La salud p¨²blica en Am¨¦rica Latina est¨¢ en ruinas.
En una conmovedora carta, Irene Montero y Pablo Iglesias, agradec¨ªan recientemente a la sociedad espa?ola y a su sistema de salud p¨²blica que sus dos peque?os hijos hab¨ªan pasado la etapa m¨¢s cr¨ªtica del cuidado y la atenci¨®n medica que exigi¨® su nacimiento prematuro. ¡°Todo ha sido posible gracias a un equipo de profesionales de la sanidad p¨²blica adem¨¢s del cari?o y apoyo de nuestra gente ¨C sostuvieron. Muchos prematuros como ellos, en otros lugares del mundo, no tienen la misma suerte. Nuestros hijos tienen hoy dos meses porque nacieron en un pa¨ªs que cuenta con algo mucho m¨¢s importante que cualquier himno o bandera: un sistema sanitario universal. Les contaremos que nada merece m¨¢s lealtad que eso. Su vida y su salud no s¨®lo son el resultado de los avances m¨¦dicos y cient¨ªficos, sino tambi¨¦n de una sociedad que todav¨ªa asegura los mejores cuidados para cualquier persona independientemente de su posici¨®n social. Muy pocos ni?os recibir¨ªan lo que necesitan y merecen si la salud estuviera sometida a las leyes de la oferta y la demanda. Explicaremos a nuestros hijos por qu¨¦ vamos a ser siempre leales a lo que les permiti¨® vivir: lo com¨²n.¡±
La salud p¨²blica en Espa?a, esa conquista colectiva que consigui¨® resistir a los embates de ajuste, privatizaci¨®n y corrupci¨®n de 15 a?os de administraciones del Partido Popular, constituye un patrimonio democr¨¢tico defendido por la sociedad y por movimientos que, como la Marea Blanca, han permitido que millones de espa?oles y espa?olas celebren la vida no s¨®lo como un milagro, sino tambi¨¦n como un derecho que se alcanza y se defiende cada d¨ªa.
Argentina: cambiar para que todo empeore
El 3 de septiembre pasado, el mismo d¨ªa en que Irene Montero y Pablo Iglesias publicaron su carta, el presidente argentino, Mauricio Macri, extingui¨® por decreto el Ministerio de Salud P¨²blica. Tambi¨¦n lo hizo con el Ministerio de Trabajo, el de Ciencias y Tecnolog¨ªa y el de Cultura, entre otros. Nadie, en su sano juicio, consider¨® que la medida estaba destinada a volver m¨¢s eficiente el gasto p¨²blico, como prometi¨® el presidente, sino a reducirlo en ¨¢mbitos especialmente sensibles a criterios de eficiencia y productividad empresarial como pueden ser la salud o la educaci¨®n de los m¨¢s pobres. En Am¨¦rica Latina, con excepci¨®n de Cuba, el sistema p¨²blico de salud atiende a los sectores de menores ingresos, obligando a las clases medias, e inclusive a segmentos de los sectores populares, a pagar por su atenci¨®n sanitaria b¨¢sica, la cual, adem¨¢s de cara, es muchas veces tambi¨¦n precaria, obsoleta e ineficiente.
Como en casi todos los pa¨ªses de la regi¨®n, el sistema de salud argentino est¨¢ segmentado y fragmentado, adem¨¢s de atravesado por una l¨®gica privatizadora que sistem¨¢ticamente fragiliza, estigmatiza y degrada la atenci¨®n p¨²blica. La promesa de extinguir el Ministerio de Salud P¨²blica para mejorar la eficiencia del gasto p¨²blico, se contradice con la decisi¨®n del gobierno Macri de reducir los recursos para el sector en el presupuesto de 2018. En efecto, el presupuesto destinado a salud p¨²blica para el presente a?o se contrajo 1% con relaci¨®n al a?o anterior. Una reducci¨®n que oculta cortes mayores en programas preventivos o de enorme importancia, como el Programa Madre y Ni?o, cuya reducci¨®n, con relaci¨®n al a?o anterior, fue de m¨¢s del 12%. Lo dram¨¢tico es que este recorte presupuestario se estableci¨® sobre una previsi¨®n inflacionaria anual del 15,7% (alt¨ªsima para cualquier pa¨ªs del mundo). Sin embargo, la inflaci¨®n de este a?o superar¨¢ el 40% en Argentina, reduciendo exponencialmente el gasto en salud del gobierno que lleg¨® al poder proponiendo un cambio en las formas de hacer pol¨ªtica y para defender los intereses ciudadanos frente a la amenaza populista.
