Mendes da Rocha: ¡°El brutalismo no es nada, solo significa algo para el que no ha entendido bien las cosas¡±
Huir de lo superfluo ha sido siempre su m¨¢xima. Y no solo en la arquitectura. A sus 90 a?os, el Pritzker brasile?o recibe en exclusiva a ICON DESIGN en su estudio de Sao Paulo para contar que ha llegado a la esencia de todo
Paulo Mendes da Rocha cumple este mes 90 a?os y su primera obra acaba de alcanzar los 60. Fue el Gin¨¢sio do Clube Atl¨¦tico. En 1958 nunca se hab¨ªa visto nada parecido. Este hijo de ingeniero, cuyo padre dise?aba sistemas hidr¨¢ulicos, firmaba una serie de formas desnudas, un platillo volante lleno de l¨¢minas de cemento y estructuras triangulares, que subrayaba en lugar de esconder los elementos funcionales. En aquella ¨¦poca la arquitectura brasile?a viv¨ªa un bum experimental y as¨ª empezaba uno de sus cap¨ªtulos m¨¢s provechosos. Mendes da Rocha no ha dejado de dise?ar; marcianadas para unos, poes¨ªa de hormig¨®n para otros, material sesudo para todos.
En tiempos del lema la forma sigue a la funci¨®n, ¨¦l buscaba ¡°una visi¨®n po¨¦tica sobre la forma que superase la estricta necesidad¡±, una forma ¡°que no desea ser funcional, sino oportuna¡±. Y la acab¨® encontrando. En 1986 desvel¨® su obra maestra, el Museo de Escultura Brasile?o, dos fin¨ªsimas moles de hormig¨®n en un agujero en el suelo. Ha firmado docenas de proyectos y ganado, en 2006, el segundo Pritzker a un brasile?o. Pero en un d¨ªa soleado en su despacho, durante una entrevista que no concede con tanta frecuencia, seguir¨¢ volviendo con tono de sabio protest¨®n a esas ideas. Las moles, el agujero en el suelo y el d¨ªa en que todo cobr¨® sentido.
Brasil es famoso por las obras de estilo internacional, o modernismo, como lo llaman aqu¨ª, y¡ Brasil fue descubierto en 1500. Est¨¢ condenado a ser moderno.
?Es usted un optimista? Es imposible saberlo.
?Perd¨®n? Que no puedo saber si soy optimista o pesimista. Uno se enfrenta a los hechos cuando ocurren. Hasta entonces no puedes saber realmente c¨®mo te van a sentar.
Pero pensando en los hechos¡ Mira, pasa esto. A m¨ª cada vez me cuesta m¨¢s afrontar lo que estamos haciendo, esto de la entrevista. Porque han pasado los a?os y me he acostumbrado a pensar de una forma y ya no s¨¦ si te estoy respondiendo espont¨¢neamente o si me lo estoy inventando. [Cierra los ojos y se concentra, como si estuviese haciendo una divisi¨®n con decimales]. Intento intuir, desde el punto de vista del sentido com¨²n, lo que t¨² te imaginas que es el optimismo, y concluir que yo ser¨ªa¡ [Abre los ojos]. No. No puedo. No se puede ser nada antes de que ocurran las cosas. ?Ves cuando un jugador de f¨²tbol marca un gol? ?C¨®mo corre y lo celebra? ?l no esperaba llegar a tanto. Hizo lo posible y tuvo ¨¦xito. El esfuerzo que hizo no es optimismo, es trabajo, dedicaci¨®n, convocaci¨®n de una capacidad presupuesta para realizar la tarea. Luego ese camarada celebra el gol, pero tras marcarlo. Uno no puede ser nada antes de que se consume el hecho.
Entonces usted¡ Yo¡ A¨²n no me lo has preguntado pero me voy a adelantar. Yo no soy arquitecto. Lo m¨¢ximo que puedo decir de m¨ª mismo es que soy un humano del sexo masculino. Arquitecto, no puedo decirlo. Me form¨¦, estudi¨¦ y ma?ana ya veremos. La carrera de arquitectura dura cinco a?os, y luego otros cinco para coger experiencia: o sea, que lo que se necesitan son diez a?os. Yo tengo 90 ahora y me llamas arquitecto. Pero si ma?ana resolviese estudiar medicina o derecho, ser¨ªan cinco a?os de carrera, tendr¨ªa 95, y si ejerciese durante cinco a?os, nos pondr¨ªamos en los 100. Mi madre por ejemplo muri¨® con 105. Entonces llegar¨¢s y me dir¨¢s que soy arquitecto y te dir¨¦ que no lo soy, que soy abogado. O no, porque no soy nada. No se es nada nunca. Uno viene siendo. Se convierte uno en cada momento.
Mire, no s¨¦ qu¨¦ decir. ?Es que estoy de broma, hombre! ?Pero no es m¨¢s interesante pensar as¨ª que decir que esto es esto y aquello es aquello? Esa es la gracia de la arquitectura. No se puede dogmatizar y decir ¡°soy posmoderno¡± o ¡°soy brutalista¡±. No vas a ning¨²n lado as¨ª. Cuando te vea la gente va a decir: ¡°Ya est¨¢ el pesado este¡±.
