A?oranza de liderazgo

Cuando Quim Torra accedi¨® a su puesto dijo que ¨¦l no era el l¨ªder verdadero, sino un subrogado del aut¨¦ntico president, Carles Puigdemont, quien a su vez est¨¢ impedido para ejercer su funci¨®n si no es por poderes. Junqueras, por su parte, poco puede hacer estando en prisi¨®n. Y la CUP carece de liderazgo, se orienta por impulsos repentinos, imprevisibles y err¨¢ticos, sin m¨¢s criterio para la acci¨®n que el cuanto peor, mejor.

Por el otro lado la cosa no est¨¢ mucho mejor. S¨¢nchez carece de la mayor¨ªa suficiente para hacer algo m¨¢s que propuestas tan bienintencionadas como ambiguas, y la derecha practica el curioso rol de bombero pir¨®mano. Cuanto mas se excita la situaci¨®n catalana, m¨¢s le?a a?aden al fuego reclamando una y otra vez el 155. ?Se les ha ocurrido pensar, por ejemplo, cu¨¢l hubiera sido la reacci¨®n internacional si las ¨²ltimas intervenciones de los mossos hubieran seguido ¨®rdenes de Madrid?

Como se puede ver, carecemos del liderazgo necesario para resolver la situaci¨®n catalana, nuestro gran problema. Por ambas partes, y dentro de las diferentes facciones en que estas se dividen. Los actores pol¨ªticos decisivos se mueven como pollo sin cabeza, m¨¢s atentos a d¨®nde se ubica su adversario, c¨®mo se posicionan sus medios de referencia o el grado de inflamaci¨®n de las redes. Hay una clara ausencia de una l¨ªnea de acci¨®n coherente. Digamos que estamos ante una situaci¨®n de liderazgo reactivo, que es una contradicci¨®n en los t¨¦rminos. Porque esta cualidad se caracteriza precisamente por lo contrario, por la capacidad para adicionar fuerzas y perseverar en alcanzar los objetivos sabiendo siempre ponderar las diferentes contingencias y atendiendo a los tempos. Lo que ahora se aprecia es una desorbitante inclinaci¨®n al presentismo, a apostar por la ganancia f¨¢cil, aqu¨ª y ahora, improvisando reacciones y al albur de los expertos en comunicaci¨®n. Y con la vista siempre puesta en las pr¨®ximas elecciones m¨¢s que en hacer la pol¨ªtica que reclama el inter¨¦s general.

Esta patolog¨ªa no es solo nuestra, se percibe en casi todas las democracias. La gran promesa del liderazgo europeo, Emmanuel Macron, la est¨¢ sufriendo en sus carnes, y con Merkel semi-amortizada, Europa ya casi funciona exclusivamente por sus inercias tecno-burocr¨¢ticas. Lo peor de todo esto es que ese vac¨ªo lo est¨¢n supliendo los nuevos ¡°hombres fuertes¡± populistas, m¨¢s caudillos que l¨ªderes. Pero quiz¨¢ sea ese mismo contraste el que deba llamarnos la atenci¨®n. No tenemos a ¡°grandes hombres o mujeres¡± a los que oponerlos. En la inabarcable literatura sobre el populismo extra?a que no se haya pensado en que una de sus causas pueda deberse a la debilidad del liderazgo en las democracias contempor¨¢neas, que les ha dejado el camino expedito para sobresalir. Y eso que Francia nos puso sobre la pista. Habr¨ªa que abrir una nueva l¨ªnea de investigaci¨®n que se concentre en por qu¨¦ ya no surgen liderazgos como los de antes. Yo, desde luego, no tengo todav¨ªa la respuesta.