La reducci¨®n del presupuesto p¨²blico de salud no s¨®lo se vio afectada por los recortes en las partidas asignadas y por la alt¨ªsima tasa de inflaci¨®n, sino por el hecho de que muchos de sus insumos son consignados en d¨®lares. Argentina lidera casi todos los rankings de desvalorizaci¨®n de la moneda nacional durante el 2018. Con relaci¨®n al d¨®lar, la moneda argentina se ha desvalorizado m¨¢s de 100% en los primeros 9 meses del a?o. As¨ª, los recursos previstos para el campo de la salud, se redujeron m¨¢s de 3 veces con relaci¨®n a la previsi¨®n inflacionaria y no menos de 6 a 7 veces con relaci¨®n al precio del d¨®lar. En suma, menos recursos y, ahora, un Ministerio menos.
Una semana m¨¢s tarde del decreto presidencial que pon¨ªa fin al Ministerio de Salud, la crisis estall¨® en diversos hospitales p¨²blicos de referencia nacional. En uno de ellos, el Hospital Posadas, creado por la Fundaci¨®n Eva Per¨®n y proyectado por Dr. Ram¨®n Carrillo, primer ministro de salud de la Rep¨²blica Argentina y uno de los grandes responsables por lo que, en alg¨²n momento, fue la aspiraci¨®n democr¨¢tica de universalizar el derecho a la salud a todos los argentinos. El Hospital Posadas logr¨® transformarse en un centro de referencia regional en atenci¨®n de alta complejidad, particularmente infantil.
Es curioso que Mariano Rajoy, Pablo Casado o Albert Rivera sientan admiraci¨®n por un presidente como Mauricio Macri, que despide, a pocos d¨ªas de cerrar el Ministerio de Salud, m¨¢s de 40 profesionales de un centro referencia en atenci¨®n pedi¨¢trica, desmontando, en otros, su Centro de Cirug¨ªa Cardiovascular Infantil. Si fueran argentinos, no podr¨ªan haber felicitado a Irene Montero y a Pablo Iglesias por la inmensa dicha que poseen hoy al estar junto a sus dos hijos.
El gobierno del presidente Macri, adem¨¢s, ha sometido al pa¨ªs a un intenso y progresivo proceso de endeudamiento externo, comprometiendo rigurosas metas fiscales con el Fondo Monetario Internacional. Lo de siempre: el Estado gasta mucho y, para dinamizar la econom¨ªa, cumpliendo con los compromisos externos, en vez de cobrar impuestos m¨¢s altos a los ricos, o de reducir la evasi¨®n tributaria, controlar la evasi¨®n de divisas y los privilegios que preservan a s¨ª mismas unas ¨¦lites corruptas e indolentes, hay que reducir el gasto p¨²blico. En agosto, el FMI exigi¨® a la Argentina detener la ejecuci¨®n presupuestaria. En el campo de la salud esto supondr¨¢ la subejecuci¨®n de 90% de los recursos presupuestados en 2018 para el programa de acceso gratuito a medicamentos; no gastar 70% de lo presupuestado en el Plan de Lucha contra el Sida y Enfermedad de Transmisi¨®n Sexual e Infecto Contagiosas; as¨ª como, la ejecuci¨®n de una cuarta parte (el 26,17%) de lo previsto en materia de salud reproductiva.
La crisis del sistema de salud argentino no la sufren s¨®lo los m¨¢s pobres, sino las mismas clases medias y buena parte de los sectores empresariales que votaron a Mauricio Macri. El costo de la salud privada no ha parado de crecer, pero el costo de la atenci¨®n tambi¨¦n, haciendo con que el presidente de la asociaci¨®n que re¨²ne a las principales empresas privadas de atenci¨®n m¨¦dica haya afirmado que el ¡°el sector de la salud se encuentra en su peor hora, en una crisis peor que la del 2001¡±. Aquel a?o marcar¨¢ uno de los momentos m¨¢s dram¨¢ticos de la historia contempor¨¢nea argentina, cuando el pa¨ªs se encontraba sumido en una de sus m¨¢s graves crisis sociales y pol¨ªticas.
