Las mujeres son las primeras afectadas por la violencia en el trabajo, pero todos somos v¨ªctimas
El acoso sexual, insultos, humillaciones, discriminaciones, pero tambi¨¦n ¨®rdenes contradictorias o aislamiento se convierten en parte natural de la jornada laboral de muchas trabajadoras
El movimiento mundial #Metoo ha revelado que el acoso y los ataques sexuales forman parte de la vida profesional de la mayor¨ªa de las mujeres. Pero este enfoque, iniciado en Hollywood, no debe hacernos olvidar todas las dem¨¢s formas de violencia que sufren las mujeres en el mundo del trabajo
Acoso sexual, amenazas, insultos, humillaciones, discriminaciones, pero tambi¨¦n ¨®rdenes contradictorias o aislamiento se convierten en parte natural de las relaciones laborales; m¨¢s a¨²n cuando se observa que muchas mujeres no se atreven a denunciar a su agresor, por no saber a qui¨¦n acudir o por miedo a perder su empleo. Peor a¨²n, algunas se han acostumbrado, creyendo que la violencia es parte del trabajo. En M¨¦xico, por ejemplo, 9 de cada 10 mujeres que se?alaron haberla experimentado, f¨ªsica o sexual, en el ¨¢mbito laboral no solicitaron apoyo ni presentaron queja o denuncia.
Aunque los hombres tambi¨¦n pueden sufrir violencia y acoso en el trabajo, los estereotipos y las desigualdades en las relaciones de poder hacen que las mujeres sean mucho m¨¢s vulnerables. La cultura organizacional reproduce discriminaciones sociales y de g¨¦nero predominantes en la sociedad, que tienden a situar a mujeres o a minor¨ªas (¨¦tnicas, sexuales) en posiciones de subordinaci¨®n y de mayor exposici¨®n a situaciones de violencia. Y muchas mujeres no logran encontrar un alivio en el hogar, ya que tambi¨¦n la dom¨¦stica est¨¢ ah¨ª. Un informe de ONU Mujeres destaca que el 35% de las mujeres de todo el mundo han sufrido violencia f¨ªsica y/o sexual en alg¨²n momento de su vida.
Este problema soterrado acaba teniendo consecuencias en el bienestar f¨ªsico y psicol¨®gico de las trabajadoras, que pueden sufrir problemas de salud. La ansiedad, la depresi¨®n, los ataques de p¨¢nico, los trastornos del sue?o, los problemas con la atenci¨®n y la memoria, los sentimientos de vulnerabilidad pasan a ser parte cotidiana del trabajo.
La ansiedad, la depresi¨®n, los ataques de p¨¢nico, los trastornos del sue?o, los problemas con la atenci¨®n y la memoria, y los sentimientos de vulnerabilidad pueden llevar a dejar el empleo o renunciar a trabajar
Esta situaci¨®n puede llevar a dejar el empleo o renunciar a trabajar, lo que se traduce en una discontinuidad con consecuencias para los ingresos presentes y futuros (menos derechos a pensiones), aumentado la ya inaceptable brecha salarial de 23% entre mujeres y hombres.
Si bien la violencia laboral afecta a todos los sectores y categor¨ªas de trabajadores, el de la salud ¨Cen el que predominan mujeres¨C es el que mejor ilustra la gravedad de la situaci¨®n. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) calcula que la violencia en este sector es la cuarta parte del total de las agresiones que tienen lugar en el trabajo. Un informe reciente en Estados Unidos revela, por ejemplo, que el 54% de las enfermeras de urgencias reportaron haber experimentado violencia en el lugar de trabajo en los siete d¨ªas previos a su participaci¨®n en el estudio.
Cuando se les pregunta a las enfermeras de qui¨¦n viene la violencia, apuntan a pacientes y visitantes, por un lado, y a compa?eros y superiores jer¨¢rquicos por el otro. En realidad, la violencia laboral, y su aumento constante, tienen tambi¨¦n responsables externos. Se agudiza en situaciones de guerra y de crisis econ¨®mica, pero es igualmente una consecuencia de las privatizaciones y de las medidas de austeridad que introducen mayor desregulaci¨®n y flexibilizaci¨®n que se traduce en violencia para los y las trabajadoras. La Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) considera que el riesgo de violencia en el trabajo se ve incrementado por factores como cambios, reorganizaci¨®n de procesos productivos, plantillas insuficientes, sobrecargas de trabajo, contratos at¨ªpicos o falta de seguridad.
De la misma manera, las victimas no son solo quienes laboran. Como se puede notar en los hospitales, el cansancio, la depresi¨®n y la ausencia personal suficiente, acaba afectando a la calidad del servicio para los pacientes y sus familias. La violencia en los lugares de trabajo hace tambi¨¦n que aumente el grado de miedo y de ansiedad de la sociedad.
Por ello, la Internacional de Servicios P¨²blicos (ISP) ha peleado por la inclusi¨®n del concepto de "terceras partes" en la caracterizaci¨®n de las v¨ªctimas y perpetradores de violencia en el mundo del trabajo, aspecto que como vemos tiene consecuencias directas en la calidad de los servicios p¨²blicos. El planteamiento de este sindicato global va m¨¢s lejos, evidenciando que el deterioro del ambiente laboral, la desregulaci¨®n y desarticulaci¨®n del sector p¨²blico para entregarlo a los capitales privados, es una de las principales causas que ocasionan violencia en los servicios p¨²blicos, lo que es imprescindible combatir.
Celebramos la inclusi¨®n del concepto de ¡°terceras partes¡± en el texto del futuro convenio que se discutir¨¢ de manera definitiva en 2019 en la OIT. Tenemos que seguir reconociendo la importancia del di¨¢logo social y la instauraci¨®n de medidas de protecci¨®n y prevenci¨®n concretas entre los actores del mundo del trabajo: empleadores, trabajadores y Gobiernos.
Como sociedad, todos somos victimas de la violencia laboral. Acabar con ella es un asunto de todos.
Ver¨®nica Mont¨²far es soci¨®loga, y responsable Mundial de Igualdad de G¨¦nero de la Internacional de Servicios P¨²blicos.
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