En Pamplona Alta se libra una batalla crucial contra la falta de inodoro
Los vecinos de uno de los barrios m¨¢s empobrecidos de Lima utilizan un modelo seco que no necesita tuber¨ªas ni alcantarillas y sustituye a los silos insalubres habituales
Son cerca de las seis de la ma?ana, mientras una dulce luz va disipando la niebla de los cerros del barrio lime?o de Pamplona Alta. El alegre cami¨®n blanco de Family¡¯s comienza a trepar por las calles polvorientas sin asfalto, y suelta desde un parlante su cancioncita pegajosa¡ "Family¡¯s, Family¡¯s, Family¡¯s el ba?o que mejora, mejora tu hogar. No vas a tener mosquitos, ni sentir ning¨²n mal olor si tu ba?o llevas al cami¨®n recolector".
Una mujer, de edad mediana, sale apurada de su casa llevando un balde de color azulino, que lleva encima un pl¨¢stico verde y, en efecto, se acerca al cami¨®n recolector. Otros vecinos, a lo largo de esta calle sembrada de tierra y poblada de perros incontables y, por lo general, amigables, tambi¨¦n acuden al llamado de este veh¨ªculo, que recoge las heces de retretes secos, que no requieren ni tuber¨ªas ni alcantarillas. "Este sistema es mejor que el silo porque no huele, no apesta, no trae ninguna mosca, nada", comenta una mujer.
Su mensaje, escueto, encierra una verdad tan enorme como estos cerros: antes, aqu¨ª, en Nueva Rinconada -que es parte de Pamplona Alta, uno de los lugares m¨¢s pobres de Lima- los olores, los insectos, o hasta los roedores, hab¨ªan asentado sus dominios.
Villa sin alcantarillas
No es que ahora no est¨¦n para nada. Hace dos d¨ªas, en otro sector de Nueva Rinconada, llamado Villa San Juan, en la subida de unas escaleras interminables hacia la casa del dirigente del asentamiento humano, Rogelio Sarmiento, un olor, notorio e inevitable, segu¨ªa impregnando la atm¨®sfera. Las moscas daban vueltas, lo mismo que los canes, en medio de las casas clavadas sobre las pendientes empinadas y terrosas.
Pero algo ha cambiado en este rinc¨®n del Per¨², pa¨ªs ahora llamado "de renta media", donde el 27,2% de sus poco m¨¢s de 32 millones de habitantes no cuenta con un sistema de alcantarillado, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica e Inform¨¢tica (INEI). En Lima, son cerca de 800.000 los afectados por esta severa ausencia, aunque en Pamplona Alta desde hace un tiempo ha aterrizado una providencial soluci¨®n.
Hace unos seis a?os, Isabel Medem y Jessica Altenburger, dos j¨®venes de origen alem¨¢n, crearon X-runner, una peque?a empresa con responsabilidad social y ambiental que ten¨ªa un prop¨®sito supremo: dotar a los habitantes de estos cerros pelados y olvidados, pero cargados de dignidad, de un sistema por el cual puedan, mientras no tengan saneamiento, darle a sus excrementos un destino adecuado.
Ese sistema es Family¡¯s, una f¨®rmula simple y efectiva. Un inodoro seco que no necesita tuber¨ªas, ni alcantarillas, se coloca en el cuarto de ba?o. La persona se sienta, se abre una compuerta por el peso, las heces caen a una bolsa (la bolsa verde de la hora del recojo) y la orina se va por una tuber¨ªa a otro sitio. Esta se infiltra en la tierra, con lo que se impide la perniciosa mezcla de ambas sustancias, que antes ca¨ªan en un silo.
Un silo es eso que ten¨ªa Rogelio antes de que la propuesta de Family¡¯s, el sistema de X-Runner llegara a su hogar. Habitualmente es un pozo que tiene como fin guardar granos en el campo, pero en los predios sin servicios m¨ªnimos es un hueco cavado en alg¨²n lugar de la chabola, que tiene varios metros de profundidad. All¨ª, cuando no hay saneamiento, caen las heces, hasta que este se llena y hay que hacer otro y otro.
Este sistema supone saber d¨®nde poner el inodoro y salir con el balde de heces por las ma?anas, cuando pasa el veh¨ªculo recolector
En todo ese tiempo, por supuesto, el ambiente se inunda de olores, de moscas, y cuando sobreviene el verano hasta de cucarachas y roedores, seg¨²n recuerda Rogelio, al interior de su vivienda, clavada en un cerro a donde hay que subir sorteando mont¨ªculos de tierra. ¡°El olor disminuy¨®, hab¨ªa menos mosquitos¡±, cuenta, mientras observa su nuevo inodoro, puesto al lado del antiguo silo, que ha sido tapado con cemento.
Una crisis, una posibilidad
¡°A?os atr¨¢s, tuvimos que fumigar, por cuenta de los propios vecinos¡±, relata Rogelio, tras salir de su vivienda, hecha de un cemento modesto. Se acuerda de eso porque, hacia el a?o 2014, se temi¨® una pandemia en la zona debido a una suerte de crisis sanitaria, que fue atisbada tambi¨¦n por otros vecinos de Nueva Rinconada, entre ellos Esther L¨¦vano, una mujer de 71 a?os.
