¡®Apolo 8¡¯: el corte del cord¨®n umbilical
La misi¨®n del 'Apolo 8', de la que hoy se cumple medio siglo, es menos famosa que la del 'Apolo 11' que pis¨® la Luna, pero quiz¨¢ es m¨¢s relevante porque tuvo el sentido de abandonar por completo el hogar
¡ªApollo 8. You are Go for TLI. Over.
Michael Collins radi¨® esta frase a la tripulaci¨®n del Apolo 8 desde el Control de la Misi¨®n en Houston el 21 de diciembre de 1968, cuando hab¨ªan transcurrido 2 horas, 27 minutos y 22 segundos desde el lanzamiento. Para quien fuera ajeno a las operaciones de vuelo en el programa Apolo, el significado del mensaje podr¨ªa pasar perfectamente desapercibido como uno m¨¢s entre otros tantos intercambios operativos salpicados por oscuros acr¨®nimos que dominaban las comunicaciones entre tierra y el Apolo 8. Pero quien entendiera lo que significaban esas comunicaciones, sab¨ªa que la frase que encabeza este art¨ªculo fue, sin duda, una de las m¨¢s trascendentes que se hayan enunciado nunca, no solo en la historia de las exploraciones y los descubrimientos, sino en la historia de la humanidad.
El m¨®dulo de mando y servicio del Apolo 8 volaba a¨²n unido a la tercera etapa del cohete Saturno V, la S-IVB, y el conjunto se encontraba en ¨®rbita alrededor de la Tierra a la espera de recibir la confirmaci¨®n de Houston para proceder a la Inyecci¨®n Translunar, Trans-Lunar Injection, o TLI, el encendido de varios minutos con el que el motor de la etapa S-IVB propulsar¨ªa a los primeros seres humanos a la Luna ¡°all the way¡±, en lo que Michael Collins llam¨® ¡°el corte del cord¨®n umbilical¡±.
Michael Collins hab¨ªa formado parte de la tripulaci¨®n titular del Apolo 8 junto con Frank Borman y Bill Anders, pero una inesperada intervenci¨®n quir¨²rgica en julio del 68 provoc¨® que su lugar fuera ocupado por Jim Lovell y que ¨¦l pasara a ser integrante de la tripulaci¨®n suplente, una en la que el destino hab¨ªa puesto a Neil Armstrong y Buzz Aldrin. Si el futuro no se tornaba caprichoso, la tripulaci¨®n Borman-Lovell-Anders pronto se convertir¨ªa en la primera en abandonar la Tierra para dirigirse a otro mundo mientras que la rotaci¨®n de vuelos colocar¨ªa a la tripulaci¨®n Armstrong-Collins-Aldrin como la titular del Apolo 11 en la misi¨®n en la que los seres humanos pisar¨ªan por primera vez otro mundo.
Las misiones Apolo 8 y 11 gozan de una trascendencia hist¨®rica cuyo alcance puede entenderse por suponer el principio de la emancipaci¨®n del ser humano de su mundo de origen, pero cada una de ellas destaca con prominencia en la historia con matices que pueden no resultar obvios en una primera aproximaci¨®n. El Apolo 11 ha acaparado siempre la atenci¨®n medi¨¢tica en mucha mayor medida que el Apolo 8 y su relevancia hist¨®rica se percibe por encima de la de esta ¨²ltima de forma incuestionable. Sin embargo, Michael Collins nunca fue part¨ªcipe de esta visi¨®n. Quien estuvo en el umbral de participar en el Apolo 8 y acab¨® siendo piloto del m¨®dulo de mando en el Apolo 11, apreci¨® que el Apolo 8 albergaba el significado hist¨®rico m¨¢s profundo de las dos.
En varios turnos a lo largo de los algo m¨¢s de seis d¨ªas que dur¨® la misi¨®n del Apolo 8, Michael Collins sirvi¨® como Capcom, el puesto en el Control de la Misi¨®n a trav¨¦s del que se canalizan las comunicaciones de voz con la tripulaci¨®n para evitar que esta se vea inmersa en el constante tr¨¢fico de mensajes que tiene lugar en tierra. El lanzamiento, la breve estancia orbital, el TLI y la separaci¨®n del m¨®dulo de mando y servicio de la etapa S-IVB fueron los hitos que abarcaron las primeras seis horas y media de vuelo en las que Collins ejerci¨® de Capcom, hitos entre los que destacaba el TLI de forma singular. Una vez que en tierra fueron evaluados todos los sistemas del conjunto en ¨®rbita para comprobar que hab¨ªan sobrevivido a los rigores del lanzamiento del poderoso Saturno V, Michael Collins fue quien comunic¨® a la tripulaci¨®n ese You are Go for TLI con el que se informaba a Borman, Lovell y Anders de que ten¨ªan el visto bueno para abandonar la Tierra, de que todo estaba en orden para proceder a convertirse en los primeros seres humanos en abandonar su mundo de origen.?
