Lo que Kim Kardashian revela de nosotros
Famosa por ser famosa, la multimillonaria y su saga explotan la avidez de una sociedad fascinada por 'hashtags', 'selfies' y narcisismo. El voyeurismo globalizado la coron¨® y su reinado est¨¢ lejos de terminar
Al igual que el inodoro de Duchamp demuestra que cualquier objeto mundano puede ser percibido como una obra de arte, el culo de Kim Kardashian ha abducido a m¨¢s de 120 millones de habitantes del universo Instagram, red social cuyo valor en Bolsa podr¨ªa desplomarse si la estrella californiana publica un tuit quej¨¢ndose del tratamiento recibido por sus corvas.
El racismo colonial comerci¨® durante a?os con el trasero de la sudafricana Sara Baartman, convertido en atracci¨®n circense y capricho de clientes autorizados a palparlo en exhibiciones privadas. La cosificaci¨®n de la esclava ocurri¨® en Par¨ªs y Londres cuando las grandes nalgas estaban de moda y eran deseables, dos siglos antes de que Kim Kardashian aumentara el volumen de las suyas hasta adquirir una configuraci¨®n que refuerza los prejuicios sobre la mujer negra.
La sociedad explot¨® a Sara, y ahora Kim explota la avidez de una sociedad fascinada por los memes, los hashtags, los v¨ªdeos, los selfies y el narcisismo. Objeto de estudio en foros de psiquiatr¨ªa, academias y retretes, la recauchutada luminaria, su madre y hermanas llevan 11 a?os acumulando millones y titulares despu¨¦s de haber construido en Estados Unidos una identidad vinculada a la imagen. El voyerismo globalizado gracias a su reality, Facebook, Twitter, Instagram y Snapchat.
Dej¨¢ndose llevar por los tiburones del entretenimiento y la mercantilizaci¨®n de la intimidad, Kim Kardashian, de 38 a?os, ingres¨® 50 millones en un a?o gracias a su juego para m¨®viles, a patrocinios comerciales y una aplicaci¨®n de emoticonos propia. Una compilaci¨®n de 448 p¨¢ginas de selfies posando desnuda la consolid¨® como mercanc¨ªa. Su patrimonio trep¨® hasta los 175 millones seg¨²n la revista Time. Pero la prima influencer no es la m¨¢s rica de la saga. La hermanita de 21 a?os posee una firma de cosm¨¦ticos que factur¨® 800 millones en tres a?os.
Solo combinando la psicolog¨ªa social, cibern¨¦tica y medi¨¢tica es posible comprender la poderosa ascendencia cultural de la familia. Beth Bell, profesora de Psicolog¨ªa en la Universidad de St. John de Nueva York, estima que al adentrarnos en su aparente privacidad, cuidadosamente coreografiada, podemos llegar a pensar que lo que estamos viendo no solo es real, sino que son como nosotros. ¡°Probablemente, las Kardashian sean conscientes de que ganan dinero vendiendo a millones de adolescentes soluciones a inseguridades que posiblemente ellas mismas les crearon¡±, se?ala la especialista.
El bombeo de silicona, bistur¨ªs, raperos, esc¨¢ndalos y tribulaciones de atrezo sincroniza con los cotilleos y la moralina
El escapismo hacia la riqueza y la carcasa. Un estudio de la investigadora de la Universidad de San Diego Jean Twenge sobre el creciente materialismo de los estudiantes norteamericanos desentra?a el tir¨®n publicitario y los trucos para generar tendencias de consumo. Los hacedores de dinero televisan sus rutinas dom¨¦sticas en la serie Keeping Up with the Kardashians, colonizando el imaginario de ni?as y adolescentes, atentas al brillo y carnosidad de sus labios, la lencer¨ªa transparente, la cola de caballo, la cintura de avispa, los bolsos, el estilo, las vacaciones playeras de sus diosas. El bombeo de silicona, bistur¨ªs, raperos, esc¨¢ndalos y tribulaciones de atrezo sincroniza con los cotilleos, la moralina y un variado surtido de sandeces, propias y a la carta. Patolog¨ªa social end¨¦mica y consentida.
