Cheikh Anta Diop: revoluci¨®n en la historia de ?frica
El intelectual senegal¨¦s, uno de los padres del afrocentrismo, cumplir¨ªa este s¨¢bado 95 a?os
F¨ªsico de formaci¨®n, historiador por vocaci¨®n y necesidad, tambi¨¦n pol¨ªtico, hoy cumplir¨ªa 95 a?os el senegal¨¦s Cheikh Anta Diop, fallecido en 1986, tras un largo batallar para ser reconocido su trabajo por la Academia. Sus tesis fueron objeto de rechazo, severa cr¨ªtica y/o escepticismo por mucho tiempo. Su perspectiva afroc¨¦ntrica fue original. El escritor apost¨® a redefinir la explicaci¨®n sobre las bases civilizatorias de la sociedad occidental, al enfocarse desde el Antiguo Egipto. Y proyect¨® una teor¨ªa propia que algunos han llamado diopismo, necesaria a los fines de revalidar la cultura africana en el contexto de la era de independencias del continente. No ha sido el primero ni el ¨²ltimo en cultivar la perspectiva afroc¨¦ntrica, que siempre tuvo detractores.
Una obra cumbre
En 1954 el senegal¨¦s public¨® su trabajo tal vez m¨¢s renombrado, Naciones negras y cultura, su tesis doctoral, en el cual abord¨® una teor¨ªa novedosa: la postulaci¨®n del origen africano de la antigua civilizaci¨®n egipcia, junto a que las lenguas africanas derivan del egipcio. La obra fue recibida con muy poco entusiasmo e incredulidad en el campo acad¨¦mico. Se le objet¨® al autor no haber aprendido el sistema de escritura jerogl¨ªfica, ser racista y un aficionado, entre otras cr¨ªticas. Pero ¨¦l avanz¨® sin preocuparse tanto por los planteos de los m¨¢s afamados egipt¨®logos y colocando el foco en la recuperaci¨®n de la historia africana, bastardeada sobre todo en ¨¦poca colonial.
Como una necesidad operativa, el colonialismo vaci¨® de sentido el pasado hist¨®rico precolonial africano, al minimizar su iniciativa y postular toda innovaci¨®n como producto de influencias externas, en el caso egipcio, las provenientes de Asia. Opuesto a esta falsificaci¨®n de la historia, Diop escribi¨® la obra mencionada (y otras) adem¨¢s de haber participado en un gran movimiento intelectual que culminar¨ªa con la creaci¨®n de la Historia General de ?frica de Unesco, en la que colaboraron intelectuales africanos de su generaci¨®n, como el historiador burkinab¨¦ Joseph Ki-Zerbo. Esta historia fue escrita como un ant¨ªdoto contra el mito de inferioridad africana que Diop enuncia en el cap¨ªtulo 2 de Naciones negras y cultura: ¡°Ya en la Edad Media, el recuerdo de un Egipto negro que habr¨ªa civilizado la tierra se hab¨ªa desvanecido a consecuencia del olvido de la tradici¨®n antigua, escondida en las bibliotecas, o amortajada bajo las ruinas. Y el desvanecimiento lleg¨® a ser total tras cuatro siglos de esclavitud.¡±.
El autor coloc¨® el foco en la recuperaci¨®n de la historia africana, bastardeada sobre todo en ¨¦poca colonial
En la obra de 1954 su autor critic¨® ac¨¦rrimamente, con base cient¨ªfica, la presunci¨®n de inferioridad innata africana y, en su lugar, plante¨® una superioridad original y fundacional en ?frica que permiti¨® pensar el desarrollo posterior de la civilizaci¨®n griega. Es decir, la Grecia cl¨¢sica no puede pensarse sin los aportes e influencias de la sociedad fara¨®nica, la primera civilizaci¨®n cuyas semillas dejaron legados m¨¢s tarde y cuya existencia desmiente la popular teor¨ªa del ¡°milagro griego¡±. Diop dio cuenta de una verdad ocultada porque, si bien los cl¨¢sicos evidenciaron el car¨¢cter negro-africano de la antigua sociedad egipcia, en tiempos mucho m¨¢s recientes especialistas se encargaron de borrar del relato hist¨®rico esas marcas, egipt¨®logos no subsaharianos, funcionales al relato hegem¨®nico de dominaci¨®n imperialista.
