Sylvia Earle: "Un mundo sin oc¨¦anos es un mundo sin nosotros"
La dama de las profundidades recibi¨® ayer el premio Princesa de Asturias de la Concordia 2018 por su lucha por la protecci¨®n de las aguas marinas, que en el Mediterr¨¢neo comenz¨® por las Islas Baleares
Conocida por muchos como Her Deepness ¡ªen ingl¨¦s, "su profundidad", en un juego con la expresi¨®n?Her Highness, su alteza¡ª, Sylvia Earle, Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2018, visit¨® Mallorca en 2015 para anunciar que Espa?a tendr¨¢ un trocito de su mar reconvertido en para¨ªso. Exploradora de National Geographic desde 1998, a sus 81 a?os, la famosa ocean¨®grafa sigue luchando m¨¢s que nunca por preservar su querido gran coraz¨®n azul. Especialmente desde 2009 cuando, gracias a la dotaci¨®n econ¨®mica que recibi¨® tras ganar el TED Prize, lanz¨® su iniciativa m¨¢s personal, la Mission Blue, en una alianza (la Sylvia Earle Alliance, con las oportunas siglas SEA, mar en ingl¨¦s) creada para espolear el inter¨¦s de las comunidades locales y obtener soporte para establecer una red internacional de ¨¢reas marinas protegidas en todo el planeta. Un proyecto que, por cierto, ha dado lugar a un interesant¨ªsimo documental que puede verse en Netflix (y que merece mucho la pena).
Desde 2012, su misi¨®n azul cuenta, entre otros, con el importante patrocinio de Biotherm: la firma ha donado ya m¨¢s de 700.000 euros para la causa desde su plataforma WaterLovers y es el principal esp¨®nsor en esta incursi¨®n balear. Y es que el mar se muere, afirma Earle, dej¨¦monos de subterfugios: la situaci¨®n es realmente alarmante. Desde 1950, el 90% de los grandes peces, (como el at¨²n, pez espada, bacalao o flet¨¢n), ha desaparecido, as¨ª como la mitad de todos los arrecifes de coral. Gestionamos el mar de forma totalmente insostenible, y cada vez somos m¨¢s intentando sacar tajada de unos recursos finitos. ?Nos detendremos, de una vez por todas, a replantearnos el asunto?
60 a?os buceando: de un mar plet¨®rico a un oc¨¦ano extenuado
Nacida en 1935 en Nueva Jersey (Estados Unidos), Sylvia Earle buce¨® por primera vez siendo una adolescente en una ¨¦poca en que, bajo las aguas, pr¨¢cticamente todo estaba por descubrir. Cada inmersi¨®n era un viaje a lo desconocido, una experiencia de hallazgos concatenados. Ella fue, en muchas ocasiones, la primera en explorar lugares en los que ning¨²n humano se hab¨ªa sumergido antes. Fue testimonio de c¨®mo la biodiversidad marina bull¨ªa en todos los mares, nadando entre bancos infinitos de peces, junto a grandes grupos de escualos, admirando a los magn¨ªficos delfines y a las inmensas ballenas, y zambull¨¦ndose mil veces en unos arrecifes de coral plet¨®ricos de vida marina.
Los acantilados de las islas Baleares son el ¨²nico enclave de nidificaci¨®n de la pardela balear, una de las aves m¨¢s amenazadas del mundo
Pero irrumpi¨® la era en la que el hombre, apoyado por la tecnolog¨ªa, aprendi¨® a sacar provecho del medio marino a escala industrial. "Somos imbatibles extrayendo los peces del agua, de eso no hay duda", comenta Earle con sorna. "Ahora nos toca ser los mejores preservando la biodiversidad de la que dependemos", a?ade esta cient¨ªfica, que hace a?os decidi¨® dejar de comer pescado. Hoy, d¨¦cadas m¨¢s tarde, la colosal destrucci¨®n es ingente. Earle recuerda con especial sentimiento la primera vez que buce¨® en las islas V¨ªrgenes. Ocurri¨® en 1970 y capitaneaba un equipo de cinco investigadoras en lo que fue un experimento extraordinario: vivir durante dos semanas en el interior de una c¨¢psula submarina llamada Tektite II, un laboratorio que se instal¨® bajo el mar de ese archipi¨¦lago caribe?o de bandera estadounidense. "Pasamos 15 d¨ªas buceando entre 10 y 12 horas diarias. Estaba todo tan lleno de vida¡ era absolutamente maravilloso". Cuando volvi¨®, en 2011, lo que vio la dej¨® consternada: los fondos estaban arrasados. No hab¨ªa apenas nada: un erial sumergido, un p¨¢ramo desolado.
