Sara Mesa: la escritora que noquea sin aspavientos
De peque?a se narraba a s¨ª misma su trayecto hasta el colegio (¡°el d¨ªa parece soleado, Sara Mesa sale de casa¡¡±), pero no empez¨® a escribir hasta los 30 a?os. Con la publicaci¨®n de ¡®Cicatriz¡¯ qued¨® claro que hab¨ªa llegado para quedarse. Algo que se confirma con ¡®Cara de pan¡¯
No la busquen en las redes sociales, no est¨¢. A la pregunta de si sabe qu¨¦ son los stories de Instagram, Sara Mesa, nacida en 1976 en Madrid pero afincada desde ni?a en Sevilla, responde: ¡°Creo que s¨ª, pero no lo he visto nunca¡±. ?Se queda al margen por miedo a exponerse demasiado? ¡°No, no es eso. Es simplemente que no est¨¢ en mi naturaleza. Soy bastante pudorosa. De hecho, vivo la literatura como una desnudez p¨²blica. Cuando alguien se acerca a contarme lo que ha supuesto el libro para ¨¦l o ella, es una experiencia muy gratificante, pero tambi¨¦n me da una verg¨¹enza tremenda. Notas que se ha establecido un v¨ªnculo. Esa persona ha entrado en ti, y t¨² has entrado en ella. Y yo no estoy preparada para ese paso ¨²ltimo¡±.
Puede que no est¨¦ preparada, pero s¨ª acostumbrada. Lleva m¨¢s de seis a?os recibiendo los elogios de la cr¨ªtica por sus relatos cortos y novelas. La ¨²ltima, Cara de pan (Anagrama), se public¨® en septiembre y se col¨® directamente entre los mejores libros del a?o en los rankings elaborados por EL PA?S o El Mundo. Se lo debe a una prosa exigente, cruda e intuitiva, que noquea sin aspavientos. El lector es consciente de la extra?eza, en parte ve venir el golpe, pero es incapaz de salir ileso. ¡°Soy consciente de mis capacidades, y s¨¦ que no soy Faulkner. Pero cada uno tiene que llegar al l¨ªmite de su talento. Sea el que sea. Cuando estoy escribiendo y me acomodo, lo paso mal porque empiezo a cuestion¨¢rmelo todo¡±. Es verdad, Sara Mesa no es Faulkner. Ni falta que hace.
Ha dicho que escribe para entender. ?Hay algo que haya sido capaz de comprender mejor tras completar Cara de pan? No se trata de entender algo concreto o solucionar una determinada b¨²squeda. Es mucho m¨¢s escurridizo y borroso, un proceso que se alarga en el tiempo. ?ltimamente, por ejemplo, me doy cuenta de d¨®nde vienen mis primeros libros, de qu¨¦ preocupaciones surg¨ªan y qu¨¦ he aprendido despu¨¦s. Necesito perspectiva para verlo. Cara de pan es tan reciente que a¨²n no tengo una relaci¨®n amistosa con ¨¦l.
As¨ª justifica la autora no tener redes sociales: "No est¨¢ en mi naturaleza. Soy bastante pudorosa. De hecho, vivo la literatura como una desnudez p¨²blica"
La protagonista de la novela, Casi, se esconde durante meses debajo de un olmo para no ir al instituto. ?Qu¨¦ le hubiese llevado a su yo adolescente hasta ese ¨¢rbol? No lo s¨¦. Lo que s¨ª puedo decirte es que, a veces, nos quedamos con los elementos narrativos (los escenarios, los tiempos, la acci¨®n) cuando, probablemente, el significado del libro est¨¢ m¨¢s vinculado con las ganas que tiene uno de escapar de la obligaci¨®n, de la convenci¨®n. De buscar un refugio, un sitio donde quedarse sin ser juzgado.
De hecho, la persona que conecte con el libro lo va a hacer precisamente por eso. Claro. Planteo temas muy importantes en mi obra, como el linchamiento social o el c¨®mo se proyectan las expectativas de los dem¨¢s sobre uno y qu¨¦ pasa si uno no encaja con esas expectativas. Las dificultades de crecer. Crecer es adaptarse al c¨®digo de lo esperado. Pero, por debajo de eso, lo que hay son las ganas de huir.
Parte de las ganas de huir de la protagonista vienen de la imposici¨®n de aceptar las normas con las que triunfan aquellos que no se parecen a ella. ?Est¨¢n los introvertidos relegados a un segundo plano en la sociedad? Totalmente. Tiene mucho que ver con la idea que cada vez va imponi¨¦ndose m¨¢s del ¨¦xito y el fracaso. Un concepto muy americano. El exitoso es extrovertido, se relaciona muy bien, tiene capacidad de liderazgo. La soledad, la introversi¨®n, se empiezan a entender, no como rasgos, sino como problemas de la personalidad. Vuelvo al asunto de crecer, porque incluso cuando somos adultos tenemos que seguir adapt¨¢ndonos al grupo y perdiendo nuestra individualidad.
?Qu¨¦ se puede hacer para preservarla? Para m¨ª, hay tres f¨®rmulas: el arte, cre¨¢ndolo o disfrut¨¢ndolo; el juego, y el sentido del humor, fundamental para afrontar la vida. Eso es lo que nos ancla a los ni?os que fuimos y a la base de nuestra personalidad. Esos son nuestros refugios.
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