¡°El papel del hombre en el parto no est¨¢ definido y est¨¢ muy limitado por el entorno hospitalario¡±
Este debe respetar y apoyar cualquier decisi¨®n que tome la mujer sobre, por ejemplo, si quiere o no anestesia epidural
Cuando supo que iba a ser padre, adem¨¢s de asistir a dos cursos de preparaci¨®n al parto junto a su mujer, el periodista catal¨¢n Gerard de Josep se apunt¨® a otro de transici¨®n a la paternidad dentro del proyecto Canviem-ho del Ayuntamiento de Barcelona, con el que se busca implicar a los hombres en la lucha por la igualdad. ¡°Eran unas clases un poco especiales, con din¨¢micas curiosas, pensadas sobre todo para ayudarnos emocional y psicol¨®gicamente a afrontar la transici¨®n a la paternidad¡±, explica.
En una de aquellas clases, impartidas por un psic¨®logo y una matrona, los asistentes hablaron del parto e hicieron un ejercicio de relajaci¨®n en el que, con los ojos cerrados, ten¨ªan que visualizar detalles de c¨®mo ser¨ªa el parto de sus parejas: desde d¨®nde estar¨ªan cuando se iniciara el proceso y c¨®mo ir¨ªan hacia el hospital; hasta c¨®mo ser¨ªa la sala de partos, qu¨¦ har¨ªan all¨ª ellos y cu¨¢l ser¨ªa su funci¨®n; pasando por c¨®mo gestionar¨ªan las visitas posteriores al parto. ¡°Visualizar todo eso momento y luego ponerlo en com¨²n sirvi¨® para situarnos, para ver qu¨¦ esper¨¢bamos y tambi¨¦n para prepararnos para otras situaciones hipot¨¦ticas en las que no est¨¢bamos pensando. Del mismo modo, la comadrona nos resolv¨ªa todas las dudas que tuvi¨¦ramos sobre el proceso fisiol¨®gico: qu¨¦ es el tap¨®n mucoso, qu¨¦ deb¨ªamos tener en cuenta para considerar que el parto hab¨ªa empezado¡¡±, enumera De Josep.
Reconoce el periodista que le ayud¨® ¡°mucho¡± tener ese espacio compartido con otros hombres que estaban pasando el mismo proceso que ¨¦l y con dos profesionales sanitarios a su disposici¨®n. ¡°Solo la existencia de ese lugar ya me ayudaba, porque el parto realmente me obsesionaba y puede que no sea algo tan f¨¢cil de compartir con tus amigos. Poder exteriorizar miedos e inquietudes y resolver dudas me fue de mucha ayuda para afrontar mejor ese momento¡±, reflexiona De Josep, que considera ¡°imprescindible¡± generalizar la formaci¨®n sobre embarazo, parto y lactancia entre los hombres que vayan a ser padres: ¡°Para m¨ª es evidente que ese es un momento de especial vulnerabilidad, y las experiencias de violencia obst¨¦trica, as¨ª como de postpartos y lactancias especialmente dif¨ªciles podr¨ªan disminuir si los padres estuvieran mejor informados, funcionando como un equipo con su pareja¡±.
Su opini¨®n la comparte M¨¢ximo Pe?a, psic¨®logo especialista en intervenci¨®n psicoterap¨¦utica y miembro de la Asociaci¨®n Espa?ola de Psicolog¨ªa Perinatal, que se?ala la dificultad que conlleva el acompa?ar en el dolor a otra persona, sobre todo cuando esa persona es un ser querido en una situaci¨®n l¨ªmite como la que genera el parto. En ese sentido, se?ala el psic¨®logo, en la mayor¨ªa de los estudios sobre la materia ¡°los hombres declaran que las clases tradicionales de preparaci¨®n al parto no fueron de utilidad en su labor de acompa?antes¡±, por lo que considera ¡°imprescindible dotar a los hombres que as¨ª lo deseen de herramientas que les permitan estar presentes en uno de los momentos m¨¢s significativos de la vida, siendo ¨²tiles y poni¨¦ndose del lado de los factores que facilitan el parto¡±.
