Las metamorfosis de Rania de Jordania
La reina se dispone a cumplir 20 a?os en el trono entre el boato de los retoques est¨¦ticos y un giro hacia la conciencia social
¡°Esto no tiene nada que ver con coronas, carrozas o castillos¡±, suele replicar la reina Rania si se le pregunta por el boato de la monarqu¨ªa, ¡°mi compromiso es servir al pueblo de Jordania¡±. Cuando se presenta en el palacio de Buckingham con cuatro zarcillos por oreja en el cumplea?os de Carlos de Inglaterra, o luciendo un costoso modelo de Valentino en una gala del Met en Nueva York, la esposa de Abdal¨¢ II confirma sus aspiraciones a seguir siendo referente favorito de dise?adores y cr¨ªticos de moda a los 48 a?os. Pero cuando condena al Estado Isl¨¢mico ¨C¡°mi islam no es as¨ª¡±, advierte¨C en un discurso en Abu Dabi o promueve proyectos para la educaci¨®n de los j¨®venes su mensaje cala tambi¨¦n con intensidad entre las mujeres del mundo musulm¨¢n.
A comienzos de 2019, Rania de Jordania se dispone a cumplir 20 a?os de reinado como consorte, en un momento en el que los retoques est¨¦ticos parecen haber alterado su apariencia mientras se consagra su imagen como figura entregada a las obras sociales. Su matrimonio en 1993 con un pr¨ªncipe que no estaba destinado al trono dio un vuelco cuando el rey Hussein nombr¨® heredero a su hijo Abdal¨¢ dos semanas antes de morir. Desde entonces la pareja real est¨¢ al frente de la dinast¨ªa hachem¨ª, que se reclama descendiente directa del profeta Mahoma.
Ella no gobierna en Am¨¢n, pero reina sobre las redes sociales. Cuenta con 10,6 millones de seguidores en Twitter y cerca de cinco millones en Instagram. Decenas de miles siguen sus mensajes a trav¨¦s de Facebook o en su canal de YouTube. Los silencia de tiempo en tiempo. Se lo aconsejaron en palacio cuando las llamaradas de la primavera ¨¢rabe impusieron discreci¨®n en la familia real. O en junio pasado, en la ola de protestas sociales que conmovieron a Jordania durante el mes sagrado de Ramad¨¢n.
Hija de la di¨¢spora palestina, Rania al Yassin naci¨® en Kuwait en 1970. Su padre era un m¨¦dico originario de Tulkarem, en el norte de Cisjordania bajo ocupaci¨®n israel¨ª. Ella estudi¨® en la Universidad Americana de El Cairo, donde se gradu¨® en Ciencias Empresariales antes de instalarse en Am¨¢n, donde su familia se hab¨ªa trasladado tras la invasi¨®n del emirato del Golfo por Irak. Trabaj¨® en los departamentos comerciales de Citibank y Apple en la capital de Jordania. Hasta que conoci¨® a Abdal¨¢ a trav¨¦s de una de las hermanas del entonces pr¨ªncipe en enero de 1993. Se casaron cinco meses despu¨¦s. Hoy tienen cuatro hijos. El mayor de ellos, Hussein, es el heredero de la corona.
La reina hachem¨ª llam¨® la atenci¨®n recientemente al presentarse en una recepci¨®n oficial con una desconocida expresi¨®n facial. Sus p¨®mulos estaban m¨¢s marcados, los labios hinchados y los ojos empeque?ecidos tras haberse sometido a retoques est¨¦ticos con b¨®tox, hilos tensores o tratamientos a¨²n m¨¢s invasivos, como los que hace a?os dieron forma a su nariz en un intento de preservar la juventud de su rostro.
Rania de Jordania lleva tiempo intentando alejar su imagen p¨²blica del aura de frivolidad que rode¨® sus primeros a?os de matrimonio. En el reino ¨¢rabe a¨²n se recuerdan los excesos de la celebraci¨®n de su 40? cumplea?os con 600 invitados, muchos de ellos llegados desde el extranjero. Todos fueron transportados hasta el des¨¦rtico espacio natural de Wadi Rum sin reparar en gastos de iluminaci¨®n junto a aldeas del empobrecido sur del pa¨ªs que carecen de electricidad.
La reina parece haberse arrepentido desde entonces de comportarse en v¨ªsperas del estallido de la primavera ¨¢rabe como Maria Antonieta derrochando a manos llenas a las puertas del asalto a la Bastilla. Sus campa?as contra los malos tratos y los abusos sexuales a menores, contra los llamados cr¨ªmenes de honor (asesinatos de mujeres en el seno de las familias m¨¢s tradicionales) y en favor de los microcr¨¦ditos a las emprendedoras o de la reforma educativa mediante la formaci¨®n de los profesores le han granjeado la simpat¨ªa de una parte de su pueblo.
El pasado octubre, Rania record¨® en un foro organizado en Estambul la odisea de los migrantes que naufragan en el Mediterr¨¢neo. ¡°M¨¢s de 10.000 personas se han ahogado en el intento de hacer el peligroso viaje¡±, lament¨® en un llamamiento a que el mundo no olvide la tragedia. Y a que tampoco entierre la memoria de las decenas de miles de rohingya asesinados o expulsados de sus hogares en Myanmar.
Reverenciada en el papel cuch¨¦
Reverenciada por las revistas de papel cuch¨¦ en Occidente, icono de la modernidad femenina en el mundo ¨¢rabe, su condici¨®n de plebeya palestina que no se cubre con el velo isl¨¢mico le ha acarreado controversias con la conservadora ¨¦lite beduina de Jordania. Los transjordanos (originarios de la orilla oriental del Jord¨¢n) no ven con buenos ojos el auge de la poblaci¨®n palestina procedente de Cisjordania (orilla occidental), que representan la mitad de los 6,7 millones de habitantes con plena ciudadan¨ªa del pa¨ªs. Otros 2,9 millones de personas ¨Centre los que destacan los refugiados sirios (1,3 millones), los inmigrantes egipcios (600.000) y los palestinos sin documentaci¨®n jordana (600.000)¨C conforman un explosivo c¨®ctel demogr¨¢fico.
Los jefes de 36 tribus acusaron hace siete a?os a Rania de ¡°acaparar parcelas de poder en beneficio de sus intereses particulares y en contra de la voluntad de los jordanos¡±. Los clanes beduinos alertaron al soberano de que ¡°el trono pod¨ªa estar en peligro¡±. Apagados los ecos de la revuelta social del verano, el rey Abdal¨¢ se enfrenta en las ¨²ltimas semanas a otra ola de protestas en el centro de Am¨¢n que amenazan la estabilidad que salvaguarda la monarqu¨ªa. Al margen de las operaciones est¨¦ticas, la metamorfosis experimentada por la reina consorte ¨Cque intenta mostrarse cada vez m¨¢s como mujer de Estado cercana al pueblo¨C puede contribuir a la misi¨®n del monarca de que Jordania siga a flote como un islote de moderaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo, una regi¨®n agitada por la violencia sectaria y el rigor religioso.
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