Amar u odiar la pol¨ªtica
Los ciudadanos tenemos suficientes motivos para odiar la pol¨ªtica. Hay demasiado debate sin argumento, sonrisas ab¨²licas y falsas ilusiones. Es comprensible que haya ciudadanos que repudien a sus pol¨ªticos y, por consiguiente, a la pol¨ªtica. Pero nunca ser¨¢ justo que no amemos hacer pol¨ªtica a causa de los gritos del Congreso y del Senado. Ojal¨¢ vuelvan las ganas de escuchar, as¨ª terminar¨ªan de una vez las disputas in¨²tiles y las palabras malgastadas. Y, puede que para siempre, los ciudadanos amemos la pol¨ªtica.
Ra¨²l Zarabozo Santos. Santa Cruz de Tenerife
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