Efecto Hawthorne: el arma de doble filo que te convierte en mejor deportista o te hunde en la miseria
El entreno diario se ha convertido en un test constante
?Eres de los que vigila tu t¨¦cnica de carrera y aceleras el paso cuando te observan mientras entrenas? ?Te traicionan los nervios al lanzar un penalti si sabes que tus hijos est¨¢n en la grada? Los psic¨®logos hablan del efecto Hawthorne, ese af¨¢n por epatar cuando nos miran. Una espada de doble filo que puede dar alas o hundir en la miseria.
Acu?ado en 1955 por Henry A. Landsberger, este efecto responde a la mejora en la productividad que los empleados de la f¨¢brica Hawthorne Works experimentaban cuando se les alteraban las condiciones de luz. Tanto si sub¨ªa el nivel como si se les condenaba a la penumbra, se part¨ªan m¨¢s el lomo conscientes de ser parte de un estudio. Con el tiempo, las conclusiones de Landsberger se rebatieron, pero nadie duda de que sabernos observados por un examinador, otros participantes o una audiencia puede alterar inconscientemente ¡ªpara bien o para mal¡ª nuestro modo de actuar.
Objetivo: vencer
Desde ni?os nos entrenan para bordar los ex¨¢menes. Pero, ?qu¨¦ te pone m¨¢s, lograr una buena marca o ganar a quien tienes al lado? Aunque no te juegues nada, es probable que la competencia te haga venirte arriba. Incluso actuando muy por encima de tus posibilidades.
Marc Roig, fisioterapeuta del actual r¨¦cord en marat¨®n Eliud Kipchoge, ha creado Inside Kenya, una empresa que facilita que corredores 'amateur' se pongan a prueba con los hombres y mujeres m¨¢s veloces del planeta. La madre de todos los ex¨¢menes posibles en atletismo. Pero no hace falta irse hasta Kenya. Las redes sociales son ya un furibundo examinador las 24 horas. Con 1,6 millones de usuarios, Strava es la mayor red social deportiva en Espa?a. Hace 10 a?os ibas a correr al Retiro de Madrid o te pegabas una carrera hasta el Montjuic m¨¢s solo que la una. Ahora lo registras con un reloj GPS y puedes saber en cu¨¢nto tiempo lo hacen otros corredores, aunque no les conozcas de nada.
Con las redes sociales, el entreno diario se ha convertido en un test constante, un af¨¢n por ser los mejores hasta cuando no hay premio
Picarse puede hacer que cada d¨ªa vayas un poco m¨¢s all¨¢. "Compartir tus actividades deportivas es un elemento muy motivador. Pr¨¢cticas como el running o el ciclismo pueden ser muy solitarias y publicar tus par¨¢metros, como los resultados, el ritmo, altimetr¨ªa, pulsaciones, regularidad..., ayuda a mantener la exigencia, porque otros usuarios pueden observarlos", declara Greg Vermersch, country manager de Strava. Es el entreno diario convertido en un test constante: un af¨¢n por ser los mejores hasta cuando no hay premios, del que no se libra casi nadie.
As¨ª lo vive a diario Francisco Javier Calder¨®n, director del Laboratorio Fisiol¨®gico del Esfuerzo (LFE) de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. "Lo vemos en las pruebas de esfuerzo, incluso en atletas de ¨¦lite. Si saben que el anterior ha llegado a 20 km/h, el siguiente entra mentalizado para llegar a 21 km/h. Somos competitivos por naturaleza".
Este est¨ªmulo no dura eternamente: el tiempo pone a cada uno en su lugar. "En estudios de larga duraci¨®n es habitual que en las primeras mediciones, por la novedad y el esp¨ªritu competitivo, se aprecie una mayor intencionalidad en la ejecuci¨®n. Pero cuando la monitorizaci¨®n se hace sostenida en el tiempo, ese efecto se diluye por la normalizaci¨®n del protocolo", apunta Carlos Balsalobre-Fern¨¢ndez, investigador en rendimiento deportivo del Departamento de Educaci¨®n F¨ªsica, Deporte y Motricidad Humana de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Tambi¨¦n evita el rid¨ªculo
Las clases colectivas son una prueba de fuego. Situarse en la primera fila permite seguir los movimientos del profesor sin obst¨¢culos visuales. Pero tambi¨¦n implica tener los ojos del resto de asistentes incrustados en su espalda. Si clavas las coreograf¨ªas, te sentir¨¢s triunfante. Un paso en falso y te imaginar¨¢ a tus colegas de detr¨¢s desconcertados, e, incluso, divertidos ante su desliz. Y todo sin poder girarte hacia atr¨¢s por el riesgo de perder el ritmo.