Desde 1994 lleva la matrona de atenci¨®n primaria Esperanza Agraz impartiendo clases de preparaci¨®n al parto solo para hombres. Primero en Toledo, y desde 1996 en el municipio madrile?o de Coslada. Fueron los propios comentarios de las mujeres al relatar su experiencia de parto, dice, los que la impulsaron a ofrecer sesiones ¡°solo para hombres¡± dentro del curso gen¨¦rico de preparaci¨®n para el parto. ¡°Los hombres sienten una gran impotencia ante un proceso largo y costoso en el que no hacer nada es hacer mucho, en el que acompa?ar es estar medio paso atr¨¢s, un segundo plano poco tradicional para los hombres. En estas sesiones se intenta que vean la diferencia entre acompa?ar, dirigir o interrumpir el camino que la mujer elige para llevar mejor el trabajo de parto: que decirle a la mujer c¨®mo tiene que respirar, no es acompa?ar, es dirigir; que poner una cara rara por determinadas posturas que ella decide adoptar, entorpece el trabajo de parto¡±, explica.
?Debe estar el padre en el parto?
En una entrevista de 2016, el reconocido obstetra franc¨¦s Michel Odent afirmaba estar convencido de que en la actualidad, ¡°la participaci¨®n habitual del padre del beb¨¦ como un nuevo paso en la historia de la socializaci¨®n del nacimiento, es una de las razones principales para que los partos se hayan tornado m¨¢s dif¨ªciles, especialmente en casa, ya que es muy probable que los padres, en vez de fomentar la liberaci¨®n de oxitocina en la madre, les contagien la liberaci¨®n de adrenalina¡±.
No est¨¢ de acuerdo con esta afirmaci¨®n M¨¢ximo Pe?a que, aunque reconoce que el argumento del obstetra puede ser cierto en determinados casos, tal y como se?alan algunas investigaciones, considera que ello ¡°no es motivo suficiente para pretender dejar fuera a todos los padres de una experiencia vital de tanto calado como es el nacimiento de los hijos y las hijas¡±. Adem¨¢s, se?ala el psic¨®logo, atribuir a los padres responsabilidad porque los partos se hayan tornado m¨¢s dif¨ªciles ¡°es alejar el foco de la verdadera causa: la excesiva medicalizaci¨®n del nacimiento y la utilizaci¨®n de protocolos m¨¦dicos alejados de la evidencia cient¨ªfica y desaconsejados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud¡±.
¡°Que los hombres acompa?en a sus compa?eras mujeres en el parto ha sido una demanda de las propias mujeres, no una iniciativa de los sanitarios, y dudar de que la mujer sabe que es lo mejor para ella, en ese momento tan ¨ªntimo e intenso como es el parto, me parece una falta de respeto¡±, a?ade por su parte Esperanza Agraz, que no obstante matiza que otra cosa ser¨ªa que el hombre no est¨¦ en el parto para acompa?ar, ¡°sino para tener un protagonismo que no le corresponde¡±, de ah¨ª la importancia de que el hombre conozca el proceso de parto y ¡°se cuestione sobre cu¨¢l es su principal motivaci¨®n para estar en el parto y cu¨¢l es su papel¡±.
Qu¨¦ debe hacer y qu¨¦ no debe hacer el padre en el parto
¡°El papel del hombre en el parto no est¨¢ para nada definido y est¨¢ muy limitado por el entorno hospitalario¡±, reconoce M¨¢ximo Pe?a. Pese a esa indefinici¨®n, se?ala el psic¨®logo, el hombre debe hacer lo posible porque el ambiente que rodee a la mujer, antes, durante y despu¨¦s del parto, sea ¡°lo m¨¢s calmado posible¡±: ¡°Su papel es estar atento para responder a las necesidades y solicitudes de la mujer. Es importante que sepa mantener la calma y le transmita con su actitud seguridad y confianza. El hombre debe respetar y apoyar cualquier decisi¨®n que tome la mujer sobre, por ejemplo, si quiere o no anestesia epidural. A veces, la mujer lo ¨²nico que necesita es saber que no est¨¢ sola en su viaje, y el hombre solo puede darle la mano y secarle el sudor de la frente¡±.