Colombia y M¨¦xico: sistemas de salud en quiebra
¡°M¨¦xico est¨¢ en bancarrota¡±, sostuvo hace unos d¨ªas Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, futuro presidente del pa¨ªs. La afirmaci¨®n gener¨® gran indignaci¨®n entre los responsables del abismo econ¨®mico y social en el que se encuentra sumergida una naci¨®n en la que la vida de los m¨¢s pobres nunca ha valido demasiado. S¨®lo en el primer semestre de este a?o han muerto asesinadas 16 mil personas, 74% m¨¢s que el 2015. Los pobres mexicanos mueren a borbotones, en una sociedad donde m¨¢s del 20% sufre la falta de acceso a la alimentaci¨®n, y casi la mitad de los ciudadanos y ciudadanas est¨¢n por debajo de la l¨ªnea de la pobreza o sufre condiciones de vulnerabilidad. Los que no comen, sufren enfermedades end¨¦micas. Los que comen, tambi¨¦n. Uno de cada tres ni?os mexicanos es obeso, una enfermedad que alcanza a m¨¢s del 70% de los adultos. As¨ª, la diabetes matar¨¢ m¨¢s de 100 mil personas en M¨¦xico este a?o. ?Por qu¨¦ tanta indignaci¨®n cuando su futuro presidente afirma que el pa¨ªs est¨¢ en bancarrota?
De hecho, el sistema p¨²blico de salud mexicano, fragmentado y progresivamente desfinanciado, tambi¨¦n lo est¨¢. M¨¦xico es el tercer pa¨ªs de la OCDE con menor inversi¨®n en salud, despu¨¦s de Turqu¨ªa y Letonia (5,8% del PIB), aunque lidera el ranking de menor inversi¨®n p¨²blica, con 3% del PIB. Esto quiere decir que casi la mitad del gasto en salud corresponde al sector privado, siendo el 91% del mismo sustentado por las propias familias. No sorprende, por lo tanto, que M¨¦xico tambi¨¦n registre el mayor n¨²mero de muertes materno-infantiles, as¨ª como de muertes por enfermedades cr¨®nicas entre los pa¨ªses de la OCDE.
Gasto p¨²blico en salud en M¨¦xico 2012-2018 (valores constantes)
En mayo de este a?o, el ministro de salud mexicano, Jos¨¦ Narro Robles, sostuvo que ¡°la salud es un derecho, un igualador social, un componente del desarrollo personal, pero tambi¨¦n del colectivo (¡) un elemento de inclusi¨®n y de estabilidad social, una de las inversiones m¨¢s valiosas que una sociedad puede hacer.¡± Vale destacar que para Narro, la referencia a la salud como una ¡°inversi¨®n valiosa¡± no constituye una met¨¢fora humanista, sino una cruel constataci¨®n economicista: las muertes por enfermedades cr¨®nicas ¡°generan p¨¦rdidas en la productividad y afectan al sistema econ¨®mico¡±. ?Alguien se habr¨¢ preguntado alguna vez en Espa?a cu¨¢nto aumenta el PIB del pa¨ªs por cada ni?o o ni?a que salvan al nacer sus excelentes equipos m¨¦dicos en los hospitales p¨²blicos?
Pensar que el derecho a la vida merece ser defendido porque es un buen negocio, es una evidencia de la brutalidad y de la impunidad en la que se ha sumergido buena parte de la clase pol¨ªtica latinoamericana.
En Colombia, el sistema de salud tambi¨¦n est¨¢ ruinas. Seg¨²n el propio Ministerio de Hacienda, el 22% de los hospitales p¨²blicos est¨¢ en situaci¨®n de ¡°riesgo fiscal y financiero¡±. All¨ª se atiende la poblaci¨®n m¨¢s pobre del pa¨ªs. De los 1.800 cl¨ªnicas y hospitales existentes, s¨®lo el 2% posee est¨¢ndares internacionales de calidad en la atenci¨®n y prestaci¨®n del servicio (o sea, 37 instituciones).
