El demonio Bannon, en Europa
Despu¨¦s de la autocr¨ªtica, los dem¨®cratas europe¨ªstas tienen que reconstruir con coraje las pol¨ªticas de igualdad y cohesi¨®n social. O Europa se les va de las manos
HAY UNA FRASE que, por t¨®pica que sea, me inquieta mucho en boca de personalidades que tienen o han tenido una responsabilidad p¨²blica. Se trata de la muy intranquilizadora declaraci¨®n: ¡°Yo duermo con la conciencia muy tranquila¡±. Desconf¨ªo de inmediato de semejante jactancia neuronal, de ese ego de ronquido intachable. Me imagino a la pobre conciencia insomne, pero simulando un sue?o feliz, mientras cuenta ovejas y remordimientos. ?Qui¨¦n puede dormir con la conciencia tranquila? La conciencia no se ocupa solo de los actos propios. Si el personaje es digno de figurar entre los justos, lo normal es que su conciencia duerma mucho m¨¢s intranquila que la de un cabr¨®n profesional, que seguramente envi¨® la conciencia de vacaciones y duerme de un tir¨®n.
Hay que estar alerta ante las conciencias que duermen tranquilas porque necesitamos conciencias intranquilas. Si una conciencia est¨¢ desasosegada, es posible la autocr¨ªtica. El mandatario que se jacta de dormir con la conciencia a prueba de pesadilla es un peligro p¨²blico hoy en Europa. Porque estamos viviendo una pesadilla y, ante la alta probabilidad de un drama, no es tiempo en Europa para dormir tranquilo.
Casi nadie habla de ellas, de la pesadilla en marcha y del drama en ciernes. Y de este silencio suicida son bastante responsables las conciencias inexplicablemente tranquilas de las ¨¦lites con poder decisorio, con el n¨²cleo duro de la troika, instaladas en el dogma infalible de la austeridad. Porque una forma de afrontar la conjura contra Europa, de reactivar el ideal europeo, esa psicogeograf¨ªa de libertad, bienestar y tierra de asilo, es la autocr¨ªtica de esas poderosas conciencias tan confortablemente dormidas en la inopia.
En una de sus ¨²ltimas entrevistas, Jacques Lacan, ese mago de la mente y el lenguaje, que no dorm¨ªa tranquilo, hizo una inusual reivindicaci¨®n cultural de Europa: un espacio donde es posible la autocr¨ªtica.
El dogma de la austeridad y la p¨¦sima gesti¨®n de la inmigraci¨®n y la asistencia a refugiados ha desalmado a Europa. Del dogma ha resultado un fiasco: Europa es espaciosa en precarizaci¨®n, corro¨ªda por la desigualdad y el resentimiento de las clases medias y trabajadoras, que han asistido a la paradoja del recorte de migas a los gorriones y la esplendidez en el rescate de las gallin¨¢ceas bancarias. Hubo un tiempo en que se habl¨® de un capitalismo compasivo con los pobres. Hemos dado un paso adelante: los pobres tienen que ser muy compasivos con los ricos. Ya bastante desgracia tienen con su riqueza.
Quienes criticaron ese dogma, que los ¡°expertos¡± de las conciencias tranquilas quisieron equiparar al de la infalibilidad papal, fueron tachados, c¨®mo no, de ¡°populismo¡±. Y el invocar al santo Keynes era una muestra de radicalismo izquierdista. ?Ah, el populismo! Esa concha que se puede rellenar con el molusco que sea. Nada es m¨¢s asombroso que la verdad. Es el t¨ªtulo de un libro, del periodista checo Egon Erwin Kisch, y es una gran verdad. Despu¨¦s de la autocr¨ªtica, los dem¨®cratas europe¨ªstas tienen que reconstruir con coraje las pol¨ªticas de igualdad y cohesi¨®n social. O Europa se les va de las manos.
Casi nadie habla, no s¨¦ si por inconsciencia o por temor al apocalipsis. Pero en mayo de 2019 habr¨¢ elecciones en la Uni¨®n Europea y es una hip¨®tesis a considerar que entonces desaparezca de nuestras narices la l¨ªnea del horizonte. El papel del periodismo insomne es tambi¨¦n lanzar alarmas. La ultraderecha posfascista, que agrupa desde paleoconservadores hasta nacionalistas xen¨®fobos, s¨ª est¨¢ en campa?a. Desde hace tiempo. Si se mantiene el desencanto, si hay grandes abstenciones, si la manipulaci¨®n ciberelectoral vuelve a funcionar como con la campa?a de Trump, las instituciones europeas pueden caer, parad¨®jicamente, en las manos de los que quieren ¡°echar por tierra a la Uni¨®n Europea¡±. Esa es la consigna que repite Steve Bannon, el que fue cerebro de Trump, y que act¨²a con su motor de importaci¨®n y explosi¨®n, el llamado The Movement, para coordinar la oleada reaccionaria. Y continuar la labor de Reagan y Thatcher, obsesionados por extinguir ese h¨¢bitat de esperanza para el mundo que era la Europa resistente a la neoapisonadora.
?Qui¨¦n financia todo esto? Hay una conjura para destruir la Uni¨®n Europea, en la que no faltan los necios locales. Bannon, que es astuto y tambi¨¦n bocazas, no deja dudas al respecto. El juego va en serio. Como publicista, busca citas provocadoras: ¡°Prefiero gobernar en el infierno que servir en el cielo¡±. Es lo que dice Lucifer, seg¨²n John Milton. As¨ª que de Bannon puedo encargarme yo mismo, con una gesti¨®n en el santuario gallego de Nuestra Se?ora de O Corpi?o, donde hay personal competente en exorcismos y embrujamientos. Pero para recuperar el ideal europeo tienen que moverse, y cuanto antes, todas las conciencias intranquilas.
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