Legado
El planteo de la africanidad egipcia de Diop llega hasta la actualidad y no es racista porque, como aleg¨® su autor, al igual que m¨¢s tarde para el caso europeo, la base de la superioridad recal¨® en aspectos culturales e hist¨®ricos y no en explicaciones biol¨®gicas y/o esencialistas. Tampoco a ¨¦l le interesaba llamarse a s¨ª mismo afroc¨¦ntrico. Lo que s¨ª destac¨® el senegal¨¦s fueron la autenticidad y autonom¨ªa de la civilizaci¨®n egipcia, sin importar tanto las influencias de Medio Oriente, y el car¨¢cter permeable en su difusi¨®n hacia otras sociedades africanas, m¨¢s al sur, construyendo un relato de continuidad hist¨®rica africana en el que la era egipcia antigua es vital para entenderlo. Siguiendo esa misi¨®n, en 1981, al publicar Civilizaci¨®n y barbarie, su autor actualiz¨® y corrigi¨® lo escrito en 1954, adem¨¢s de profundizar determinados aspectos abordados en ese entonces.
Hoy nadie discute la africanidad de la civilizaci¨®n egipcia antigua, pero para eso Diop debi¨® dar varias batallas, como en 1974 exponer su teor¨ªa en el congreso de El Cairo (organizado por la Unesco) donde fue examinada por los m¨¢s destacados egipt¨®logos de la ¨¦poca, quienes ningunearon la ocasi¨®n pero, sin embargo, a partir de all¨ª se admiti¨® el origen y desarrollo negro-africano del Egipto antiguo, pese a que, como denunci¨® el senegal¨¦s, la egiptolog¨ªa naci¨® para negar la existencia de un Egipto negro. Es que hasta el momento imperaba, como parte del sentido com¨²n (que hoy pervive), lo que escribi¨® Diop en 1954: ¡°aqu¨¦llos que ignoraban la grandeza pasada de los negros ¨Cincluidos los propios negros¨C, encontraban cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil, incluso inadmisible, que ¨¦stos pudieran estar en el origen de la primera civilizaci¨®n que se propag¨® por la tierra y a la cual la humanidad debe lo que es esencial en su progreso¡±.
En 1996, en Dakar y a una d¨¦cada del fallecimiento de Diop, un gran congreso se reuni¨® para homenajear su legado y, adem¨¢s de las actividades acad¨¦micas previstas, se celebraron performances culturales a partir de la presencia de varias delegaciones africanas asistentes. La comitiva egipcia env¨ªo a sus bailarines rusos, pues as¨ª formaba la compa?¨ªa, herencia de un obsequio sovi¨¦tico al pueblo egipcio durante la presidencia de Gamal Abdel Nasser. Fue un hecho curioso y sorprendente, el de contar bailarines blancos rindiendo homenaje a quien postul¨® el car¨¢cter negro del Antiguo Egipto. Entonces, si bien la teor¨ªa del origen africano de los antiguos egipcios dista de ser comprobada, no obstante es innegable que el aporte diopista ha enriquecido el campo de los estudios africanos. Si bien Diop fue marginado en la vida pol¨ªtica y acad¨¦mica, hoy la universidad principal de Senegal lleva su nombre y su obra ha tenido continuadores, como es el caso del trabajo del historiador brit¨¢nico Martin Bernal, Atenea negra. Las ra¨ªces afroasi¨¢ticas de la cultura cl¨¢sica, publicado en 1987. Con algunas diferencias pero una posici¨®n compartida, Bernal tambi¨¦n ha sido objeto de cr¨ªtica, pues su obra levant¨® mucha pol¨¦mica y enojos de la Academia tras ver la luz.
Omer Freixa es Historiador africanista argentino. Docente e investigador de las Universidades de Buenos Aires y Nacional de Tres de Febrero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.