Los medicamentos, en Colombia, suelen costar, como en buena parte de Am¨¦rica Latina, mucho m¨¢s caros que en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados del mundo, sin que existan planes p¨²blicos para permitir el acceso gratuito a los mismos. Lo habitual: los pobres mueren antes. La desidia y la indiferencia p¨²blica constituyen la principal causa, no las enfermedades que podr¨ªan ser prevenidas o curadas.
Pensar que el derecho a la vida merece ser defendido porque es un buen negocio, es una evidencia de la brutalidad y de la impunidad en la que se ha sumergido buena parte de la clase pol¨ªtica latinoamericana.
Recientemente, se ha denunciado la reducci¨®n de servicios materno infantiles, como consecuencia de la crisis financiera del sistema. En Antioquia, las camas de obstetricia pasaron de 1.049 en 2012, a 913 este a?o. La reducci¨®n fue progresiva. En el a?o 2016, el sector de cuidados intensivos neonatales, de ese departamento, contaba con 140 camas, en 2018 con 124. El caso de un beb¨¦ que falleci¨® quemado en una incubadora, puso en evidencia que, en la ciudad de Bogot¨¢, mientras deb¨ªa existir una enfermera cada 3 incubadoras, la falta de inversi¨®n obligaba a que hubiera una cada 8 o 10.
M¨¦xico y Colombia tienen sus sistemas p¨²blicos de salud en bancarrota. No se trata s¨®lo de un problema econ¨®mico, sino pol¨ªtico y social, o sea, ¨¦tico. Miles de ciudadanos y ciudadanos que podr¨ªan vivir si el sistema funcionara, simplemente mueren, porque la vida se ha vuelto un privilegio. Y la muerte, el eufemismo de la indiferencia.
Brasil: golpe a la salud
La Constituci¨®n de 1988 consagr¨® que la salud es un derecho de todos los brasile?os y un deber del Estado. De ella deriv¨® la conformaci¨®n de uno de los m¨¢s amplios y ambiciosos sistemas p¨²blicos de salud del mundo, conquista de d¨¦cadas de lucha y resistencia contra los sucesivos gobiernos militares, de una dictadura que se prolong¨® por m¨¢s de dos d¨¦cadas y de un amplio debate p¨²blico que se consolid¨® desde la transici¨®n democr¨¢tica en la d¨¦cada del 80 y a comienzos de los a?os 90. All¨ª surgi¨® el Sistema ?nico de Salud, una gran promesa de igualdad y justicia social que la sociedad brasile?a comenz¨® a vislumbrar como una pol¨ªtica p¨²blica efectiva a partir de los gobiernos de Luiz In¨¢cio Lula da Silva y de Dilma Rousseff.
En los 14 a?os de gobierno del Partido de los Trabajadores, la mortalidad infantil cay¨® 45%, llegando, en las zonas m¨¢s pobres del pa¨ªs, a disminuir 53%. La cobertura m¨¦dica b¨¢sica se ampli¨® exponencialmente, creciendo 64% gracias a la implementaci¨®n de iniciativas que alcanzaron proyecci¨®n internacional, como el Programa Beca Familia (Bolsa Familia), el Programa M¨¢s M¨¦dicos, la Pol¨ªtica Nacional de Salud Integral de la Poblaci¨®n Negra y el Programa de Salud de la Familia, que redujo casi en 60% los casos de desnutrici¨®n infantil y ampli¨® en casi 40% el porcentaje de mujeres embarazadas que tuvieron 7 o m¨¢s consultas m¨¦dicas prenatales. Este avance oculta un impacto regional mucho m¨¢s notable en las ¨¢reas rurales o con mayor incidencia de la pobreza, donde lleg¨® a crecer m¨¢s del 80%. La ampliaci¨®n de la atenci¨®n m¨¦dica alcanz¨® tambi¨¦n a los ni?os y ni?as con menos de un a?o, cuyo abandono sanitario era una de las principales causas de mortalidad infantil, ampli¨¢ndose 58% en el Norte del pa¨ªs y 68% en el Nordeste. Adem¨¢s, la atenci¨®n pedi¨¢trica, en ni?os y ni?as con edades entre 1 y 4 a?os, creci¨® de forma acelerada, permitiendo que millones de peque?os y peque?as pudieran tener su primera visita m¨¦dica, en lo que es una de las 10 naciones econ¨®micamente m¨¢s poderosas del planeta. La atenci¨®n b¨¢sica de salud para la infancia aument¨® 182% en el Norte y 127% en el Centro-Oeste del pa¨ªs.
