Europas distintas

El contenido y el tono de las cartas que pa¨ªses como Espa?a e Italia han recibido de la Comisi¨®n Europea comentando los proyectos de Presupuestos para el a?o pr¨®ximo reflejan con exactitud la distancia que existe hoy entre las pol¨ªticas econ¨®micas de ambos pa¨ªses. Cuando ha finalizado la fase m¨¢s aguda de la crisis econ¨®mica y se hace balance de sus consecuencias, emergen distintas Europas que se a?aden a las divisiones ya existentes entre pa¨ªses acreedores y deudores, norte y sur, este y oeste, o centro y periferia, nacidas durante las dificultades.

En esencia, Bruselas ha demandado al Gobierno espa?ol ¡ªque ha pactado las l¨ªneas generales de ese Presupuesto con Podemos¡ª m¨¢s informaci¨®n sobre determinados ingresos y gastos y le avisa del riesgo de incumplir el porcentaje de d¨¦ficit publico requerido, mientras que Italia corre nada menos que el peligro de que sus cuentas le sean devueltas por inaceptables para la Comisi¨®n Europea, lo que ser¨ªa la primera vez que ocurre. La misiva enviada ahora por Bruselas a Madrid es mucho m¨¢s suave en sus apreciaciones que las que recibieron en 2017 y 2016 los Gobiernos de Mariano Rajoy, por lo que el extremismo dial¨¦ctico de Pablo Casado, tambi¨¦n en este caso, resulta demasiado artificioso.

Durante los ¨²ltimos a?os, la pol¨ªtica econ¨®mica de los Ejecutivos populares se limit¨® a reducir el d¨¦ficit p¨²blico aplicando como principal instrumento el recorte del gasto. El resultado es el que cab¨ªa esperar: el Estado de bienestar ha sufrido un deterioro constante, sobre todo en sus cap¨ªtulos de sanidad y educaci¨®n, altamente demediados. Al mismo tiempo se aplicaron recortes profundos a la inversi¨®n, hasta invalidarla como herramienta de infraestructuras y de incentivo a la I+D+i.

El fracaso de las pol¨ªticas de austeridad a ultranza exige una pol¨ªtica distinta con el fin de trasladar a todos los ciudadanos los beneficios de la recuperaci¨®n. El proyecto de Presupuestos para 2019 propone demorar el objetivo de cumplimiento de d¨¦ficit de forma que el a?o que viene las cuentas p¨²blicas cuenten con un mayor margen de gasto, que se trasladar¨ªa, sobre todo, a las comunidades aut¨®nomas y al sistema de la Seguridad Social (las pensiones). Elevar el objetivo de d¨¦ficit en unas cuantas d¨¦cimas no es, precisamente, un ataque a la estabilidad financiera del pa¨ªs. Sobre todo, cuando la posibilidad de cumplir con el objetivo pactado con Bruselas hab¨ªa saltado ya por los aires desde que el ¨²ltimo Gobierno del PP, en sus estertores, pact¨® con el PNV una revalorizaci¨®n de las pensiones en relaci¨®n al ¨ªndice de precios al consumo.

El Gobierno socialista y sus aliados est¨¢n en su derecho de aplicar una pol¨ªtica econ¨®mica expansiva moderada en periodos de crecimiento (en cualquier caso, superior al 2,5% del PIB) con el fin de aliviar la carga de la recesi¨®n de tantos a?os sobre las rentas m¨¢s bajas, y acorde con su manera de pensar. Dada la experiencia de estos a?os, no hay razones para mantener hoy la pol¨ªtica de austeridad aplicada por los Gobiernos del PP como si fuera la ¨²nica posible en Europa, tan dolorosa para tantos ciudadanos. Espa?a y Portugal representan hoy la posibilidad de una Europa diferente.