Dej¨¦monos de hipocres¨ªas
La decisi¨®n de B¨¦lgica al adquirir un avi¨®n de combate estadounidense en vez del europeo est¨¢ plenamente justificada
Les escribo desde un pa¨ªs que ha traicionado a Europa. S¨ª, se?ores, nosotros, los belgas, uno de los pa¨ªses fundadores, nos hemos convertido en traidores a la causa europea. ¡°Una pu?alada procedente de Bruselas¡±, se horroriza un diplom¨¢tico. El propio presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, ha denunciado un comportamiento ¡°contrario a los intereses europeos¡±.
Nuestro pecado tiene una letra y dos cifras: F-35. Y nuestro delito de lesa Europa est¨¢ relacionado con el pa¨ªs de procedencia de ese p¨¢jaro: EE?UU. ?C¨®mo es posible que esos falsos de los belgas hayan escogido un caza norteamericano, con un presidente Trump en plena obsesi¨®n proteccionista y mercantilista y que no siente sino desprecio por el Viejo Continente? Nuestro peque?o pa¨ªs pod¨ªa haber optado por dos aviones europeos, el Rafale franc¨¦s o el Typhoon del consorcio Eurofighter. El primer ministro belga, Charles Michel, quer¨ªa estar en la cabina de mandos europea y ha acabado en la bodega estadounidense. ¡°Puede que B¨¦lgica sea miembro fundador de la UE y Bruselas su capital, pero sus ¨®rdenes militares las recibe de Washington¡±, escribe Le Monde. Qu¨¦ palabras tan duras.
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?Pero qu¨¦ locura nos ha dado? Ninguna, o, mejor dicho, la misma que a todos los dem¨¢s. Es f¨¢cil tomarla con la peque?a B¨¦lgica. Ya hay otros cuatro pa¨ªses europeos que han elegido el F-35 ¡ªReino Unido, Italia, Holanda y Dinamarca¡ª y otros que han discutido o est¨¢n discutiendo la posibilidad de comprar el famoso avi¨®n estadounidense. Fran?ois Heisbourg, presidente del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos, lo ha dicho fr¨ªamente: ¡°Con la excepci¨®n de Alemania, todos los pa¨ªses participantes en la misi¨®n nuclear de la OTAN operar¨¢n con F-35¡±. Conclusi¨®n: si lo que se est¨¢ asesinando es el proyecto europeo de defensa, B¨¦lgica no ha sido la ¨²nica que ha dado la pu?alada. Est¨¢ en muy buena compa?¨ªa.
?Y si nos dejamos de hipocres¨ªas? ?Y si los franceses reconocen que su indignaci¨®n no se debe solo a la acusaci¨®n de que el pliego de condiciones belga est¨¢ trucado (insin¨²an que a la medida del F-35) y de que los nacionalistas flamencos que est¨¢n en el Gobierno han tomado partido por EE?UU tanto, sino tambi¨¦n a que lamentan no haber hecho caja?
?Acaso B¨¦lgica ten¨ªa que comprar un avi¨®n europeo para sostener el proyecto de defensa? El general de divisi¨®n Fr¨¦d¨¦rik Vansina, jefe de la Fuerza A¨¦rea belga, no es muy partidario de lo que considera una quimera: ¡°Si hubiera habido un F-35 europeo, con las mismas cualidades y los mismos beneficios econ¨®micos, el Gobierno lo habr¨ªa escogido¡±, declar¨® hace unos d¨ªas a Le Soir. ¡°Pero la industria de defensa europea ha perdido el tren de los cazas de quinta generaci¨®n. Como tantas veces en Europa, las ideas son buenas hasta que toca compartir las misiones. Entonces, los intereses pol¨ªticos de todos los pa¨ªses se distancian y no se concreta nada. En Estados Unidos es m¨¢s f¨¢cil, porque es un solo pa¨ªs¡±.
El pecado de B¨¦lgica tiene una letra y dos cifras: F-35. Y su delito contra Europa est¨¢ relacionado con el pa¨ªs de procedencia de ese p¨¢jaro: EE?UU
El deseo de desarrollar la Europa de la defensa se ha visto reforzado por el empe?o de la pareja Macron-Merkel, pero sobre todo por el activismo de la alta representante Mogherini. En teor¨ªa, el Fondo Europeo de Defensa debe financiar proyectos de defensa y desarrollo en la industria militar, mientras que Par¨ªs y Berl¨ªn han decidido desarrollar el SCAF (Sistema de Combate A¨¦reo de Futuro), cuyo objetivo es desarrollar con Dassault y Airbus un nuevo avi¨®n de combate que sustituya a todos los aparatos europeos actuales de aqu¨ª a 2035-2040. ?Pero c¨®mo involucrarse en un proceso que est¨¢ a¨²n en fase de proyecto, en una Europa especialista en tergiversaciones y falta de concreci¨®n? ?Por amor al riesgo?
B¨¦lgica habr¨ªa tenido que ser, no ¡°participante¡±, sino audaz y visionaria, replican algunos especialistas que no hablan de la ¡°traici¨®n¡± belga sino, m¨¢s realistas, de ¡°la ocasi¨®n fallida¡±. Seg¨²n ellos, nuestro Gobierno deber¨ªa haber comprado, no un producto en las estanter¨ªas ¡ªel F-35¡ª, sino un avi¨®n que le garantizaba un puesto prioritario en la elaboraci¨®n y el funcionamiento de un sistema a¨¦reo para el futuro. En lugar de supeditarse a los estadounidenses, con los que no tiene voz y s¨ª mucho que soportar, deber¨ªa haber contribuido al proyecto SCAF hasta ser un socio peque?o pero absolutamente indispensable.
El argumento es s¨®lido, pero no nos enga?emos: una vez m¨¢s, el SCAF no es ning¨²n ¡°gran plan¡± europeo, sino de tres pa¨ªses solamente. Como subrayaba el jefe de las Fuerzas Armadas belgas, ¡°el SCAF es un proyecto embrionario franco-alem¨¢n, mientras que los ingleses y los italianos est¨¢n hablando de su propio proyecto¡±. Volvemos a la Europa del cada uno por su cuenta. ?Un avi¨®n de combate europeo? ?En esta Europa que ni siquiera es capaz de ponerse de acuerdo sobre la supresi¨®n del horario de verano? Es mucho pedir.
B¨¦atrice Delvaux es es columnista de Le Soir
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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