Para Esperanza Agraz, por su parte, el parto es un proceso ¡°que se da en esferas cerebrales que no son las de la intelectualidad¡±, de forma que la palabra o el discurso ¡°tienen que dejar paso al contacto visual, a la caricia, al movimiento, a los gestos, incluso al gemido, gru?ido o grito. O todo lo contrario: al rechazo o al recelo, porque el pudor no se queda fuera¡±. En ese sentido, se?ala la matrona que es ¡°imprescindible¡± para que el hombre sea realmente una ayuda para la parturienta que ¨¦ste sepa comprender que estas reacciones no son nada personal contra ¨¦l.
?Y qu¨¦ no debe hacer bajo ning¨²n concepto un padre durante el proceso de parto? ¡°La mujer sabe lo que tiene que hacer en el parto y lo que necesita es que se conf¨ªe en ella, en la criatura y en los profesionales con los que ha decidido ser atendida. Lo que la mujer necesita cuando est¨¢ de parto es que no se le haga dudar, que no se la confunda, que no se la juzgue, que no se la inquiete con impaciencias, que no se la compadezca¡±, argumenta Agraz. Por su parte M¨¢ximo Pe?a indica que no es necesario preguntar a la mujer cada cinco minutos c¨®mo se encuentra o c¨®mo va: ¡°Mientras m¨¢s silencioso sea el acompa?amiento, mejor. Est¨¢ prohibido controlarlas, criticarlas, culparlas. Est¨¢ prohibida la impaciencia. Est¨¢ prohibido dudar de la capacidad que tiene la mujer para parir. Y est¨¢ prohibido olvidar que la ¨²nica protagonista del parto es ella¡±.
?Y si el padre no quiere estar en el parto?
En la entrevista antes citada, Michel Odent afirmaba que en 1953, cuando ¨¦l era ¨²nicamente un estudiante de medicina dando sus primeros pasos en una maternidad de Par¨ªs, resultaba imposible imaginar que el padre del beb¨¦ pudiera estar presente en el parto. Hoy es algo que no se discute, lo que tambi¨¦n puede suponer una presi¨®n para el padre. ¡°De no permitir la entrada del padre al parto hemos pasado a que todo padre tiene que pasar al parto y, si no, se le juzga de mal padre. Actualmente es mucha la presi¨®n social y tampoco se le pregunta al padre si quiere o no estar all¨ª¡±, reflexiona Esperanza Agraz.
Esa pregunta, precisamente, es la primera que les hace ella a los futuros padres en las sesiones de preparaci¨®n al parto: hasta d¨®nde ha pensado cada uno en ello, cu¨¢l es verdaderamente su deseo, independientemente de los deseos de su mujer. ¡°Les sorprende que ¡®se les d¨¦ permiso¡¯ para expresarlo abierta y sinceramente en un grupo de iguales. Llegan a estas sesiones con la idea de que vamos a decirles lo que tienen que hacer para ¡°ayudarlas a ellas, para tranquilizarlas y calmarlas¡±, pero yo les recuerdo que ¡°uno no puede dar lo que no tiene¡±, que para tranquilizarlas a ellas primero ellos tienen que conseguir su propia tranquilidad, que aqu¨ª no vamos a hablar tanto de ellas como de ellos, de lo que les pasa a ellos ante la expectativa de estar con ellas all¨ª¡±, argumenta.
¡°El hombre que no quiera acompa?ar a su mujer en el parto tiene el derecho a expresar su voluntad sin ser censurado o enjuiciado. Si no se cree capaz de ser ¨²til a la mujer es preferible que facilite el que ella tenga una compa?¨ªa m¨¢s adecuada¡±, sentencia por su parte M¨¢ximo Pe?a, que sin embargo recuerda que es una decisi¨®n que hay que pensarse muy bien ¡°porque no solo nacer¨¢ un hijo o una hija, no solo nacer¨¢ una madre, sino que el parto es una oportunidad ¨²nica e irrepetible para que nazca tambi¨¦n el padre¡±.
En todo caso, por ¨²ltimo, Agraz recuerda que el parto se produce en el cuerpo de la mujer por lo que la decisi¨®n de que el padre est¨¦ presente o no ¡°es una elecci¨®n de ella y no un derecho de ¨¦l¡±. Una idea, concluye, que a¨²n no est¨¢ muy extendida ¡°ni entre los hombres, ni entre los sanitarios, ni entre las propias mujeres, que muchas veces anteponen las necesidades de los dem¨¢s a las propias, y eso s¨ª que dificulta el parto¡±.
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