Palos de ciego
Si Vox fuera un actor racional tratar¨ªa de no llamar demasiado la atenci¨®n por ahora
Cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil evaluar la vida pol¨ªtica a partir de un modelo de agencia racional. En momentos en los que la emoci¨®n puede sobre todo lo dem¨¢s, tratar de argumentar sobre las actitudes de unos u otros actores pol¨ªticos se convierte en un ejercicio casi ciego. M¨¢s a¨²n, si aquello que se trata de comentar tiene que ver con un partido populista que re¨²ne las peculiaridades de Vox.
Lo confieso, me ha sorprendido su actitud de pretender afirmarse en Andaluc¨ªa exigiendo negociar la anulaci¨®n de las medidas contra la violencia de g¨¦nero para facilitar el gobierno de la derecha. Yo pensaba que no cre¨ªan en el Estado de las Autonom¨ªas y que, por tanto, su presencia en los parlamentos auton¨®micos era impedir que en ellos gobernara la izquierda, y que los partidos que se presentan como de ¡°centro-derecha¡± se vieran obligados a ir asumiendo poco a poco algunas de sus posiciones ¡ªlas relativas a la inmigraci¨®n, por ejemplo¡ª. Cre¨ªa que el objetivo de su lucha final eran m¨¢s bien las europeas y, sobre todo, las nacionales. La negociaci¨®n verdadera vendr¨ªa cuando fueran necesarios sus votos en el Congreso para formar un eventual Gobierno de derechas en el Estado.
Tampoco pod¨ªa imaginar que la condici¨®n que pusieran fuese una de sus reivindicaciones m¨¢s impresentables, el torpedear las medidas en defensa de la mujer. Pero quiz¨¢ sea eso mismo lo que buscan, mostrarse como machitos despechados, por un lado, y como machotes que no se van a dejar controlar por Ciudadanos y PP, por otro. Pol¨ªtica masculina por partida doble.
Lo que no est¨¢n teniendo en cuenta, sin embargo, es que este tipo de actitudes puede provocar una reacci¨®n del voto de izquierda, que ahora parece dormido, pero que podr¨ªa rebrotar con fuerza. Pero, sobre todo, y precisamente por esto, que la derecha establecida se vea obligada a adoptar medidas de prevenci¨®n de da?os, y el PP en particular deje de mostrarse tan ¡°comprensivo¡± con su d¨ªscolo pariente radicalizado. La extrema derecha siempre ha tenido claro desde la Transici¨®n que prefiere que no gobierne la izquierda a la realizaci¨®n de sus propios fines ¨²ltimos. Si las actitudes de Vox pueden poner en peligro una victoria de la derecha, gran parte de esos votos provenientes del PP podr¨ªan volver a la casa madre.
Si Vox fuera un actor racional tratar¨ªa de no llamar demasiado la atenci¨®n por ahora, salvo en la pol¨ªtica expresiva y emocional de las redes. El problema es, sin embargo, el condicional: si fuera un actor racional. Esto es, como dec¨ªamos al principio, lo que ahora ya no podemos dar por supuesto. Ni por parte del partido ni, sobre todo, respecto de sus votantes.
El populismo, como ya sabemos, no atiende a razones. Sus motivaciones se arraigan m¨¢s bien en el cerebro reptiliano, en impulsos primarios que ignoran todo lo que tenga que ver con la ¨¦tica de la responsabilidad. Bajo estas condiciones, los analistas pol¨ªticos no paramos de dar palos de ciego. ?Literalmente!
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