A lo largo de su vida, Earle ha presenciado cat¨¢strofes ambientales en todos los mares. Por una sobreexplotaci¨®n m¨¢s descarnada, u originadas por vertidos petroleros, como el del buque Exxon Valdez en Alaska, en 1989, o el del Mega Borg en el Golfo de M¨¦xico, en 1990. Un a?o m¨¢s tarde viaj¨® hasta el Golfo P¨¦rsico para ver los derrames durante la guerra de Irak en Kuwait. Entonces ejerc¨ªa como directora cient¨ªfica de la Administraci¨®n Nacional Oce¨¢nica y Atmosf¨¦rica de EE UU (NOAA). Aguant¨® en el cargo solo dos a?os m¨¢s. "No me dejaban decir lo que sab¨ªa. Era mejor seguir por libre", recuerda.
Ahora, tras tantas experiencias, vive para convencer de la imperiosa necesidad de preservar los oc¨¦anos. "Por la cuenta que nos trae", avisa. Necesitamos el mar tanto como el aire: esta masa de agua salada, que cubre m¨¢s del 70% de la superficie del planeta, regula las precipitaciones, la temperatura, los vientos. Nos provee de ox¨ªgeno y es el mayor sumidero de CO2 de la naturaleza. Hasta el 90% de las especies ¡ªincluida la nuestra¡ª depende de ellos para sobrevivir. Por eso, se dedica a tiempo completo a conseguir su conservaci¨®n "por lo menos, la misma parte que est¨¢ protegida en la tierra", un 12%. Hoy, apenas el 4% del mar lo est¨¢. "Mucho m¨¢s de lo que hab¨ªa unos pocos a?os atr¨¢s", apunta, recordando la reci¨¦nte gesta del presidente estadounidense, Barack Obama, quien ha proclamado la que hoy es la reserva marina m¨¢s grande del planeta en aguas de Haw¨¢i, con un 1,5 millones de kil¨®metros cuadrados. "Deber¨ªamos lograr preservar el 20% de las aguas marinas para 2020. Tenemos un ingente trabajo por delante, pero hay que hacerlo porque lo que es indiscutible es que un mundo sin oc¨¦anos es un mundo sin nosotros".
Baleares: la esperanza bajo las aguas del Mediterr¨¢neo
En 2015, Earle denomin¨® a las islas Baleares el primer hope spot (¨¢rea de especial protecci¨®n) del Mediterr¨¢neo por su importancia clave en la preservaci¨®n de nuestro mar. Tras analizar con detalle el valor ecol¨®gico de los ecosistemas marinos que ba?an este archipi¨¦lago ¡ªuna valoraci¨®n que el equipo de Mission Blue hace conjuntamente con especialistas la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN)¡ª el siguiente paso es la expedici¨®n que el pr¨®ximo verano dirigir¨¢ el explorador y fot¨®grafo submarino Kip Evans, director de las expediciones Mission Blue, para establecer hope spots (m¨¢s de una cincuentena ya) en todo el mundo. Evans y su equipo evaluar¨¢n el estado de conservaci¨®n de los 460 kil¨®metros cuadrados de praderas de posidonia (Posidonia oceanica) existentes en aguas baleares que, con sus largas hojas, equivalen a los bosques de los ecosistemas terrestres. Una parte de estas ricas praderas ¡ªla que se distribuye entre Ibiza y Formentera¡ª fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1999. Adem¨¢s, este enclave 100% mediterr¨¢neo alberga importantes poblaciones de tortuga boba y sus acantilados son el ¨²nico lugar de nidificaci¨®n de la pardela balear, una de las aves m¨¢s amenazadas del mundo.
Uno de los problemas que amenaza los incre¨ªbles parajes marinos de Baleares, hace a?os en regresi¨®n, son los anclajes de cientos de embarcaciones de recreo que recalan cada verano, responsables del gran destrozo de los fondos. Y la pesca comercial excesiva, que impide que se recuperen las poblaciones de peces. Un peligroso t¨¢ndem que pone en jaque el ecosistema
Hoy existen en estas islas siete reservas marinas y es la comunidad aut¨®noma con m¨¢s ¨¢reas marinas protegidas. "Por ello pensamos que designar a Baleares como el primer hope spot del Mediterr¨¢neo puede ser un ejemplo de c¨®mo la uni¨®n de la gente produce cosas positivas", asegura Earle. Uno de los problemas que amenazan estos incre¨ªbles parajes marinos, desde hace a?os en regresi¨®n, son los anclajes de las embarcaciones de recreo que recalan ah¨ª cada verano, responsables de un gran destrozo de los fondos, y la pesca comercial excesiva, que no deja que se recuperen las poblaciones de peces. Un peligroso mix que, junto con la expansi¨®n de determinadas especies invasoras y los efectos del calentamiento global, pone en jaque un ecosistema del que depende gran parte de la fauna y flora marina del Mediterr¨¢neo que encuentra ah¨ª resguardo, protecci¨®n y alimento.
