Marie Colvin: las batallas personales y profesionales de una corresponsal de guerra
Dos pel¨ªculas y dos libros recuerdan a la carism¨¢tica periodista asesinada en Siria en 2012, que entrevist¨® a Gadafi y mantuvo amistad con Arafat
En el periodismo de guerra, la reportera norteamericana Marie Colvin es una leyenda. Inmortalizada en la memoria colectiva con su inseparable parche negro de pirata, consecuencia de haber perdido el ojo izquierdo en una explosi¨®n por granada en Sri Lanka en 2001 (lo que no le impidi¨® escribir y enviar su cr¨®nica desde la cama del hospital), la que fuera corresponsal de asuntos exteriores de The Sunday Times?desde 1986, inform¨® de toda suerte de conflictos b¨¦licos de Zimbabue a Chechenia, de Libia a Kosovo, y de Irak a Timor Oriental.
¡°Los periodistas que cubren combates cargan con una gran responsabilidad, y afrontan decisiones dif¨ªciles. A veces pagan el m¨¢s alto precio¡±, afirm¨® durante un discurso pronunciado en 2010, en un acto en presencia de la duquesa de Cornualles, Camila Parker Bowles. Una de esas decisiones imposibles le acabar¨ªa costando la vida dos a?os despu¨¦s, mientras narraba el asedio a la ciudad de Homs en los inicios de la guerra civil siria. Colvin decidi¨® intervenir en varias cadenas de televisi¨®n para alertar a la mayor audiencia posible de la masacre ¡°despiadada¡± que el r¨¦gimen sirio estaba perpetrando en ese basti¨®n rebelde contra la poblaci¨®n civil. Aquello la convirti¨® en objetivo y facilit¨® que la localizaran; el 22 de febrero de 2012, falleci¨®, con 56 a?os, en un ataque con misiles atribuido al r¨¦gimen de Al-Assad.
Este oto?o, la vida de Marie Colvin llega a las pantallas por partida doble. Tras pasar por los festivales de cine de Toronto o Londres, en noviembre se estrenar¨¢ en las salas norteamericanas A Private War, un biopic protagonizado por Rosamund Pike y con Jamie Dornan ¡ªCincuenta sombras de Grey¡ª, en el papel de Paul Conroy, el fot¨®grafo que trabajaba con Colvin en Siria y que sobrevivi¨® al bombardeo, aunque result¨® gravemente herido. La pel¨ªcula est¨¢ inspirada en un reportaje que la periodista Marie Brenner public¨® en Vanity Fair en 2012, y que ahora acaba de convertirse en libro. Adem¨¢s, el pasado septiembre se estren¨® el documental Under the Wire, basado en la obra del mismo t¨ªtulo que Paul Conroy escribi¨® sobre aquella misi¨®n fatal.
En Toronto, Pike afirm¨® que una de las razones por las que le interes¨® el proyecto fue porque la historia se alejaba del estereotipo del corresponsal de guerra que no le teme a nada. La personalidad de Colvin nunca se ajust¨® a ning¨²n clich¨¦, y muchos la consideraban contradictoria. No quer¨ªa morir joven, pero tampoco hacerse vieja. En Londres era conocida por sus fiestas ¨¦picas y su influyente c¨ªrculo de amistades, pero tambi¨¦n por lo dif¨ªcil que pod¨ªa resultar trabajar con ella (su antiguo editor en The?Sunday Times, Sean Ryan, cont¨® a The Daily Beast que un fot¨®grafo le hab¨ªa confesado que Colvin ¡°le daba m¨¢s miedo que la guerra¡±).
Le obsesionaba abrirle los ojos al mundo sobre el sufrimiento de las v¨ªctimas inocentes en los conflictos armados, y a la vez quer¨ªa anotarse las mejores exclusivas. Muamar el Gadafi le conced¨ªa noticias de primera mano y, seg¨²n Vanity Fair, Yasir Arafat le regal¨® un collar de perlas. Pero tras esa imagen de fuerza de la naturaleza ¡ªque estaba lejos de ser una fachada¡ª, Colvin batallaba con el alcoholismo, lleg¨® a fumar 40 cigarrillos al d¨ªa, y sufr¨ªa s¨ªndrome de estr¨¦s postraum¨¢tico, provocado por los horrores inimaginables de los que hab¨ªa sido testigo.
Su vida sentimental no fue menos tempestuosa. Colvin se cas¨® tres veces, dos de ellas con el mismo hombre, Patrick Bishop, a quien conoci¨® en Irak en 1987 cuando este trabajaba para The?Daily Telegraph. En un segundo libro que est¨¢ a punto de publicarse sobre la periodista, In Extremis: The Life of War Correspondent Marie Colvin, su amiga Lindsey Hilsum describe as¨ª su relaci¨®n: ¡°Los dos fueron infieles en momentos distintos. La atracci¨®n entre ellos era irresistible pero, como los imanes, al girarse se repel¨ªan con la misma fuerza. Su rivalidad profesional se fue encarnizando. Ten¨ªan peleas col¨¦ricas; los ceniceros volaban¡±.
Contrajeron matrimonio en 1989, pero ¨¦l manten¨ªa una relaci¨®n secreta con otra?mujer. Y, aunque se separaron en 1991, se reencontraron nueve a?os despu¨¦s en Kosovo y acabaron volvi¨¦ndose a casar ¨Cy a divorciar¨C. Entre medias, Colvin se enamor¨® del periodista boliviano Juan Carlos Gumucio, que trabaj¨® para El Pa¨ªs y se suicid¨® en 2002. Seg¨²n Vanity Fair, poco antes de su muerte Colvin le hab¨ªa enviado un correo electr¨®nico a su ¨²ltimo amor, el empresario Richard Flaye, donde le hac¨ªa una promesa que no pudo cumplir: ¡°Me quedo una semana m¨¢s aqu¨ª y me marcho. Cada d¨ªa es un horror¡±.
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