Son¨¢mbulos, ya es hora de despertar
Los ciudadanos debemos tomar conciencia de que definir y defender un futuro com¨²n tambi¨¦n es cosa nuestra. Es mucho lo que est¨¢ en juego
Hay un cierto empe?o en comparar lo que est¨¢ ocurriendo en Europa y el periodo de entreguerras: el paulatino ascenso de los nacionalismos, la b¨²squeda de las identidades, las secuelas de la crisis econ¨®mica¡
Otros, sin embargo, prefieren remontarse a la Belle ?poque. Aquel tiempo fascinante en que se fragu¨® la transici¨®n de un imperio (el brit¨¢nico) a otro (el americano), en que la Revoluci¨®n Industrial transform¨® el sistema econ¨®mico y que acab¨® bruscamente con la Gran Guerra.
Entre las muchas obras que conmemoran el centenario de la Primera Guerra Mundial, Son¨¢mbulos, de Christopher Clark, bucea en las causas de un conflicto que parec¨ªa evitable y describe c¨®mo una especie de hipnosis colectiva arrastr¨® a dirigentes y sociedades a una terrible escalada.
Si no son¨¢mbulas, al menos s¨ª aletargadas, asisten hoy las ciudadan¨ªas europeas al ascenso de la extrema derecha y la xenofobia. Decepcionadas con la pol¨ªtica tradicional, y m¨¢s all¨¢ del respiro temporal de Pa¨ªses Bajos y Francia, cada peque?o avance electoral de los ultras es recibido con un limitado esc¨¢ndalo p¨²blico, y poco m¨¢s.
Pero va siendo hora de despertar y de reaccionar activamente. Como el Brexit, la crisis catalana o Trump demuestran, no basta con mirar los toros desde la barrera.
¡°Trump est¨¢ volviendo a hacer Am¨¦rica grande de nuevo. Solo que no como ¨¦l cree¡±. As¨ª presentaba un reciente v¨ªdeo editorial del New York Times el creciente activismo que, de la mano principalmente de mujeres y j¨®venes, ha surgido en Estados Unidos.
All¨ª es algo m¨¢s f¨¢cil, porque el presidente americano sirve de catalizador de las protestas. Aqu¨ª, en Europa, la fragmentaci¨®n nacional del panorama pol¨ªtico hace m¨¢s complicado identificar un objetivo com¨²n, aunque se van viendo algunas iniciativas (contra la extrema derecha en Alemania, contra el Brexit en Londres).
Ahora se presenta una buena ocasi¨®n. En mayo se celebrar¨¢n las pr¨®ximas elecciones al Parlamento Europeo y la campa?a psicol¨®gica ya ha comenzado, como lo ha hecho el baile de nombres de posibles candidatos (ninguna candidata, de momento) a presidir la Comisi¨®n Europea.
Pese a que estos comicios se suelen jugar en clave nacional, la participaci¨®n esta vez ser¨¢ cr¨ªtica. Las fuerzas euroesc¨¦pticas podr¨ªan aumentar su presencia hasta en un 60%, y si bien no tendr¨ªan capacidad de impulsar cambios significativos, s¨ª supondr¨ªan un desaf¨ªo permanente a la UE.
En Espa?a, adem¨¢s, coincidir¨¢n municipales, auton¨®micas y europeas, con el riesgo de que el mensaje europeo quede diluido por las cuestiones locales. Es una pena que el Parlamento Europeo no aprobara las listas trasnacionales, pero mientras llegan, los pol¨ªticos deben tomarse en serio y batallar una aut¨¦ntica campa?a europea. Y los ciudadanos debemos tomar conciencia de que definir y defender un futuro com¨²n tambi¨¦n es cosa nuestra. Es mucho lo que est¨¢ en juego.
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