"He visto cosas que el com¨²n de los humanos no ha visto"
Cuando le preguntan a Earle (por en¨¦sima vez) si es cierto que "la cosa est¨¢ tan mal", la dama de las profundidades responde con su grave voz aterciopelada que todo lo que explica lo ha observado con sus ojos. "He visto cosas que el com¨²n de los humanos no ha alcanzado a ver y eso me da una perspectiva diferente", explica, refiri¨¦ndose tanto a las maravillas del mundo submarino como a las tragedias causadas por el hombre en el ecosistema vital. "Los seres humanos tenemos la impresi¨®n de que el oc¨¦ano es tan inmenso, grande y resistente, que no importa lo que hagamos. Menuda locura. La ignorancia es nuestro mayor problema. Pero todo lo que le hacemos acaba por volverse contra nosotros", repite una y otra vez. "La gran diferencia es que en el pasado no conoc¨ªamos el alcance de nuestros actos. Hoy s¨ª sabemos. Sabemos con detalle cu¨¢les son los efectos causados y c¨®mo revertir la situaci¨®n". Conf¨ªa en que lo haremos. "Los seres humanos son las ¨²nicas criaturas con la habilidad de sumergirse profundamente en el mar, volar alto en el cielo, enviar mensajes instant¨¢neos en todo el mundo, reflexionar sobre el pasado, evaluar el presente e imaginar el futuro. Y ya hemos revertido la situaci¨®n en algunos lugares como en Cabo Pulmo, en el Mar de Cort¨¦s, M¨¦xico, que se ha recuperado de forma sorprendente tras su preservaci¨®n y que hoy va pareci¨¦ndose a lo que era 50 a?os atr¨¢s".
La energ¨ªa que transmite Mrs. Earle, ¡ªa la que su amigo y compa?ero de exploraciones, el director de cine James Cameron, tambi¨¦n explorador de National Geographic, llama "la Juana de Arco del oc¨¦ano"¡ª es realmente admirable. Y es que, como se suele decir, las grandes convicciones preceden a las m¨¢s grandes acciones. Sin duda el mar ("ese lugar donde realmente me siento en casa", sostiene) tiene mucho que agradecerle a esta mujer tan tenaz. Y tambi¨¦n todos nosotros: prest¨¦mosle toda la atenci¨®n.
Qui¨¦n es Sylvia Earle
? En 1970, cuando ya llevaba m¨¢s de mil horas de buceo acumuladas, lider¨® la misi¨®n del Tektite II junto a otras cinco mujeres acuanautas. Juntas vivieron 15 d¨ªas seguidos bajo el mar.
? En 1979 se sumergi¨® hasta los 381 metros de profundidad en Oahu, Haw¨¢i, enfundada dentro de una escafandra, el JIM suit. Era la primera vez que una mujer descend¨ªa tantos metros.
? Entre 1998 y 2002 dirigi¨® la campa?a Sustainable Seas Expeditions, bajo el patrocionio de National Geographic y la Fundaci¨®n Goldman, para estudiar los ecosistemas de los santuarios marinos estadounidenses.
? Entre 1990 y 1992 ejerce como directora cient¨ªfica de la NOAA. QUI?N ES SYLVIA EARLE ? En 1992 funda la empresa tecnol¨®gica DOER Marine (Deep Ocean Exploration and Research) para desarrollar veh¨ªculos de exploraci¨®n marinos, con el soporte del director ejecutivo de Google, Eric Schmidt.
? En 2009 gana el TED Prize y lanza Mission Blue. Desde entonces hasta hoy viaja incansablemente por el mundo seduciendo a la gente en pro de la conservaci¨®n del mar.
?En 2010 da una conferencia ante 3.500 delegados de Naciones Unidas en una reuni¨®n internacional en La Haya.
?En 2012 aparece dibujada en la tira c¨®mica diaria de Sherman's Lagoon.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.