"Notamos un efecto domin¨®: los de nivel m¨¢s avanzado optan siempre por las primeras filas. Los nuevos pupilos o los que saben que no alcanzan tanta destreza, prefieren situarse m¨¢s al fondo", declara Leticia Od¨¦riz, brand manager de S¨ªclo, una nueva modalidad de spinning de alta intensidad, a medio camino entre la sesi¨®n de dj y el entrenamiento de fuerza (se usan peque?as mancuernas sin dejar de padalear).
Al ser humano le pierde la vanidad. Ll¨¢melo deseabilidad social o necesidad de aprobaci¨®n. Nos gusta quedar bien, el aplauso. Ser m¨¢s r¨¢pido, fuerte, preciso. Si nos miran, que queden admirados
?Y si uno que normalmente se ubica al fondo pasara hacia delante? "En esos casos tienden a prestar m¨¢xima atenci¨®n y a esforzarse al 200%: hay un efecto liderazgo en determinadas posiciones, como si no quisieran defraudar las expectativas puestas en ellos. Algo parecido a la catarsis de una sesi¨®n abarrotada y con alumnos de alto nivel: se crea una vibraci¨®n positiva enorme que anima a todos a rendir mucho m¨¢s¡±. Queda claro: aunque no haya nadie evaluando, ning¨²n usuario quiere sentirse el m¨¢s torpe de la clase.?
La euforia colectiva tambi¨¦n achucha. El rendimiento es mayor en un aula con el aforo completo que cuando solo acuden unos pocos. En estas clases la luz es clave. "Va en disminuci¨®n: en la primera fila hay mucha luminosidad. Son los l¨ªderes, pedalean con m¨¢s nivel, sonr¨ªen sin transmitir el esfuerzo que est¨¢n realizando y se sienten orgullosos de sus cuerpos. En cambio, en las ¨²ltimas, la luz es muy tenue para dar intimidad a esos alumnos que se coh¨ªben si se sienten observados. Bien por no ser los m¨¢s sueltos o por no gozar de anatom¨ªas de p¨®ster. La intensidad de la iluminaci¨®n tambi¨¦n se baja en los ejercicios que m¨¢s esfuerzo requieren. Favorece la concentraci¨®n y se evitan las miradas indiscretas al vecino para ver qu¨¦ tal le va".
Puede provocar p¨¢nico
Sentirse bajo el escrutinio de un examinador nos pone en alerta. Y la grada, a fin de cuentas, son miles de examinadores. Cuanto mayor sea el aforo y el ruido que haga ¡ªc¨¢nticos, aplausos, silbidos¡ª, mayor la presi¨®n. Unos so?ar¨¢n con el descalabro del rival. Pero otros desear¨¢n en cuerpo y alma que su equipo triunfe y animar¨¢n en consecuencia. Por esto, cuando se decreta que un partido debe jugarse a puerta cerrada, la decisi¨®n se interpreta como un castigo para el club anfitri¨®n porque se le priva del aliento de los suyos. Ahora bien, saber que miles de hinchas an¨®nimos tienen sus esperanzas depositadas sobre uno ?mejora siempre la actuaci¨®n en la cancha? La experiencia demuestra que no. Y eso es un problema. De nada sirve entrenar duro a lo largo de la semana, incluso lograr unos registros encomiables en las pruebas previas si llegado el momento los nervios arrollan.
Vicky Cervera, psic¨®loga deportiva en Sanus Vitae (sanusvitae.es), est¨¢ acostumbrada a bregar con deportistas que sucumben ante esa presi¨®n. "Cuando los nervios traicionan se produce una inmediata sensaci¨®n de frustraci¨®n que puede dar al traste con la carrera del deportista. Estos casos se tratan analizando qu¨¦ piensa al saltar al terreno de juego; qu¨¦ acciones lleva a cabo en los momentos previos y durante el desarrollo de la competici¨®n; y, finalmente, intentando controlar aquellos s¨ªntomas de nervios que merman su capacidad competitiva, como la sudoraci¨®n palmar, los temblores o una excesiva contracci¨®n muscular".