Ha podido subir estos cerros a su edad, como si la propia adversidad cotidiana le hubiera infundido fuerza por d¨¦cadas, y nos cuenta c¨®mo al parecer la abundancia de silos y el calor veraniego hicieron que se temiera lo peor. El gobierno de entonces reaccion¨®, aunque las soluciones no fueron permanentes. Parte del problema de la ausencia de servicios en estos predios es que eran parte de una zona agropecuaria y, en tanto eso no se sanee, no pueden construirse la infraestructura m¨ªnima y decente.
Rogelio, por ejemplo, vive en Villa San Juan hace 18 a?os y no ha visto todav¨ªa llegar el alcantarillado, ni el agua, solo la luz. La ecuaci¨®n entonces es tristemente perfecta para que las enfermedades amenacen: no hay saneamiento, no hay un respetable hospital por las inmediaciones, solo una posta m¨¦dica con lo necesario.
Este es uno de esos lugares por los que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre de la proliferaci¨®n de enfermedades diarreicas. El 88% de ellas, seg¨²n la entidad, se producen por el abastecimiento de agua insalubre, o por ¡°un saneamiento e higiene deficientes¡±. Que podr¨ªa ser fomentado por un silo. Otras afecciones tambi¨¦n son posibles, como la tuberculosis o las infecciones urinarias.
¡°?Qu¨¦ por qu¨¦ cobramos?¡±, se pregunta Ra¨²l Brice?o, el joven gerente general. ¡°Porque queremos que la gente asuma su responsabilidad, que reclame si es el caso¡±. Para que no ocurra, como tantas veces, que se acab¨® el proyecto y volvi¨® el problema. La tarifa es m¨ªnima, solo 39 soles, poco m¨¢s de 10 euros mensuales por todo el servicio, y la empresa solo cubre el 20% de sus costos.
Otra vida para 900 familias
Este emprendimiento social atiende, en toda Pamplona Alta, a 900 familias, lo que lleva tranquilidad e higiene a por lo menos 4.500 personas. Ha logrado llevarse al menos 600 toneladas de heces, que de otra forma permanecer¨ªan en el subsuelo de muchos hogares. ¡°Esperar no es una opci¨®n¡± es uno de los lemas de X-runner, en la conciencia de que la forma de disponer las excretas es una ruta para abandonar el c¨ªrculo de la pobreza.
Ra¨²l lo explica de manera simple pero precisa. ¡°Si una persona no las dispone bien se enferma; si se enferma, no va a trabajar y pierde dinero, o si se enferma su hijo va a tener que comprar medicinas, y al final nunca sale del pozo¡±. Es como si estuviera atrapado en una l¨®gica que comienza por algo tan clamoroso como no contar con un saneamiento adecuado, y culmina con el eterno retorno a la precariedad.
El destino final de las bolsas con heces recogidas por el cami¨®n es un centro de compostaje para fabricaci¨®n de abono
Todo esto implica cambiar de h¨¢bitos en la familia y en la comunidad, para proveerse otra calidad de vida: saber d¨®nde poner el inodoro, salir con el balde de heces por las ma?anas, cuando pasa el veh¨ªculo recolector, y estar atento a fallas en el sistema. ¡°Felizmente, tenemos un alto grado de satisfacci¨®n de los usuarios¡±, comenta Ra¨²l.
El destino final de las bolsas con heces recogidas por el cami¨®n es un centro de compostaje (para fabricaci¨®n de abono), que est¨¢ todav¨ªa por afinar, y para el cual se necesitar¨ªa el apoyo de las autoridades. Se apuesta por ello, se insiste cada d¨ªa. Solo que no es f¨¢cil lograr todo en esta esquina de Lima donde no ha llegado la "renta media" con la que se bendice a este pa¨ªs, aunque en materia de saneamiento est¨¦ al nivel de Hait¨ª.
Por lo menos ocho millones de personas, seg¨²n el INEI, no tienen un sistema de red p¨²blica de alcantarillado. En el ¨¢mbito rural, se trata del 83,4% de la poblaci¨®n; en las zonas urbanas del 11,2% de los habitantes. Aparentemente, no se nota en las grandes ciudades, menos en Lima, solo que cuando uno llega a Pamplona Alta se da cuenta de que los folletos tur¨ªsticos no te cuentan la historia completa.
Siempre la esperanza
De pronto, en medio del proceso de recojo, Ra¨²l mira hacia los cerros y cuenta que, todos los a?os en agosto, las partes altas se llenan de verde debido al fen¨®meno de las lomas, por el cual la humedad acumulada en la atm¨®sfera alimenta un ecosistema temporal. ¡°Se ve muy bonito¡±, dice, lo que permite imaginar un escenario distinto, vestido de naturaleza, como si el polvo otorgara una tregua a las pampas interminables.
Ese verde aparece una vez al a?o, como una limpia esperanza en medio del desierto poblado. En medio de gente que ha decidido expulsar de su vida las heces, eso que todos detestamos, pero que ellos ten¨ªan que soportar obligados por la pobreza, al igual que otros 4, 500 millones de personas que, en todo el mundo, tampoco pueden eliminarlos de forma segura, como se?ala la ONU.
Pero su actitud habla muy bien de su esp¨ªritu y sus metas. Acabo de comprobarlo ahora que veo, en una calle polvorienta, modest¨ªsima, c¨®mo tres ciudadanos salen con sus baldes para entregarlos al cami¨®n, que sigue con la cancioncita pegajosa "Family¡¯s, Family¡¯s, Family¡¯s, el ba?o que mejora, mejora tu hogar". Convierten ese momento, tan simple, en un ritual que hace del saneamiento un derecho humano urgente y elemental.
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