lo largo de sus respectivas carreras; no en vano ambos cultivaban un tipo de escritura naturalista y compart¨ªan amistades y cen¨¢culos literarios. Pero, cuando lleg¨® el momento de hacer valer esa amistad, el autor de Pepita Jim¨¦nez (por cierto, mucho peor valorada por las generaciones posteriores que Los pazos de Ulloa, de Pardo Baz¨¢n) no quiso o no supo imponerse a acad¨¦micos m¨¢s abiertamente reaccionarios, como el novelista Jos¨¦ Mar¨ªa de Pereda, y contest¨® con esta salida de tono.
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