La vida se ha vuelto un privilegio. Y la muerte, el eufemismo de la indiferencia.
Uno de los mayores impactos en la vida cotidiana de los brasile?os m¨¢s pobres, lo tuvo el Programa M¨¢s M¨¦dicos, que permiti¨® contratar casi 20 mil nuevos m¨¦dicos, muchos de ellos extranjeros, los que se distribuyeron a lo largo de todo el territorio nacional. El programa fue fustigado por las corporaciones m¨¦dicas que criticaron duramente al gobierno de Dilma Rousseff, iniciando acciones legales para declararlo inconstitucional. El presidente del Consejo Nacional de Medicina, Mario Luiz de Britto Ribeiro, a comienzos de este a?o, lamentaba que la Suprema Corte de Justicia hubiera considerado que M¨¢s M¨¦dicos es una iniciativa legal, ya que, para esa entidad, ¡°no era m¨¢s que un programa electoralista¡±. Quiz¨¢s sea esta una de las expresiones m¨¢s elocuentes del grado de barbarie, de clasismo colonial y de racismo que vive un pa¨ªs como Brasil, cuando nada menos que el ¨®rgano que, por atribuciones constitucionales, debe fiscalizar y normativizar la pr¨¢ctica m¨¦dica, cuestiona la legalidad de un programa que permite, en muchos casos por primera vez, el acceso a la atenci¨®n primaria de salud a m¨¢s de 65 millones de personas. Para el Consejo Nacional de Medicina brasile?o, no es nada m¨¢s que ¡°una gran acci¨®n de marketing, al servicio de intereses pol¨ªticos¡±. El Dr. Britto Ribeiro, haciendo gala de una sensibilidad social propia de un skinhead, considera que, aunque el Programa M¨¢s M¨¦dicos haya conseguido atender un contingente de brasile?os y brasile?as muy pobres, que sumados superan al total de habitantes que poseen pa¨ªses como Argentina, Uruguay y Chile, est¨¢ lejos de ¡°defender los intereses de la ciudadan¨ªa¡±, trat¨¢ndose de una farsa.
Los gobiernos de Lula y Dilma duplicaron en una d¨¦cada la inversi¨®n en salud, que pas¨® de 49 mil millones de reales (€ 10.250 millones) a m¨¢s de 100 mil millones (€ 21.000 millones).
El golpe institucional que destituy¨® a Dilma Rousseff desmont¨® de forma calculada y sistem¨¢tica todas estas conquistas. El desfinanciamiento p¨²blico redujo de forma casi inmediata el impacto de algunos de los programas m¨¢s efectivos. Al asumir, el gobierno de Michel Temer aprob¨® la Propuesta de Enmienda Constitucional 95, que congela el gasto p¨²blico por 20 a?os, con consecuencias desastrosas para la inversi¨®n en salud y educaci¨®n. Se calcula que, en 20 a?os, dejar¨¢n de ser invertidos en salud m¨¢s de 433 mil millones de reales (€ 90.581 millones). O sea, en 20 a?os, se perder¨¢ casi 5 veces lo que invert¨ªa Brasil en salud cuando se produjo el golpe.
