Emil Cioran, el fil¨®sofo de la desesperanza y el fracaso, muere en Par¨ªs a los 84 a?os
El escritor rumano viv¨ªa solo y de espaldas a su celebridad y envejecimiento
La muerte, para ¨¦l "la conclusi¨®n de una locuray9, alcanz¨® ayer a Emil Cioran. El escritor y fil¨®sofa rumano falleci¨® a los 84 a?os en Par¨ªs, donde resid¨ªa. Padec¨ªa la enfermedad de Alzheimer y abandon¨® hace alg¨²n tiempo su buhardilla cercana al Ode¨®n para extinguirse en un hospital. Pesimista y desesperanzado, ajeno a las pompas de la cultura oficial, Cioran concedi¨® muy pocas entrevistas. Prefiri¨® hablar con su obra y ser coherente con ella. "Jam¨¢s he trabajado", dijo una vez; "he preferido ser un par¨¢sito a ejercer un oficio. He accedido a sufrir una relativa miseria con tal de preservar mi libertad". Sus libros, a veces contradictorios, siempre repletos de belleza, versaron sobre el fracaso, la indiferencia, la lucidez y la muerte.
El hombre que durante d¨¦cadas pase¨® por el Barrio Latino de Par¨ªs, envuelto en una gabardina y con la melena desordenada, ajeno a su celebridad y a su propio envejecimiento, hab¨ªa nacido en Rasinari, una aldea de Transilvania (Rumania), el 8 de abril de 1911. Su padre era pope ortodoxo y la familia, seg¨²n su propio recuerdo, era "atormentada, ansiosa, siempre negativa respecto a la existencia. La infancia de Cioran, sin embargo, fue feliz. Al margen de su fascinaci¨®n morbosa por la muerte (iba al cementerio local a buscar calaveras, para jugar al f¨²tbol con ellas), guard¨® de aquella ¨¦poca un recuerdo de paisajes monta?osos, juegos y despreocupaci¨®n. En una entrevista concedida al fil¨®sofo Gabriel Liceanu en 1983, situ¨® el origen de su pesimismo en el paso a la adolescencia. La clave fueron sus insomnios: "Llegaba a pasar semanas sin pegar ojo". "Me di cuenta", le cont¨® a Liceanu, "de que la vida es soportable gracias al sue?o; cada ma?ana, tras una interrupci¨®n, comienza una nueva aventura. El insomnio, sin embargo, suprime la inconsciencia, obliga a 24 horas diarias de lucidez. ( ... ) La vida s¨®lo es posible si hay olvido". Sin olvido, el joven Cioran, se sumergi¨® en la obsesi¨®n de la muerte. Sus estudios secundarios, su ingreso en la Facultad de Filosofia y Letras de Bucarest, su licenciatura, fueron para ¨¦l una excusa para leer sin freno y reflexionar sobre la muerte.
Friedrich Nietzche fue su fil¨®sofo de cabecera, pero estudi¨® tambi¨¦n con fruici¨®n la obra de Bergson, Hegel y Husserl, y mantuvo una devoci¨®n vitalicia por Shakespeare y Dostoievski. Su juventud estuvo marcada tambi¨¦n por la fascinaci¨®n ante la Guardia de Hierro (el movimiento fascista rumano) y, a partir de 1933, cuando consigui¨® una beca de la Universidad de Berl¨ªn, por el nazismo. Le sedujeron la "voluntad de absoluto" y el "misticismo colectivo" de los totalitarismos. Fue una fascinaci¨®n inc¨®moda, sin entrega total. Pero suficiente para avergonzarle a?os despu¨¦s. "Estoy inmunizado contra todo, contra todos los credos pasados, contra todos los credos futuros", escribi¨® en 1946 a su hermano Aurel.
Antes de eso, en 1937, Cioran hab¨ªa llegado a Par¨ªs. El pensa dor pol¨ªglota (rumano, alem¨¢n, ingl¨¦s, ruso, italiano y espa?ol) quer¨ªa en realidad desplazarse m¨¢s lejos, a Espa?a, un pa¨ªs por el que sent¨ªa una atracci¨®n atormentada: "Yo estaba hecho para Espa?a, para la lengua espa?o la", declar¨® en 1983. "Era un fan¨¢tico de santa Teresa de ?vila, y sigo si¨¦ndolo.(...) Me fascina ba de ella el exceso, un exceso procedente de esa locura particular, inconfundible, propia de Espa?a'. En mi juventud, lament¨¦ no haber sido espa?ol. Espa?a me fascinaba, por ofrecer el ejemplo de los m¨¢s prodigiosos fracasos. ?Uno de los pa¨ªses m¨¢s poderosos del mundo, hundido en tal decadencia!".
Cioran visit¨® varias veces Espa?a. Pero se qued¨® a vivir en Par¨ªs, donde asisti¨® con indiferencia a la entrada de las tropas nazis y, con la misma pasividad, a la Liberaci¨®n. En 1947, decidi¨® cambiar de lengua. Hab¨ªa escrito ya seis obras en rumano, pero la primera en franc¨¦s, Pr¨¦cis de d¨¦composition (Breviario de podredumbre, 1949), fue un ¨¦xito inmediato. Su pesimismo, su indiferencia, su desprecio por las circunstancias de la vida, tuvieron una enorme repercusi¨®n en una sociedad francesa que abrazaba el existencialismo.
Pobre y solitario
A partir de ah¨ª, la vida de Cioran cambi¨® poco. Encaden¨® becas en la Sorbona hasta los 40 a?os, para que le permitieran comer gratis en el comedor universitario; ley¨®, escribi¨® y malvivi¨® en hosteles juveniles hasta conseguir una buhardilla junto al Ode¨®n, con un alquiler irrisorio; se mantuvo pobre y solitario, rechaz¨® todos los honores que le fueron concedidos, y desde?¨® su propia gloria. La editorial Gallimard reedit¨® recientemente su obra completa. Ayer, fue un portavoz de Gallimard quien anunci¨® su muerte.
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