¡®D¨ªas de f¨²tbol¡¯ | Acabemos con la dictadura del bal¨®n en el recreo
Solicito un patio de recreo para todos. Tampoco es tan dif¨ªcil, ?o s¨ª?
De los pocos traumas que guardo de mi etapa escolar a¨²n sigue vivo el miedo eterno a la pelota. No a jugar f¨²tbol mal, porque como ni?o gordo eso lo ten¨ªa asumido, sino el miedo al golpe. El golpe sab¨ªas que llegar¨ªa en cualquier momento: con dos patios enormes, se jugaban 10 partidos a la vez y cualquier cr¨¢neo en la l¨ªnea de fuego era un da?o colateral (si te daban, tampoco te ped¨ªan perd¨®n).
No s¨¦ si eso es patriarcado o simplemente pelotarcado, pero por simple seguridad f¨ªsica las ni?as y los frikis ¨¦ramos obligados a charlar y jugar con mu?ecos en un rinconcillo.
Han pasado tres d¨¦cadas desde entonces pero cuando llevo a la ni?a al cole ¡°de mayores¡± veo que no ha cambiado nada. Mucho Montessori, mucho trabajar por proyectos y mucha rob¨®tica pero el recreo sigue siendo el reino de la pelota. S¨ª, ahora las ni?as -algunas, no todas- tambi¨¦n juegan, pero el pelotarcado a¨²n domina el mundo con bota de p¨²as.
(En la escuela infantil eso no pasa. Vale que solo est¨¢n all¨ª hasta los 3 a?os, pero cualquier centro un poco grande podr¨ªa tener patios diferenciados no por edades sino por gustos).
Mirando colegios en jornadas de puertas abiertas en pleno 2018, recuerdo varios patios casi carcelarios con el ruido y los gritos obligatorios de cada partido. No pusimos en nuestra lista a ninguno de esos.
Aunque parece que poco a poco Ampas y direcciones de colegio van actualiz¨¢ndose, redefiniendo los patios para crear rincones que desarrollen posibilidades. Por ejemplo, el Joan Mir¨® de Barcelona tiene en sus patios un huerto, una pista de patinaje, un escenario con disfraces para hacer teatro y varios cajones llenos de libros para leer lejos de los balonazos.
Les llaman patios inclusivos, pero yo prefiero llamarlo justicia.
Que conste que no estoy en absoluto en contra del f¨²tbol. Su pr¨¢ctica da valores de esfuerzo y superaci¨®n, de camarader¨ªa, de trabajo en equipo, de sentimiento de pertenencia, vitales en ¨¦pocas de crecimiento. Pero al mismo tiempo, su predominancia ¡°espacial-arquitect¨®nica-geolocalizada¡± sigue imponiendo la ley de ¡°o juegas con nosotros, te apartas o te llevas un balonazo¡±.
En un pa¨ªs dominado por el f¨²tbol, ya vale de llenarse la boca hablando de democracia, inclusi¨®n e igualdad de oportunidades mientras ni?as y frikis son alumnos de segunda, apartados sin espacio propio.
Suma la media hora de recreo y las horas que tienen si se quedan a comer en el centro, y multiplica el resultado diario por todos los a?os que pasar¨¢n all¨ª. ?Es justo que deban sentirse excluidos durante todo ese tiempo?
No queremos a nadie en un rinc¨®n ni con miedo. (Cada vez que paso al lado de ni?os jugando a f¨²tbol, aunque solo tengan 7 a?os, siento inquietud y preparo las manos para protegerme la cara).
Me da pereza arrancar un change.org, as¨ª que aprovechar¨¦ el poder de El Pa¨ªs para desde casa pediros por favor, equipos escolares, que arregl¨¦is este tema ya.
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