Tengo las palabras, pero t¨² ya no est¨¢s
Por la magia de la comunicaci¨®n supieron siempre una de la otra. Pero la enfermedad de su amiga Mary no mejor¨® por el hecho de que la autora la verbalizara
A MI QUERIDA MARY: Que la palabra sostiene, mantiene, tiende puentes, anuda amistades y construye v¨ªncu?los lo vivenciamos t¨² y yo, luego de cuatro decenios de llamadas telef¨®nicas, de cartas cruzadas, cuando todav¨ªa se usaban, de conversaciones frente a frente, en las escasas veces en que coincidimos, de intercambios de e-mails, cuando los inventaron, de encuentros por Skype y de mensajes de Messenger.
Por la magia de la palabra supimos siempre la una de la otra, estuvimos al tanto de nuestros aconteceres, repasamos las vidas de nuestras familias y participamos de sus acontecimientos; por esa magia vivimos nuestra amistad, aun sin vernos, como si cada d¨ªa comparti¨¦ramos el caf¨¦, de manera que en cada encuentro nunca fue sorpresa los cambios que se generaban en nosotras con los a?os.
Que la palabra bien dosificada ayuda en la construcci¨®n de realidades lo sab¨ªamos las dos por nuestro trabajo, pero que no por eso las cambia, tambi¨¦n lo constatamos. Tu enfermedad no mejor¨® por que yo lo verbalizara, as¨ª las dos nos asi¨¦ramos a la carga de futuro que le pon¨ªamos.
Que la palabra revela y nos revela lo supe cuando volv¨ª atr¨¢s, le¨ª las decenas de mensajes que intercambiamos en los ¨²ltimos 19 meses y descubr¨ª que mis apreciaciones sobre el c¨¢ncer que te com¨ªa estaban llenas de esperanza, una esperanza verdadera, yo que suelo mantenerla como postura intelectual para vencer el pesimismo que se impone.
T¨² me contabas, d¨ªa a d¨ªa, cita a cita, quimio tras quimio, radio tras radio, lo que ibas padeciendo y yo me empecinaba en creer que despu¨¦s de ello habr¨ªa curaci¨®n. En enero pasado estaba preparada para que me dijeras que hab¨ªas pasado con nota sobresaliente el ¨²ltimo examen a tu cuerpo y que los m¨¦dicos te daban de alta con una nota aclamada. En lugar de eso tuviste que escribirme de met¨¢stasis en los pulmones y en las costillas.
Entonces, te escrib¨ª: ¡°Imagino que tendr¨¢s temores, ataques de miedo a momentos y tambi¨¦n des¨¢nimo en otras ocasiones, pero has avanzado cada d¨ªa, cada paso con esperanza y alegr¨ªa, y es importante que puedas continuar en esta t¨®nica. Por ti y porque la vida, esto inasible y ef¨ªmero, es, al fin y al cabo, lo ¨²nico que tenemos y lo ¨²nico que con certeza conocemos. Todav¨ªa no hemos podido agendar nuestro a?o, pero te prometo que nos veremos en Medell¨ªn, ahora que no podr¨¢s venir tan pronto como yo contaba¡±.
?Y nos vimos en abril! ?Y pudimos celebrar juntas tu cumplea?os! Y yo disfrut¨¦ viendo que com¨ªas con gusto, que te re¨ªas contando an¨¦cdotas que te hice recordar de cuando investigabas para la escritura de un libro, que la palabra te segu¨ªa siendo f¨¢cil y la risa y la sonrisa permanentes. Pasaste abril, y mayo hasta el ¨²ltimo d¨ªa, pero no m¨¢s. La muerte, que ven¨ªa disfrazada de enfermedad, venci¨® porque al principio estaba Dios y la palabra era Dios, pero al final est¨¢ la muerte que ya no admite a las palabras.
Por eso ahora, querida Mary, siento que no hay nada m¨¢s triste que llamar a un tel¨¦fono donde no vas a contestar, que abrir un correo que tiene tu nombre pero al que no puedo escribir, que encontrar tu nombre en el Skype sin que pueda marcarte¡ Tengo las palabras, pero t¨² ya no est¨¢s.?
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