?Viva el pecado original!
El d¨ªa en que Eva comi¨® el fruto del ¨¢rbol prohibido naci¨® la libertad.?Lo mejor de la humanidad fue ese acto de desobediencia en el Ed¨¦n
EN EL MUNDO hay un proceso de descivilizaci¨®n, una pandemia que afecta al pensamiento, y es el negacionismo. Parec¨ªan darse por separado, los negacionismos: el negacionismo de la evoluci¨®n, el negacionismo del Holocausto, el negacionismo del cambio clim¨¢tico y otros del estilo, como el castizo negacionismo franquista. Pero ¨²ltimamente, con m¨¢s celebridades y jactancia, se propagan ya, en un pack ¨²nico, todas las grandes mentiras que conforman el Negacionismo como una ideolog¨ªa de una globalizaci¨®n reaccionaria. Est¨¢ ah¨ª, gobernando amplias zonas del mundo, el partido de la inhumanidad, con su neoautoritarismo, su neolenguaje y su neoverdad.
Se suele presentar a los negacionistas como extravagantes o chiflados. Una especie de cascarrabias que lo pasan bomba llevando la contraria a hechos probados. Es un error ¨®ptico de muchas dioptr¨ªas. El cascarrabias es un personaje folk, que enriquece el ecosistema y el patrimonio inmaterial.
Y de ser cascarrabias a intentar ser sublime. Como el fil¨®sofo Emil Cioran. Este pensador hizo del abismo un lugar de supervivencia. Para remontar, hay que tener una buena ca¨ªda. Y Cioran ca¨ªa siempre en picado: ¡°No creo haber perdido una sola ocasi¨®n de estar triste¡±. Era su manera de volar alto: ¡°El hecho de que la vida no tenga ning¨²n sentido es una raz¨®n para vivir, la ¨²nica en realidad¡±. Eso s¨ª que es un cascarrabias competente. Nada de tonter¨ªas.
Mi padre hablaba de un amigo m¨²sico, vocalista en una orquesta de verbenas, pero cabreado con el mundo, que iniciaba la actuaci¨®n con este grito prepunky, aunque su fuerte eran los boleros: ¡°?Qu¨¦ revienten las siete maravillas del mundo!¡±. De ni?o, me parec¨ªa una barbaridad. Meterse con las maravillas del mundo. ?Las pir¨¢mides de Egipto, los Jardines Colgantes de Babilonia¡! Justo uno de los asuntos que m¨¢s me gustaban en la enciclopedia escolar. Qu¨¦ cosas dec¨ªan algunos mayores. Como los que entraban en la taberna de Leonor, cuando televisaban el esperado partido de la selecci¨®n espa?ola, al grito de: ¡°?Viva Rusia!¡±. Ahora los recuerdo como entra?ables cascarrabias, productores de iron¨ªa, al m¨²sico reventador de maravillas y a los rusos tabern¨ªcolas.
El cascarrabias no pretende imponer su malestar como doctrina. El cabreo existencial puede derivar en un buen g¨¦nero humor¨ªstico.
Al contrario, el negacionista es al¨¦rgico al humor y se suicidar¨ªa antes que re¨ªrse de s¨ª mismo. No es raro que se presente con el bander¨ªn de lo ¡°pol¨ªticamente incorrecto¡±. Ya sabemos lo que ese eufemismo tan correcto suele encubrir: machismo, clasismo, xenofobia y burla de las minor¨ªas m¨¢s vulnerables. El negacionismo no es tampoco un simple reducto de carcamales, es un movimiento moderno: el modernismo reaccionario. De ah¨ª su habilidad para explotar la fascinaci¨®n acr¨ªtica hacia nuevas tecnolog¨ªas. Tiene una estrategia de poder y dominio, de control de las mentes. Tiene unos intereses que defender. En el caso del negacionismo del cambio clim¨¢tico, gran parte de las ¡°investigaciones¡± est¨¢n financiadas por industrias petroleras. Y tiene una ideolog¨ªa, esa suma de conformismo rencoroso, esa aleaci¨®n de miedo y odio.
El hecho de que Trump, Bolsonaro y otros jefes de Estado sean negacionistas del cambio clim¨¢tico es justamente la prueba de la gravedad del calentamiento global y sus efectos. Son personajes que echan humo por la cabeza. Trump es uno de los principales emisores de di¨®xido de carbono. Hasta cierto punto es l¨®gico que se oponga a las limitaciones en el uso de los combustibles f¨®siles como fuente energ¨¦tica e incluso abogue por su incremento. La verdadera raz¨®n de su negacionismo es que Trump es en s¨ª mismo un combustible f¨®sil. Desde su entrada, se ha detectado en la Casa Blanca una concentraci¨®n inusual de gases de efecto invernadero, lo que explicar¨ªa las continuas fugas en su equipo y las declaraciones enigm¨¢ticas de alguno de sus exasesores: ¡°El ambiente era irrespirable¡±.
El pionero fue el negacionismo de la evoluci¨®n. Hay muchos millones de personas en el mundo, incluso con c¨¢tedra, que consideran que la ¨²nica historia verdadera de la creaci¨®n es la que se cuenta en el Antiguo Testamento. En su literalidad. Y yo ah¨ª estoy de acuerdo, con matices, con un episodio genesiaco. El d¨ªa en que Eva comi¨® el fruto del ¨¢rbol prohibido naci¨® la libertad. Lo mejor de la humanidad fue ese acto de desobediencia en el Ed¨¦n. ?Viva el pecado original!
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