Pero los efectos del ajuste no tardaron mucho tiempo en hacerse notar, comenzaron a sentirse en los primeros meses de un gobierno usurpador que institu¨ªa un estado de excepci¨®n autoritario y violento. Todos los programas sociales, pero especialmente los de destinados a la atenci¨®n b¨¢sica de salud, sufrieron fuertes recortes presupuestarios. Una estimaci¨®n reciente, indica que, en 2019, el presupuesto en salud sufrir¨¢ un recorte de 9.500 millones de reales (€ 1.970 millones). Las consecuencias del ajuste sobre la poblaci¨®n m¨¢s pobres han sido el aumento de la desnutrici¨®n, as¨ª como de la mortalidad infantil y materna. Las tasas de mortalidad infantil y materna ven¨ªan cayendo progresivamente desde los a?os 90. El ¨²ltimo a?o del gobierno Dilma Rousseff, antes del inicio de su destituci¨®n, en 2015, la tasa de mortalidad infantil alcanz¨® el nivel m¨¢s bajo en la historia del pa¨ªs. Desde el golpe, no par¨® de crecer. Tambi¨¦n crecieron el hambre y la pobreza, particularmente, la pobreza extrema. Los cortes presupuestarios y el desmonte del sistema universal de acceso a la salud, cuyos precarios cimientos reci¨¦n comenzaban a consolidarse en la ¨²ltima d¨¦cada, agudizaron la falta de m¨¦dicos y de profesionales de la salud en todas las especialidades, el desabastecimiento de insumos b¨¢sicos en los hospitales p¨²blicos, la falta de camas y la desactivaci¨®n de unidades, especialmente, las de cuidados intensivos, la reducci¨®n del aporte de leche para los programas de cuidado materno-infantil, entre tantas otras acciones que quiz¨¢s desconozcan los representantes de la derecha espa?ola que celebraron el golpe en Brasil como una expresi¨®n de solidez y madurez de las instituciones democr¨¢ticas en el pa¨ªs.
Una situaci¨®n dram¨¢tica que contrasta con los buenos augurios del ex ministro de salud del gobierno Temer, Ricardo Barros, para quien, la Propuesta de Enmienda Constitucional 95 ¡°no traer¨ªa problemas a la salud y la educaci¨®n¡±. Barros, un especialista en decir tonter¨ªas, lleg¨® a sostener que los hombres se atienden menos en el sistema de salud p¨²blico que las mujeres, ¡°porque trabajan m¨¢s¡±. O que la gente iba al hospital p¨²blico ¡°inventando enfermedades¡±. La cuesti¨®n gener¨® pol¨¦mica y el ex ministro aclar¨® que lo que pretend¨ªa decir es que ¡°la mayor¨ªa de las personas va a los puestos de salud con efectos psicosom¨¢ticos¡±. Ricardo Barros es, adem¨¢s de verborr¨¢gico, ingeniero civil y empresario. Pertenece a un linaje de pol¨ªticos conservadores y golpistas. Su ¨²nico conocimiento sobre el campo de la salud, antes de ser ministro, era haber ido ocasionalmente al m¨¦dico.
El sistema p¨²blico de salud en Brasil est¨¢ en ruinas. Y esta no es s¨®lo una met¨¢fora.
?Qu¨¦ hacer?
Solucionar de forma inmediata la crisis de la salud p¨²blica en Am¨¦rica Latina constituye un imperativo pol¨ªtico y ¨¦tico democr¨¢tico. Constituimos la regi¨®n m¨¢s violenta del mundo, con el mayor n¨²mero de asesinatos por arma de fuego del planeta; corremos el riesgo de volver a ser la regi¨®n m¨¢s desigual, s¨®lo superada por el ?frica Subsahariana; la pobreza y, particularmente, la pobreza extrema vuelve a crecer exponencialmente; y somos una regi¨®n donde la violaci¨®n del m¨¢s b¨¢sico derecho a una atenci¨®n m¨¦dica primaria, les cuesta la vida a millones de personas cada a?o. Una regi¨®n donde la ¨²nica posibilidad de tener acceso a servicios de salud m¨ªnimamente estables, aunque no siempre de calidad, supone pagar por ellos.
Am¨¦rica Latina cuenta con centenares de especialistas en el campo de la salud p¨²blica que podr¨ªan aportar ideas, soluciones y alternativas a la crisis que vive el sector.
Entre tanto, cualquier decisi¨®n t¨¦cnica no puede sustraerse del problema central que explica por qu¨¦, casi siempre, el derecho a la salud no ha sido m¨¢s que una vana promesa para las sociedades latinoamericanas. Darcy Ribeiro, uno de los m¨¢s grandes intelectuales brasile?os del siglo XX, sosten¨ªa que ¡°la crisis de la educaci¨®n no es una crisis, es un proyecto¡±. Lo mismo podemos decir de la crisis de la salud p¨²blica: su descalabro no es una anomal¨ªa, es parte de un proyecto de dominaci¨®n y subalternizaci¨®n de los sectores populares y de las clases medias, un proyecto de reducci¨®n de derechos y de precarizaci¨®n del acceso a los bienes y servicios que garantizan el ejercicio de la ciudadan¨ªa, de una vida justa y digna.
