Como responsable de clima y energ¨ªa de una ONG ecologista podr¨ªa empezar la entrada al blog de Alterconsumismo diciendo ¡°El cambio clim¨¢tico es el mayor desaf¨ªo de nuestro tiempo¡¡±, y seguramente, en un momento dado, no os quedar¨ªa m¨¢s remedio que darme la raz¨®n para libraros de m¨ª.
En lugar de eso voy a confesaros un secreto personal: adoro viajar y, s¨ª, de vez en cuando tambi¨¦n cojo aviones. Muy pocas veces por ocio, casi siempre por trabajo.
Hay planes de construcci¨®n o ampliaci¨®n de 1.200 aeropuertos en el mundo. ?Son realmente necesarios?
Antes de que alguno me crucifique y me llame ¡°ecologista de palo¡±, os dir¨¦ que no vengo a dar lecciones a nadie, sino a aprovechar la oportunidad que me brinda este espacio para lanzar reflexiones sobre la industria que est¨¢ detr¨¢s del transporte m¨¢s perjudicial para nuestro clima: el avi¨®n.
No s¨¦ si algunos lo recordar¨¦is, pero en los ochenta y finales de los noventa, viajar en avi¨®n era algo reservado para una minor¨ªa compuesta sobre todo de gente rica o de negocios. Con el cambio de siglo, empezaron a popularizarse las aerol¨ªneas de bajo coste, y as¨ª, hasta d¨ªa de hoy, donde todo hijo de vecino ya se ha escapado al menos un fin de semana a Par¨ªs.
Mirad, no quiero que el hecho de viajar en avi¨®n y conocer mundo se convierta nuevamente en un privilegio para ¨¦lites, pero s¨ª me doy cuenta de que se est¨¢n empezando a dar situaciones cada vez m¨¢s absurdas. Y lo que es peor, los precios de los vuelos que estamos pagando estos d¨ªas son artificialmente bajos, vamos, que de ning¨²n modo reflejan el coste real de volar. Duele, pero esto es as¨ª.
?Por qu¨¦ son tan bajos? La respuesta es clara: por el gran poder de influencia que tiene la industria de la aviaci¨®n. Llevo a?os analizando propuestas de medidas para prevenir el cambio clim¨¢tico, desde limitar las emisiones de las centrales t¨¦rmicas de carb¨®n a poner tasas a los coches di¨¦sel. Y sin embargo, todav¨ªa no he visto medidas contra la aviaci¨®n. Es m¨¢s, se dir¨ªa que nadie cuestiona los privilegios de los que disfruta este sector desde hace d¨¦cadas. Entre ellos, no computar emisiones de gases con la vieja excusa de qui¨¦n deber¨ªa asumir ese CO2, ?el sitio desde donde el avi¨®n despega o al que aterriza?
No me extra?a que con estas perspectivas de futuro el sector quiera seguir expandi¨¦ndose hasta el infinito y m¨¢s all¨¢. Ya hay planes de construcci¨®n o ampliaci¨®n de 1.200 aeropuertos en el mundo. ?Son realmente necesarios? Al fin y al cabo pueden acabar infrautilizados, como bien sabemos en este pa¨ªs.
As¨ª que como la clase pol¨ªtica no quiere retar el status quo de las todopoderosas alianzas del cielo, me gustar¨ªa concluir con lo que yo s¨ª voy a empezar a hacer para volar menos. Antes de tomar la decisi¨®n de desplazarme en avi¨®n, me har¨¦ estas dos preguntas:
?Est¨¢ suficientemente justificada mi presencia en ese lugar en relaci¨®n el impacto que genero?; y
?existen medios terrestres que me permiten llegar a ese lugar en un per¨ªodo inferior a 12 horas?
Finalmente, os invito a leer los ¡°13 pasos para un sistema de transporte justo¡± que hemos presentado con la red internacional ¡°Stay grounded¡±.
H¨¦ctor de Prado Herrero es responsable de clima y energ¨ªa en la organizaci¨®n ecologista Amigos de la Tierra, grupo miembro de la Federaci¨®n internacional de Friends of the Earth con presencia en 70 pa¨ªses.
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