Tecnolog¨ªa c¨ªvica para los desaf¨ªos urbanos
El futuro de las ciudades no reside solo en su capaci?dad de integrar la tecnolog¨ªa, sino tambi¨¦n en su voluntad de fomentar e incrementar las interacciones sociales y el protagonismo ciudadano
Las grandes tecnol¨®gicas han revolucionado la agenda urbana. En cualquier gran ciudad del mundo se pueden identificar los efectos producidos por esta ola digital, hasta el punto de que ya no son temas ajenos a la opini¨®n p¨²bli?ca. La disrupci¨®n ha llegado a los entornos urbanos, des?pu¨¦s a la opini¨®n p¨²blica y, finalmente, a los legisladores. Hoy ya no hay ninguna duda acerca de que las big tech es?t¨¢n condicionado el dise?o y la implementaci¨®n de las pol¨ªticas urbanas.
Cualquier an¨¢lisis sobre el acceso a la vivienda o el modelo tur¨ªstico no se puede desvincular de la generaliza?ci¨®n de plataformas digitales de alquiler de alojamientos. El estudio para la mejora de la movilidad debe tener en cuenta c¨®mo nuevos formatos de transporte est¨¢n afectando al tr¨¢nsito. Las pol¨ªticas para afrontar la desigualdad urbana deben conocer el papel del sector tecnol¨®gico y el cambio de modelo productivo de la transformaci¨®n digital. Y, tam?bi¨¦n, las estrategias de promoci¨®n econ¨®mica estar¨¢n condicionadas por la relaci¨®n que las ciudades pretendan establecer con los nuevos gigantes de la econom¨ªa global.
Estos son solo los primeros s¨ªntomas de un fen¨®meno que acaba de arrancar. El despliegue de estas grandes tec?nol¨®gicas en las ciudades donde operan no es casual, ni improvisado. Tambi¨¦n tiene su propia agenda. Los en?tornos urbanos son los escenarios id¨®neos para probar nuevas tecnolog¨ªas¡ªincluso condicionando la trama urbana desde el origen¡ª, para instalar sedes con proyecci¨®n global y, obviamente, un gran mercado en el que seguir creciendo.
Ante esta situaci¨®n, hemos visto c¨®mo los gobiernos locales alrededor del mundo reaccionaban para paliar los efectos de este aterrizaje tecnol¨®gico. Por un lado, aplican?do pol¨ªticas de contenci¨®n para ganar tiempo y para tratar de poner orden a aspectos de la vida urbana que se hab¨ªan descontrolado; y, por otro, iniciando contramedidas, como las iniciativas a favor de la soberan¨ªa digital, o abriendo debates sobre los peligros de una ciudad demasiado inteligente.
En la era de la obsesi¨®n por la innovaci¨®n es preci?so detenerse y recordar lo obvio: los cambios sociales no los genera la tecnolog¨ªa, sino las ideas.
Pero no nos enga?emos, pasada esta toma de contacto, el choque ir¨¢ a m¨¢s. Y, para afrontarlo con garant¨ªas, las ciudades no necesitar¨¢n una estrategia de resistencia, nece?sitar¨¢n un modelo. Tener un criterio propio que les sirva como gu¨ªa de actuaci¨®n para mejorar y profundizar en la gobernabilidad, a la vez que se adaptan a la transformaci¨®n digital de la sociedad. Sin confrontaci¨®n, ni sumisi¨®n. Una agenda propia que sea compartida y que se integre en el nuevo relato urbano que est¨¢ emergiendo.
Las tecnol¨®gicas tambi¨¦n deber¨ªan estar tomando nota de las resistencias que encuentran. Las grandes ¨¢reas me?tropolitanas no son ni espacios ca¨®ticos que hay que orde?nar, ni mercados por explotar. Esta visi¨®n no funcionar¨¢ en los entornos urbanos. Actuar as¨ª es el mejor incentivo para que sigan apareciendo nuevos l¨ªmites regulatorios y para que los problemas de imagen ante la opini¨®n p¨²blica vayan a m¨¢s.
El reto es el empoderamiento efectivo de la ciudadan¨ªa. El futuro de las ciudades no reside solo en su capaci?dad de integrar la tecnolog¨ªa, sino tambi¨¦n en su voluntad de fomentar e incrementar las interacciones sociales y el protagonismo ciudadano. En otras palabras, de promo?ver la emergencia de los ciudadanos inteligentes a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa c¨ªvica. La civic tech no tiene otro objetivo que adaptar la herramienta a un prop¨®sito que est¨¢ ¡ªo debe estar¡ª por encima de ella: la mejora de la gobernanza.
Quiz¨¢ esto deber¨ªa plantearse al inicio de nuestra re?flexi¨®n. En la era de la obsesi¨®n por la innovaci¨®n es preci?so detenerse y recordar lo obvio: los cambios sociales no los genera la tecnolog¨ªa, sino las ideas. Este es el orden co?rrecto. No es el ¨²ltimo avance t¨¦cnico el que moldea la realidad, sino que lo hacen las nuevas corrientes de pensa?miento. Y en cualquier caso, la tecnolog¨ªa se puede adaptar a estos movimientos de fondo, convirti¨¦ndose en una herramienta fundamental, en un medio.
En un momento de replanteamiento profundo sobre la ciudad inteligente, este podr¨ªa ser un buen punto de parti?da para todos los actores implicados. Un modelo compar?tido y consensuado para gobiernos locales y metropolita?nos, una l¨ªnea estrat¨¦gica para el sector tecnol¨®gico y un objetivo de m¨ªnimos para la ciudadan¨ªa. Sin ello, ser¨¢ muy complicado que podamos afrontar todos los problemas que ya forman parte del presente y futuro de la agenda urbana.
Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª es asesor de comunicaci¨®n
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