Grandes preguntas
Saberlo todo sobre nada ya no garantiza una vida estable
Los profesores de filosof¨ªa estimulan a sus estudiantes a hacerse grandes preguntas. Los profesores de ciencia disuaden a los suyos. Y tienen buenas razones para hacerlo. Para un aprendiz de cient¨ªfico, plantearse cu¨¢l fue el origen de todo, por qu¨¦ estamos aqu¨ª, ad¨®nde vamos y todas esas cuestiones tan fascinantes es el camino m¨¢s seguro hacia el siniestro total de su carrera. La ciencia es oportunista, y suele morder donde encuentra vena, all¨ª donde el estado del conocimiento y el estado del arte prometen ofrecer una respuesta a tiempo de obtener la inversi¨®n o renovar la subvenci¨®n. Las grandes preguntas, se dice el cient¨ªfico, solo las responder¨¢ Dios. En este sentido, Galileo solo vio lo que alcanzaba su telescopio, y la biolog¨ªa solo avanza con la potencia de su microscopio.
Por fortuna, una peque?a parte de la chiquiller¨ªa no hace ni caso a sus maestros en este punto. Puede que est¨¦ en su fisiolog¨ªa, o tal vez en su entorno familiar, pero el caso es que hay gente que nace cienciaherida, ni?os y ni?as cuya curiosidad insaciable no solo les conduce a estudiar ciencias, sino a elegir entre ellas las disciplinas m¨¢s profundas y dificultosas, las que plantean grandes preguntas y, por tanto, amenazan la carrera del practicante como la navaja que presiona el cuello. Una buena muestra de ello es Stephen Hawking, el gran f¨ªsico te¨®rico fallecido este a?o. Sus cenizas yacen ahora en la abad¨ªa de Westminster, entre las tumbas de Newton y Darwin.
Cuando el f¨ªsico vio la pel¨ªcula sobre su vida, La teor¨ªa del todo, y preguntado directamente por Eddie Redmayne, el actor que le encarn¨® y gan¨® por ello el Oscar en 2014, Hawking objet¨® que deber¨ªa haber ¡°m¨¢s f¨ªsica y menos sentimientos¡±. Eso es puro Hawking, uno de esos pensadores cuyo mayor est¨ªmulo emocional es precisamente el poder explicativo de la ciencia, su belleza y su creatividad extrema. Es muy dif¨ªcil hacer llegar este concepto al p¨²blico lego. Pero cr¨¦anme, hay gente cuya mente funciona as¨ª. Lean el libro p¨®stumo de Hawking, Breves respuestas a las grandes preguntas, para entender esto y mucho m¨¢s.
Por muy arriesgadas que sean las grandes preguntas, lo cierto es que hay una gran ventaja para quienes se las plantean. Si t¨² te preguntas ?qu¨¦ somos?, y tienes alguna esperanza de encontrar una respuesta siquiera parcial en tu tiempo de vida, no vas a poder limitarte a la filosof¨ªa. Tendr¨¢s que profundizar en los fundamentos de la f¨ªsica y la cosmolog¨ªa, la evoluci¨®n y la neurolog¨ªa, la matem¨¢tica y la inteligencia artificial. Tendr¨¢s que ser por tanto un pol¨ªmata, una persona de conocimientos distribuidos, amplios, interdisciplinarios. Esto ocurre ya dentro de cada ciencia. El genio f¨¦rtil y sutil de Poincar¨¦ se debi¨® a su entendimiento profundo de unas ¨¢reas de las matem¨¢ticas que todo el mundo hab¨ªa considerado disociadas hasta entonces. La doble h¨¦lice del ADN redujo la exuberante diversidad de la naturaleza a un principio simple, creador, generativo. Hawking ha dedicado su vida a lo mismo con los dos pilares de la f¨ªsica actual, la mec¨¢nica cu¨¢ntica de lo muy peque?o y la relatividad einsteniana de lo muy grande. Su laboratorio mental han sido los agujeros negros, que son tan peque?os que deben obedecer la mec¨¢nica cu¨¢ntica y tan masivos que responden a la relatividad general.
Sin llegar a estos extremos, tener una inclinaci¨®n hacia lo general en vez de lo espec¨ªfico, a lo abstracto m¨¢s que a lo concreto, a lo importante antes que a lo urgente, puede tener una relevancia cada vez mayor en el mundo que estamos creando. Saberlo todo sobre nada ya no garantiza una vida estable.
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