Todo el desgobierno del mundo
Una foto fija de la familia desavenida de los poderosos de este mundo, esto es el G20 ahora. Poco que decirse. Mera cortes¨ªa
El G20 empez¨® en 2008 para enfrentar la crisis financiera. Entonces sirvi¨®, pero sigui¨® luego como mero foro deliberativo. Cuando sus participantes todav¨ªa eran capaces de deliberar: ya es mucho que los poderosos de este mundo deliberaran al menos una vez al a?o y encontraran puntos de acuerdo en la madeja de la globalizaci¨®n, aunque solo fuera a efectos de inventario. Ahora ni siquiera eso: lejos de lo que nunca fue, sin secretar¨ªa ni conclusiones vinculantes, contaba al menos con un comunicado final coherente, cosa que ya no suceder¨¢ ahora.
Retrato fijo del desorden y el desgobierno del mundo, habitado por monstruos como Mohamed bin Salman (MBS), el m¨¢s novato, o Vladimir Putin, el m¨¢s veterano; liderado por Donald Trump, el m¨¢s inepto e imprevisible; y presidido por Mauricio Macri, el argentino del paso cambiado: cuando obtuvo el turno anual de la presidencia del G20 el libre comercio al que est¨¢ apegado era todav¨ªa doctrina, mientras que ahora se resquebraja; su pa¨ªs todav¨ªa flotaba, mientras que ahora se halla con la moneda por los suelos y bajo perfusi¨®n del FMI, que est¨¢ rescatando su econom¨ªa con un pr¨¦stamo de 50.000 millones de d¨®lares.
Una foto fija de la familia desavenida y peleada de los poderosos de este mundo, esto es ahora. Poco que decirse. Mera cortes¨ªa. Sonrisas glaciales. Citas canceladas. Sucintas reconvenciones con las que cubrir el expediente de cara a sus opiniones p¨²blicas. Evitan incluso tropezar con los menos recomendables: Erdogan con Bin Salman, el saud¨ª de las manos te?idas de sangre, castigado en el rinc¨®n; Trump con Putin, y no por Ucrania sino por el fiscal Mueller, para no documentar de nuevo la colusi¨®n de Rusia con su campa?a electoral.
Es un escaparate de la globalidad agrietada. Con la iron¨ªa del temario, libre comercio, inmigraci¨®n y cambio clim¨¢tico, todo lo que Trump detesta; el tr¨¢gala de Putin con Crimea, donde ha exhibido fuerza y unilateralidad: por menos se han hecho muchas guerras; y, sobre todo, la doble ignominia de la guerra de Yemen, clasificada ya como cat¨¢strofe humanitaria, y la muerte y desaparici¨®n de Jamal Khashoggi, todo en el debe de un pr¨ªncipe irreflexivo y atolondrado hasta el crimen de guerra y el asesinato de Estado.
Desde el rinc¨®n, con chanzas y saludos para Putin y bajo serias advertencias de May y de Macron, MBS se sabe vencedor en la gira, al menos para los de casa. Su descaro le refuerza en la disputa con la familia, ante los primos que quieren echarle y ante el padre anciano y enfermo, el rey Salman, el ¨²nico que podr¨ªa.
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