Pronunciamientos pendientes

El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, realiz¨® una apuesta de alto riesgo tanto pol¨ªtico como institucional el pasado jueves, en v¨ªsperas de la reuni¨®n del Consejo de Ministros en Barcelona. El documento suscrito junto a la Generalitat propone resolver en el terreno de la ambig¨¹edad un contencioso en el que, por parte de las fuerzas integradas en el Govern, falta todav¨ªa un pronunciamiento claro sobre la renuncia a la unilateralidad y una condena expresa de la violencia de los grupos de encapuchados que tratan de imponer su ley en las calles de Catalu?a. El contraste entre la ambig¨¹edad del comunicado y los silencios de la Generalitat puede reducir, m¨¢s que ampliar, el margen de maniobra de quienes desean una salida pol¨ªtica para Catalu?a dentro de la Constituci¨®n. La desleal actuaci¨®n del independentismo en las instituciones durante el proc¨¦sha generado una profunda desconfianza en el conjunto de la sociedad espa?ola y en aquella parte de la catalana que rechaza su programa, ahora acentuada con el comunicado. El temor generado durante los largos a?os de desaf¨ªo al orden constitucional se concreta, desde el pasado jueves, en que la Generalitat convierta el comunicado en un instrumento para disfrazar como incumplimientos del Estado las diferencias de interpretaci¨®n que el texto permite.

El conflicto creado por los independentistas, y en el que algunos de sus grupos y organizaciones persisten por todos los medios, absolutamente todos, para lograr el desistimiento de quienes no comparten su credo, no es entre Catalu?a y Espa?a, sino entre los ciudadanos de Catalu?a que rechazan el programa de la secesi¨®n y la voluntad de la minor¨ªa por imponerlo. Al suscribir un comunicado conjunto en el que se disolv¨ªa la enunciaci¨®n de esta realidad en una formulaci¨®n que no la exclu¨ªa sin tampoco reafirmarla, el presidente S¨¢nchez transmiti¨® un mensaje que produce excitaci¨®n entre una oposici¨®n pol¨ªtica previamente dispuesta al maximalismo y desconcierto entre quienes defienden una salida constitucional sin recurrir a medidas extraordinarias mientras no existan razones legales para ello. El principal problema con el que se enfrenta el Gobierno por el hecho de haber suscrito este comunicado es que la iniciativa para clarificar su mensaje no est¨¢ ya en sus manos, sino en las de los independentistas.

As¨ª, no es el Gobierno central quien debe comunicar que ha obtenido garant¨ªas de la Generalitat en el sentido de que no recurrir¨¢ a la unilateralidad, sino esta quien tiene que ofrecerlas. Y otro tanto cabe decir de la violencia, de la que los dirigentes independentistas no pueden seguir diciendo que no conviene a su causa, cuando lo que se espera de la convicci¨®n democr¨¢tica de la que tanto alardean es que la condenen aunque la ejerzan los encapuchados que defienden su mismo programa. La reuni¨®n entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat era necesaria, como tambi¨¦n es necesaria la continuidad del di¨¢logo institucional y un control del orden p¨²blico, dos hechos ante los que han sentido gran alivio amplios sectores de la ciudadan¨ªa no independentista en Catalu?a. Sobre la Generalitat y sus pronunciamientos pendientes recae ahora la responsabilidad de decidir si perseguir la quimera de algunos justifica empujar de nuevo a todos a un escenario insoportable.