Ahora lo del brutalismo se estila mucho. Preg¨²ntale a los eruditos qu¨¦ es brutalismo, la mayor¨ªa no lo sabe. Dir¨¢n que es una arquitectura sin revestimientos. Entonces una catedral hecha de piedras tambi¨¦n es brutalismo. ?O ser¨¢ que el brutalismo viene de la idea de solo lo esencial? ?Sin nada superfluo? Yo tengo obras de una gran delicadeza que, sin embargo, parecen grandes bloques de cemento. Si alguien dice que algo pertenece al brutalismo ya est¨¢ equivocado. El estilo no existe en arquitectura, las cosas son as¨ª porque son as¨ª. El brutalismo no es nada, solo significa algo para el que no ha entendido bien las cosas. La arquitectura no es lo que se suele decir de ella.
?Cree que los cr¨ªticos de arquitectura entienden bien las cosas? Tengo una visi¨®n algo cr¨ªtica de ellos. Les dejamos hablar porque descubren cosas que a veces no hab¨ªamos visto. Pero esas cosas no por ser intrigantes y sagaces conforman dogmas. La arquitectura naci¨® con nosotros. No hay que devolverla a una situaci¨®n de preexistencia.
?Y a qu¨¦ llama usted arquitectura? Ah, ahora hablamos en serio. ?Cu¨¢l es el objetivo de la arquitectura? En mi opini¨®n, amparar lo imprevisible de la vida. Hay quien piensa que, hablando en el sentido m¨¢s funcional de la cuesti¨®n, un arquitecto hace lo que hace para que la gente se comporte de una forma o de otra. No. La arquitectura pensada solo para entendidos es un desastre. Debe ser entendida por todos. Cuando haces una casa para ese infame mercado, no la haces para nadie. El m¨²sico meter¨¢ un piano y el criador de p¨¢jaros, diez jaulas de pajaritos, y luego se la vender¨¢n a otro. La casa se transforma. La arquitectura ampara esa imprevisibilidad.
?Las normas no ayudan? El ser humano est¨¢ siempre innovando. El proceso hist¨®rico parece que establece c¨¢nones, reglas, pero no. Como la arquitectura, solo te ampara para que, con los mismos recursos que los dem¨¢s, puedas actuar como te parezca oportuno, y hacer cosas aparentemente por primera vez. Tambi¨¦n es dif¨ªcil decir o hacer algo por primera vez, pero siempre acaba habiendo una peque?a luz para algo que estaba ah¨ª escondido, una peque?a idea que esperaba a que alguien la dijese.
Ya le entiendo. Yo no me entiendo nada. Pero, como dijo aquel entrevistado en televisi¨®n cuando le preguntaron si pensaba en la muerte, siento mucha curiosidad.
?Y usted piensa mucho en la muerte? Pues siento mucha curiosidad. Si no me equivoco esto lo dec¨ªa Hannah Arendt, todos sabemos que vamos a morir, pero sabemos que no nacimos para morir, nacimos para continuar.
?Es raro vivir para ver lo que otra generaci¨®n hace con su legado? Ah, t¨² crees que he vivido demasiado. No, no. Entiendo la pregunta. Que mi vida ha servido de cierta lecci¨®n. Lo que es la esencia de la existencia, pasar lo que sabemos hacia los dem¨¢s. Pues me incomoda bastante que mi trabajo despierte inter¨¦s alguno. La gente mira mis obras y se pregunta: ¡°?Qu¨¦ querr¨¢ decir?¡±.
?Est¨¢ usted sobrevalorado? No. No. Gracias a tanta revisi¨®n descubro en mi trabajo muchas novedades interesantes en las que nunca hab¨ªa reparado.
?Cuestiones t¨¦cnicas o creativas? Pues, mira, otro objetivo de la arquitectura es exhibir el ¨¦xito de la t¨¦cnica, ?no? Una c¨²pula medieval, una iglesia, una catedral hecha con piedras, que tiene esa forma por la simetr¨ªa con la que cortas las piedras, el arco romano¡ Exhibiciones del ¨¦xito de la t¨¦cnica. ?No es acaso una bonita idea?
?Le emociona m¨¢s la idea o la construcci¨®n? Es la condena del ser humano: el dilema entre ideas y cosas. Si yo tuviese una idea que no supiese transformar en cosa, nunca se iba a saber qu¨¦ idea era. Imagina que Shakespeare hubiese existido pero no hubiese escrito nada. La transformaci¨®n de idea en cosa es siempre arquitectura, aunque esa cosa sea un carrete o una palanca. En portugu¨¦s tenemos una bella expresi¨®n: ?qu¨¦ andas arquitectando ah¨ª? Digo ¡°a¡± y ese sonido no es nada. Pero si dibujo la letra A, esa letra ya es cosa y se entiende. Estamos condenados a transformar las ideas en cosas.
Las herramientas tambi¨¦n cambian. Imagino que esta oficina habr¨¢ cambiado bastante con los a?os. Esta oficina es de Rino Levi [el arquitecto l¨ªder de la escuela paulista]. Lo que est¨¢s viendo no fue fruto de un proyecto preexistente, est¨¢ siempre en transformaci¨®n. Al llegar, hace 25 a?os, tan solo tir¨¦ la pared porque me gusta tener un espacio ¨²nico, que todos trabajemos juntos. Y luego fue transform¨¢ndose. Antes yo dise?aba all¨ª, luego empec¨¦ a hacerlo aqu¨ª. Llegaron los ordenadores y se empez¨® a vaciar de cosas que ya no necesit¨¢bamos. Como yo no domino tanto esa t¨¦cnica, porque dibujo en papel y no soy capaz de ver la maqueta en una pantalla, dejo que mis socios trabajen con el 3D en sus despachos. Yo me quedo aqu¨ª construyendo mis maquetas. As¨ª lo puede ver el cliente. Y luego visito a mis socios. De este modo, mi vida se mantiene divertida. ?Lo ves? No nacimos para morir, nacimos para continuar.
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