La organizaci¨®n de la desconfianza
Cuatro de cada 10 espa?oles creen que el capitalismo es incompatible con la democracia
Hay una vieja alegor¨ªa del economista franc¨¦s Jean-Paul Fitoussi en la que los ganadores de la globalizaci¨®n y de la crisis dicen a los perdedores: lamentamos sinceramente el destino que hab¨¦is tenido pero las leyes de la econom¨ªa son despiadadas y es preciso que os adapt¨¦is a ellas reduciendo las protecciones que a¨²n ten¨¦is; si quer¨¦is mejorar deb¨¦is aceptar previamente una mayor precariedad e inseguridad. Este es el contrato social del futuro, el que os har¨¢ encontrar el camino del bienestar.?
Este tipo de discurso es el que explica, en buena parte, uno de los datos centrales, m¨¢s all¨¢ de la coyuntura, que proporcionaba el sondeo Diez a?os de crisis. Valoraciones y cambios tras la crisis, elaborado por la empresa 40dB para este peri¨®dico (v¨¦ase EL PA?S del pasado 11 de noviembre): m¨¢s de 4 ciudadanos espa?oles de cada 10 (el 42,4%) opina que el capitalismo es incompatible con la democracia. Esta tendencia creciente hacia la inestabilidad entre ambos conceptos se observaba en los?Informes sobre la democracia en Espa?a que va publicando la Fundaci¨®n Alternativas a?o a a?o, y que desde el coraz¨®n de la Gran Recesi¨®n dicen que las bases de apoyo a nuestros sistemas pol¨ªtico y econ¨®mico se est¨¢n rompiendo: la consideraci¨®n de la democracia como mejor forma de Gobierno ya no es un¨¢nime, y el respaldo a la econom¨ªa de mercado hab¨ªa dejado de ser mayoritario.
Las relaciones entre democracia y capitalismo han sido siempre inestables. Despu¨¦s de las dos Guerras Mundiales y durante m¨¢s de seis d¨¦cadas, ambos t¨¦rminos lograron un cierto equilibrio hasta el punto de que lleg¨® a entenderse que la una no pod¨ªa vivir sin el otro, y viceversa. Las contradicciones (por ejemplo, el franquismo, el pinochetismo, China¡) eran tratadas como anomal¨ªas hist¨®ricas. Desde el a?o 2008, el binomio democracia y capitalismo se ha torcido a favor del segundo, y la percepci¨®n ciudadana, a trav¨¦s de los sondeos, es n¨ªtida: los poderes econ¨®micos (no representativos) se han impuesto a los poderes pol¨ªticos (representativos) y los han derrotado una y otra vez.
El soci¨®logo alem¨¢n Wolfgang Streeck analiza c¨®mo los antiguos adversarios (democracia y capitalismo) lograron su reconciliaci¨®n a trav¨¦s del contrato social de la posguerra, y c¨®mo los abusos del capitalismo han resucitado la vieja cuesti¨®n sobre su compatibilidad. Hasta bien entrado el siglo XX los capitalistas tem¨ªan que las mayor¨ªas democr¨¢ticas abolieran la propiedad privada (el comunismo), mientras que los trabajadores y sus organizaciones se inquietaban por la posibilidad de que los capitalistas financiaran la vuelta a un r¨¦gimen autoritario que defendiera sus privilegios (los fascismos). Parad¨®jicamente fue durante la Guerra Fr¨ªa cuando parecieron alinearse juntos capitalismo y democracia, cuando el progreso econ¨®mico y la protecci¨®n social hizo posible que la mayor¨ªa de los trabajadores aceptase un r¨¦gimen de libre mercado y propiedad privada, ¡°resaltando a la vez que la libertad democr¨¢tica era inseparable y, de hecho, dependiente de la libertad de los mercados y la b¨²squeda de beneficios¡±.
Los sondeos indican que han regresado con fuerza las dudas sobre la convivencia de los sistemas pol¨ªtico y econ¨®mico en cuesti¨®n. Muchos ciudadanos sufren la sensaci¨®n cotidiana de que la pol¨ªtica es impotente para resolver sus problemas econ¨®micos, para cambiar sus vidas a mejor. La democracia est¨¢ detenida o avanza a sorbos y pierde calidad, mientras el capitalismo ha devenido en el ¨²nico sistema econ¨®mico realmente existente y muchas veces va acompa?ado de ausencias de frenos y regulaciones, y de atracos, esc¨¢ndalos y complicidades con el sistema pol¨ªtico. Pr¨¢cticamente el 100% de la poblaci¨®n, seg¨²n la encuesta citada, cree que no se han puesto en marcha los mecanismos y regulaciones suficientes para prevenir una nueva crisis econ¨®mica, y 9 de cada 10 entrevistados consideran que deber¨ªan programarse m¨¢s regulaciones y controles (nacionales y globales) a las finanzas y a las grandes empresas.
Parecer¨ªa que estamos alej¨¢ndonos de las tesis del liberal John Stuart Mill, que un d¨ªa fueron asumidas por la mayor parte de la ciudadan¨ªa, de que el capitalismo es el sistema m¨¢s racional de producci¨®n y la democracia el ¨²nico orden pol¨ªtico congruente para ciudadanos libres. Peligroso demarraje.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.