?La digitalizaci¨®n del euro acabar¨¢ con las monedas sociales?
En los ¨²ltimos a?os ha aparecido el t¨¦rmino CBDC (siglas en ingl¨¦s que significa Central Bank Digital Currency, o sea la moneda digital del banco central) para debatir la posibilidad de que el banco central, en vez de la banca privada hoy en d¨ªa, inyecte directamente la masa monetaria para la econom¨ªa real. Si bien se prev¨¦n varias ventajas, tendr¨¦ que admitir que la digitalizaci¨®n del dinero de curso legal se convierta en un obst¨¢culo para el uso de las monedas sociales. Veremos c¨®mo las monedas sociales pueden superarlo y seguir¨¢ sirviendo para sus usuarios.
Existen diferentes motivos que justifican la emisi¨®n del dinero electr¨®nico por el propio banco central, pero lo m¨¢s relevante es la estabilidad financiera. MAFO apoya esta idea porque el dinero ser¨¢ totalmente seguro sin ninguna necesidad que el banco central tenga que rescatar la banca privada, mientras que los defensores de la oxidaci¨®n resaltan que su implementaci¨®n ser¨¢ t¨¦cnicamente mucho m¨¢s f¨¢cil porque el proceso de depreciar el dinero ser¨¢ autom¨¢tico. Tambi¨¦n se espera que la inyecci¨®n directa de la liquidez en la econom¨ªa real ayude a aumentar el consumo que hoy en d¨ªa est¨¢ estancado debido al no aumento del poder adquisitivo.
La digitalizaci¨®n del euro requerir¨¢ que las monedas sociales se renueven para sobrevivir
Entre distintos tipos de las monedas sociales, las que se ver¨¢n m¨¢s afectadas son obviamente las respaldadas con dinero oficial. Es muy probable que, al implementar una CBDC, el banco central empiece a ofrecer el servicio de e-banking en su p¨¢gina web y a distribuir una app para smartphones para que realicemos transacciones en esta nueva moneda digital, permitiendo que cualquier ciudadano abra su cuenta bancaria directamente en el propio Banco de Espa?a. Estos softwares son muy parecidos a los de las monedas sociales y es probable que los usuarios de CBDC dejen de cambiar euro / d¨®lar etc. en moneda social.
Es tambi¨¦n cierto, sin embargo, que la similitud tecnol¨®gica no significa el fin de nuestros propios medios de intercambio. Al contrario, cuenta con el potencial de impulsar transacciones. Si se implementa una moneda digital respaldada con dep¨®sitos con una app, ¨¦sta podr¨¢ se?alar una lista de productos rembolsables en el almac¨¦n de la oficina de la moneda y el usuario podr¨¢ elegir el producto que quiera comprar.
Otra posibilidad que se podr¨¢ incorporar es la de crowdfunding para estimular nuevos emprendimientos. Por ejemplo, si Valeria est¨¢ pensando en poner un nuevo restaurante argentino, pondr¨¢ el anuncio sobre este proyecto, pidiendo contribuci¨®n en moneda social o hasta en euro. Ella podr¨¢ pagar en esta moneda social al pedir a un alba?il la reforma del interior del restaurante y/o al pedir a una dise?adora la producci¨®n de una buena p¨¢gina web con todos los platos (parrilla, milanesa etc.) y tambi¨¦n podr¨¢ retribuir a los colaboradores por convertir esta contribuci¨®n en un adelanto, descontando, por lo tanto, las facturas cuando vienen a este restaurante como clientes. Se podr¨¢ incluir otras tantas funciones que sean necesarias para que la comunidad de usuarios est¨¦ lo m¨¢s interactiva posible, pero quisiera destacar que el sentido de comunidad es imprescindible para lograrlo.
Chiemgauer es otro modelo de moneda social que, pese a la digitalizaci¨®n monetaria, podr¨¢ sobrevivir, ya que ofrece otras ventajas importantes. Por una parte, la donaci¨®n autom¨¢tica del 3% del consumo a un proyecto social al realizar un pago en Chiemgauer hace que los socios, muy comprometidos con su comunidad, prefieran seguir usando este mecanismo. Por otra parte, la oferta de cr¨¦dito con tasa de inter¨¦s m¨¢s baja, que se ha hecho gracias a la oxidaci¨®n, atrae a comercios locales que necesitan financiamiento barato.
La digitalizaci¨®n del euro en s¨ª no acabar¨¢ con las monedas sociales, aunque requerir¨¢ muchas innovaciones para que sobrevivan. Es fundamental (re)dise?arlas de manera que puedan satisfacer las necesidades de sus usuarios.
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