La frase que encabeza este art¨ªculo fue, sin duda, una de las m¨¢s trascendentes que se hayan enunciado nunca, no solo en la historia de las exploraciones y los descubrimientos, sino en la historia de la humanidad
Aquel cr¨ªptico You are Go for TLI que pronunci¨® Michael Collins fue uno de esos mensajes operativos as¨¦pticos que escond¨ªan significados humanos profundos que en varias ocasiones se dieron a lo largo del programa Apolo. Michael Collins pens¨® que aquel You are Go for TLI que se transmit¨ªa por primera vez encerraba un significado cuyo alcance iba mucho m¨¢s all¨¢ de un anuncio operativo en otra misi¨®n espacial. El Apolo 8 iba a la Luna, desprendiendo a un peque?o grupo de seres humanos, a sus compa?eros Borman, Lovell y Anders, de la influencia gravitatoria de su mundo de origen, cortando el cord¨®n umbilical con el que todo ser vivo hab¨ªa estado unido hasta ese momento al lugar del Cosmos en el que hab¨ªa evolucionado desde hac¨ªa miles de millones de a?os.
Tras el TLI, la tripulaci¨®n del Apolo 8 se perder¨ªa en el espacio, en el mare tenebrosum de nuestro tiempo, se alejar¨ªa de la Tierra, deslig¨¢ndose totalmente de ella para acabar siendo atrapada por la influencia de otro mundo. Cuando la pronunci¨®, Michael Collins fue consciente de lo que significaron su frase y ese momento aquel 21 de diciembre de 1968 del que ya ha transcurrido medio siglo. Fue consciente de la trascendencia de lo que estaba aconteciendo, una trascendencia que para ¨¦l no resid¨ªa tanto en el hecho de dirigirse a otro mundo como en el de abandonar el propio.
Michael Collins apreci¨® en el Apolo 8 una epopeya hist¨®rica m¨¢s relevante y trascendente que la del 11 en la que m¨¢s tarde particip¨®. Todo el mundo podr¨ªa pensar lo contrario, la prensa y la opini¨®n p¨²blica podr¨ªan no considerarlo como ¨¦l, tal vez ni siquiera los historiadores se lo hayan planteado a¨²n; pero el 8, aunque nunca tuvo el objetivo de pisar otro mundo, tuvo el sentido de partir, de abandonar por completo el hogar, el lugar de origen, la cuna; mientras que el 11 lo tuvo de llegar a otro lugar, de imprimir la primera huella humana en un cuerpo celeste virgen, y para Michael Collins ten¨ªa un significado m¨¢s profundo el partir que el llegar.
Se podr¨ªa llegar a muchos lugares, el futuro del ser humano tal vez estuviera repleto de multitud de mundos destinados a ser lugares a los que llegar¡ en nuestro sistema solar, tal vez incluso en otros sistemas estelares, quien sabe si en otras galaxias en un futuro que, de llegar a darse, nadie seguro ver¨¢ en muchas generaciones. Pero solo la desvinculaci¨®n, el abandono, el partir, era ¨²nico. Solo el partir pod¨ªa tener una primera vez. Solo el partir era conceptualmente irrepetible.?
Michael Collins pens¨® que aquella ocasi¨®n de la que celebramos ahora el 50 aniversario, represent¨® uno de esos momentos notables que definen al esp¨ªritu humano en su b¨²squeda y en su exploraci¨®n como especie, marcando ahora el hito sublime de romper las ligaduras del mundo en el que hab¨ªa tenido lugar toda su existencia. Como en otros pocos momentos selectos en la historia de la exploraci¨®n humana, en aqu¨¦l vivido en el Apolo 8, el momento m¨¢s ¨¦pico para ¨¦l, Michael Collins pens¨® que de nuevo los seres humanos tuvieron ante s¨ª el reto de enfrentarse a lo desconocido y decidieron aceptarlo como hicieron otros con esp¨ªritu explorador cuando se adentraron un poco m¨¢s que sus cong¨¦neres en la sabana, como cuando unos pocos salieron de ?frica hace decenas de miles de a?os para acabar conquistando el mundo, como cuando otros cruzaron cumbres de nieves perpetuas, cursos de agua imposibles u oc¨¦anos interminables para alcanzar nuevas tierras, o como cuando otros atravesaron desiertos de hielo para conquistar los polos del mundo. De nuevo, en el Apolo 8, los seres humanos dieron forma al destino de su especie decidiendo afrontar la incertidumbre de un futuro inmediato repleto de riesgos, movidos por un instinto explorador cuya magnitud solo puede desvanecerse cuando el an¨¢lisis del hecho hist¨®rico se limita al contexto de las razones m¨¢s inmediatas que lo motivaron, pero que se encumbra en la inmortalidad de las grandes gestas de la exploraci¨®n humana cuando se atiende a su realidad ¨²ltima, a aquella a la que se redujo su intento por desafiar el entorno y emprender la b¨²squeda, la realidad solitaria de tres hombres que volvieron a tener ante s¨ª la opci¨®n de quedarse o partir, y decidieron partir
¡ªRoger. We understand, we are Go for TLI¡
Eduardo Garc¨ªa Llama es f¨ªsico e ingeniero en operaciones espaciales en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston @EGarciaLlama
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