El caos y la decadencia del sistema p¨²blico de salud no es producto, por lo tanto, de ninguna fatalidad, sino una decisi¨®n pol¨ªtica de las ¨¦lites que han gobernado hist¨®ricamente nuestros pa¨ªses, secuestrando derechos ciudadanos y fragilizando las condiciones de vida de los m¨¢s pobres. Un sistema de salud incapaz de proteger la vida de los m¨¢s d¨¦biles, especialmente de los ni?os y de las ni?as que acaban de nacer y de sus madres, es uno de los m¨¢s eficaces mecanismos de reproducci¨®n de la injusticia social y de precarizaci¨®n de las clases populares, cristalizando el miedo y la inseguridad que los acompa?ar¨¢ a lo largo de toda su vida. La crisis de la salud p¨²blica siempre ha sido una decisi¨®n pol¨ªtica. Y la decisi¨®n de que el sistema p¨²blico de atenci¨®n sanitaria funcione tambi¨¦n ser¨¢, siempre e indefectiblemente, pol¨ªtica.
Los gobiernos hacen opciones. Y, para mejorar las condiciones de vida de los m¨¢s pobres, deber¨ªan cambiar las opciones realizadas hasta ahora. Hacerlo, es posible.
Por ejemplo, Argentina posee algo m¨¢s que 215.000 m¨¦dicos matriculados (3,9 cada 1.000 habitantes). M¨¦xico posee m¨¢s de 343.000 m¨¦dicos (2,9 cada 1.000 habitantes). Colombia, m¨¢s de 92.000 (1,8 cada 1.000 habitantes). Brasil, m¨¢s de 450.000 (2,2 cada 1.000 habitantes). Argentina es uno de los pa¨ªses de la regi¨®n con mayor n¨²mero de m¨¦dicos por habitantes, aunque se encuentra muy distante de la tasa de Cuba, que posee 7,5 m¨¦dicos cada 1.000 habitantes, una de las tasas m¨¢s altas del mundo.
En los cuatro pa¨ªses mencionados, la distribuci¨®n de los profesionales de salud en muy desigual entre las ¨¢reas urbanas y rurales, as¨ª como entre las grandes y las peque?as ciudades. Una distribuci¨®n del personal m¨¦dico que se corresponde casi sin ambig¨¹edades con las tasas de pobreza y los altos niveles de desigualdad social existentes: cuanto m¨¢s pobre la regi¨®n o la ciudad, menor el n¨²mero de m¨¦dicos. Mientras que Buenos Aires, la Ciudad de M¨¦xico, Bogot¨¢ y San Pablo tienen tasas de m¨¦dico por habitante muy semejantes a algunos de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados del mundo, las ¨¢reas rurales o las ciudades m¨¢s pobres de Argentina, M¨¦xico, Colombia y Brasil poseen tasas de personal sanitario semejantes a la de algunos pa¨ªses africanos.
Para que haya un mejor sistema de salud p¨²blica, evidentemente, no alcanza con que haya m¨¢s m¨¦dicos, sino que su distribuci¨®n sea m¨¢s equilibrada y justa. Entre tanto, y m¨¢s all¨¢ de esto, si Argentina, M¨¦xico, Colombia y Brasil tuvieran m¨¢s m¨¦dicos, podr¨ªa mejorar significativamente la atenci¨®n sanitaria b¨¢sica. Adem¨¢s de formarlos, habr¨ªa que contratarlos. ?C¨®mo hacerlo frente a la crisis fiscal que enfrentan estas naciones?
La soluci¨®n, una vez m¨¢s, est¨¢ en la pol¨ªtica.