Pero la prole capitaneada por mam¨¢ Kris y sus cinco hijas ¡ªKourtney, Kim, Khlo¨¦, Kendall y Kylie¡ª tambi¨¦n sufre, porque el ser humano es sufridor por naturaleza, y en la adversidad el suministro de compasi¨®n y cari?o rompe algoritmos. Lo evidenci¨® la misericordia de una hermana con su marido, jugador de la NBA. El hombre fue encontrado inconsciente en un burdel de Nevada, empachado de viagra, coca¨ªna y alcohol. Sublimando los cuernos, la esposa le ayud¨® a sobrellevar la convalecencia de bragueta y al a?o siguiente se divorci¨®.
El mir¨®n del siglo XXI venera o maldice, pero no puede permanecer impasible ante los arteros enjuagues de las enredadoras, el embarazo de la amante, la traici¨®n del amigo, las ojeras de la ni?a o el desconsuelo de la matriarca despu¨¦s del cambio de sexo de quien fuera su esposo: antes Bruce, y ahora Caytlin.
?Es esta saga un sue?o americano que se hizo realidad, the american dream come true? La familia de origen armenio, en la cresta de la ola desde hace 14 temporadas, es el rutilante objeto del deseo y emulaci¨®n de una parroquia agarbanzada. El bodorrio de 12 millones de d¨®lares en un castillo italiano rivaliza con el Ferrari del mill¨®n y medio, los cubos de basura de dise?o, el zapatero del nene de 20.000 d¨®lares, el urinario enjoyado y la grifer¨ªa mental obstruida.
Los adoradores del becerro de oro esculpido por las Kardashian se inclinan ante sus escorzos er¨®ticos en redes y telara?a sociales, y veneran sus patronazgos de ropa, maquillajes, dietas y futilidad. Los pretextos pol¨ªticos son estupefacientes de un mercado que cotiza en Bolsa y alcanz¨® m¨¢ximos con la fotograf¨ªa de Kim, de luto riguroso en el Despacho Oval, pidiendo clemencia al presidente Donald Trump para una bisabuela de Alabama presa por narcotr¨¢fico. Y lo logr¨®.
Barbara Walters, la periodista de televisi¨®n m¨¢s medi¨¢tica de Estados Unidos, les espet¨® a la cara que eran famosas por ser famosas, pero, disc¨²lpenme, ni cantan, ni bailan, ni act¨²an, ni tienen talento alguno, m¨¢s all¨¢ de influir sobre una psique colectiva invadida por el dinero y el incentivo hedonista. Ninguna de las divas pretende ser Marie Curie, pero alg¨²n ingenio tendr¨¢n para encandilar, horrorizar y constituirse en espejos c¨®ncavos y convexos de realidades contempor¨¢neas.
Simidele Dosekun, profesora de Estudios Medi¨¢ticos y Culturales de la Universidad de Sussex en Reino Unido, y otros ponentes en un simposio sobre el fen¨®meno llegaron a la conclusi¨®n de que afrontamos el posfeminismo de mujeres empoderadas, due?as de su sexualidad pero encorsetadas en pautas festivas, enganchadas a la feminidad y a la moda con comportamientos r¨ªgidos tradicionales.
El show contin¨²a a requerimiento del palco. Viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela el arca del famili¨®n. Kim se medio implant¨® en el cuello un collar con luces, retoc¨® la barriga de su hija de cinco a?os y aclar¨® la piel de dos m¨¢s en fotos subidas a la Red; a continuaci¨®n, se calz¨® la funda dental de oro y diamantes de los domingos para re¨ªrse de los que quisi¨¦ramos ser como ella, al menos un d¨ªa, para comprobar cu¨¢n infelices son los ricos y famosos.
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