Esta experta insiste en que sentir la presi¨®n ante una competici¨®n siempre altera el estado del deportista para bien. "Es lo que llamamos nivel de activaci¨®n ¨®ptimo, un estado de alerta emocional y fisiol¨®gico que ponen al atleta en disposici¨®n de competir al m¨¢ximo nivel. Cuando esa activaci¨®n bloquea o reduce sus cualidades, se trata como una patolog¨ªa".
Se soluciona con tics
Ponte en el lugar del portero y del delantero en la soledad del penalti. Imagina que se te vienen a la cabeza las decenas de memes en los que te ponen como un cancerbero manco o como un delantero con cuerpo de cono. Evoca esas tertulias deportivas furibundas en las que tal comentarista brama por que te echen del equipo. Que te llaman "manta, matao, que no sudas la camiseta ni sientes los colores". J¨²ntalo con la evidencia de que llevas varios encuentros sin ganar y es posible que te autoderrotes antes de que el ¨¢rbitro toque el silbato.
Durante dos temporadas, la psic¨®loga Patricia Ram¨ªrez Loeffer trabaj¨® con la plantilla del Betis para ayudarla a superar la mortal enfermedad de su compa?ero Miki Roqu¨¦ y apuntalarles en su retorno a la Primera Divisi¨®n. De alguna manera, los jugadores hab¨ªan perdido la fe en ellos mismos. "Es un proceso a largo plazo. Cada persona es diferente, pero en todas debes trabajar la confianza, la motivaci¨®n y el control de la activaci¨®n", recalca Cervera.
"En el plano conductual se practican rituales precompetitivos. Entran en juego los pensamientos m¨¢gicos, peque?os gestos insignificantes que se repiten cada vez que deben enfrentarse al rival y que a ellos les aportan seguridad: llevar su camiseta de la suerte, entrar en el terreno de juego con el mismo pie, santiguarse¡ En el tenis, que es un deporte donde el jugador se enfrenta solo al contrario y al p¨²blico, la presi¨®n es b¨¢rbara. Ellos suelen concentrarse en el cordaje o en hacer ejercicios con la mano", a?ade. Son esos momentos en los que el tenista aprieta y relaja la mano alrededor del pu?o de la raqueta. Una pauta sencilla que puede llevar a cabo varias veces a lo largo del partido y que le permite focalizar en su propio cuerpo e inhibirse de la presi¨®n exterior.
Y rememorando sus victorias
Que medio planeta se chotee de ti no es plato de gusto. "Hay que reforzar la confianza visualizando su historial: las veces que han triunfado, qu¨¦ sintieron en esos momentos, qu¨¦ hicieron antes y en el instante mismo de ganar¡ La presi¨®n negativa puede hacerles entrar en un bucle descendente en el que no son capaces de poner en valor sus ¨¦xitos. Antes de lanzar un penalti pueden rememorar c¨®mo colocaron el cuerpo aquel d¨ªa en que todo sali¨® bien. Luego solo deben revivirlo mentalmente y repetirlo. Si una vez pudieron hacerlo, son capaces de volverlo a hacer", pronostica Cervera.
Otras estrategias requieren de equipo t¨¦cnico, seg¨²n la psic¨®loga: "Ayuda mucho tener buen feedback del entrenador, con v¨ªdeos que apuntalen las buenas actuaciones, con los que tambi¨¦n analizar serenamente los errores, grabarlos mentalmente y desarrollar t¨¦cnicas para mejorar. Todo esto ayuda a componerse un mapa de metas, una especie de mural con todos los objetivos de la temporada a la vista y las herramientas para conseguirlo. A medida que la temporada avanza es reconfortante echar un vistazo y ser conscientes de la de horas de esfuerzo que hay detr¨¢s. Esto les arma para sobreponerse a la presi¨®n de la grada, la prensa o el propio club".
"Odiadme y observad c¨®mo gano"
Existe un perfil peculiar: los deportistas que se crecen ante los abucheos. Como cuando Cristiano Ronaldo manda callar a la grada del contrario despu¨¦s de marcar un tanto. "Son perfiles con un alto grado de competencia. Saben que son muy buenos, pero tambi¨¦n se esfuerzan al m¨¢ximo, sin flaquear. Despiertan pasi¨®n y odio a partes iguales por su talento. Eso que a otros les generar¨ªa una angustia insufrible, a ellos les refuerza", se?ala la psic¨®loga Cervera. Pero tambi¨¦n son especialmente vulnerables a venirse abajo cuando concatenan varias derrotas seguidas.
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