Si Argentina, por ejemplo, redujera a la mitad la evasi¨®n fiscal de las empresas, podr¨ªa contratar m¨¢s de 120.000 nuevos m¨¦dicos. Y, si la redujera totalmente, doblar¨ªa el n¨²mero de m¨¦dicos existentes, contratando m¨¢s de 240.000 (hoy, posee 215.000). Adem¨¢s, si el gobierno argentino eliminara los beneficios o privilegios fiscales de las empresas, podr¨ªa contratar casi 160.000 nuevos m¨¦dicos m¨¢s, superando ampliamente a Cuba en el n¨²mero de m¨¦dicos por cada 1.000 habitantes.
Del mismo modo, si Colombia eliminara la evasi¨®n fiscal de las empresas, podr¨ªa contratar m¨¢s de 415.000 nuevos m¨¦dicos, cuatro veces m¨¢s de los que posee actualmente, siendo uno de los pa¨ªses de la OCDE con menor n¨²mero de m¨¦dicos por habitante. Adem¨¢s, si eliminara las ventajas fiscales que benefician a las empresas, dejando de recibir tributos que podr¨ªan beneficiar a todos los ciudadanos y ciudadanas colombianos, podr¨ªan contratar 1.532.839 nuevos m¨¦dicos, transformando al pa¨ªs en la naci¨®n del mundo con mayor n¨²mero de profesionales en el campo de la salud. Recordemos que hoy, Colombia, posee menos de 100.000 m¨¦dicos, 15 veces menos que los que podr¨ªa tener si se eliminaran privilegios fiscales al sector privado.
M¨¦xico, podr¨ªa contratar m¨¢s de 350.000 nuevos m¨¦dicos si controlara la evasi¨®n fiscal de las empresas. O sea, duplicar¨ªa su plantel sanitario. Si, adem¨¢s, eliminara los beneficios fiscales que empobrecen al erario p¨²blico, podr¨ªa contratar 228.000 m¨¦dicos m¨¢s, los que podr¨ªan garantizar acceso universal a la salud al conjunto de la poblaci¨®n rural e ind¨ªgena.
Finalmente, si Brasil redujera a la mitad la evasi¨®n fiscal, podr¨ªa contratar m¨¢s de 200.000 nuevos m¨¦dicos. Y, si redujera a la mitad los beneficios fiscales de las empresas, 180.000 m¨¦dicos m¨¢s. O sea, s¨®lo reduciendo a la mitad la evasi¨®n y los privilegios fiscales casi duplicar¨ªa el n¨²mero de m¨¦dicos contratados por el sistema p¨²blico de salud. Si los eliminara, podr¨ªa contratar m¨¢s de 720.000 nuevos m¨¦dicos.
Los datos, obtenidos gracias a las excelentes simulaciones y c¨¢lculos disponibles en la plataforma Dataigualdad, elaborada por Oxfam, Latinidadd y el Icefi, ponen en evidencia que la decisi¨®n de resolver el problema de la salud, como tantos otros, no es simple, pero es posible, si nuestros gobiernos tomaran la decisi¨®n de hacerlo.
Quiz¨¢s haya buenos motivos para sospechar que decisiones como ¨¦stas no las tomaran gobiernos conservadores y neoliberales como los que administran hoy Argentina, Colombia, M¨¦xico o Brasil. Aunque s¨ª hay algunas buenas razones para pensar que nuestras sociedades, entre golpes y tropiezos, han comenzado a aprender la lecci¨®n que Pablo Iglesias e Irene Montero han prometido ense?arles a sus hijos: s¨®lo se conquistan los derechos ciudadanos, cuando somos capaces de luchar juntos por aquello que nos pertenece, aquello que es com¨²n y nunca deber¨ªa mercantilizarse. La sociedad mexicana ha dado un gran paso al elegir a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Brasil lo dar¨¢ al elegir a Fernando Haddad y Manuela d¡¯Avila. Argentina, lo dar¨¢ el a?o que viene, al reconstruir las bases sociales y pol¨ªticas de un gobierno popular. Y los colombianos, que han avanzado much¨ªsimo al llevar casi a la presidencia de la rep¨²blica a Gustavo Petro, lo dar¨¢n dentro de unos pocos a?os. Como siempre, el destino de nuestras naciones seguir¨¢ estando iluminado por las esperanzas y las luchas de los que sue?an con construir sociedades en las todos seamos tratados y vivamos como iguales.
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