?Por qu¨¦ hace tanto fr¨ªo en los aviones?

"Buena pregunta", me responde ?ngel Q., un amigo tripulante de cabina de una importante aerol¨ªnea. "Eso es algo que habr¨ªa que preguntar a los ingenieros. El sistema de aire acondicionado lo regulamos nosotros. El problema de muchos aviones es que los sensores de temperatura repartidos por la cabina adquieren vida propia con el paso del tiempo y de la suciedad (este ya ser¨ªa tema para otro art¨ªculo). Muchas veces nosotros ponemos 24 grados y la temperatura alcanza niveles polares. Otras veces es al rev¨¦s. A veces los pasajeros de delante se achicharran y los de atr¨¢s se hielan. En cabina de pilotos hay otro interruptor para indicar unos limites de temperatura, pero... no hay manera de acertar. Luego est¨¢ el factor de g¨¦nero. Las tripulantes de cabina femeninas siempre tienen fr¨ªo. Los masculinos siempre tenemos calor. Ahora mezcla todos estos ingredientes de alta tecnolog¨ªa en una coctelera y tendr¨¢s tu respuesta".

Lo de que la cabina est¨¢ divida en zonas y cada una tiene un sensor diferente me lo confirma tambi¨¦n un antiguo piloto de Iberia que volaba el A340: "En el modelo A340 hab¨ªa un selector de temperatura m¨¢xima y m¨ªnima que los pilotos seleccion¨¢bamos en cabina y despu¨¦s los sobrecargos y azafatas iban regulando por sectores. Digamos entonces que el control lo puede llevar cualquier sobrecargo o azafata, pero siempre dentro de los l¨ªmites de m¨¢ximo y m¨ªnimo seleccionado en cabina, que son est¨¢ndar. Pero dentro del avi¨®n la climatizaci¨®n se reparte por ¨¢reas. Lo que ocurre es que cuando es de noche y hay menos movimiento (de pasajeros y tripulantes) la sensaci¨®n es de m¨¢s fr¨ªo y menos calor. Es muy dif¨ªcil de regular. Y no es lo mismo un avi¨®n lleno de pasajeros que medio vac¨ªo".

"Su posici¨®n normal son 24 grados y lo podemos bajar hasta 18 y subir hasta 30", me confirma un piloto de Avianca a¨²n en activo que pilota Airbus A320. "En mi avi¨®n, en la cabina tenemos tres reguladores de temperatura, uno para la cabina, otro para la primera mitad del avi¨®n y el ¨²ltimo para la parte de atr¨¢s. Y en verdad no hay una raz¨®n espec¨ªfica (para poner una determinada temperatura), solo es por comodidad. Si se siente calor bajamos la temperatura y viceversa, pero generalmente se trata de mantener fr¨ªa. Tambi¨¦n la tripulaci¨®n tiene un panel para controlar la temperatura, pero solo subirla o bajarla entre 2.5 o 3 grados respecto a la temperatura que pone el capit¨¢n".

Lo que s¨ª parece claro es que siempre har¨¢ m¨¢s fr¨ªo en la parte delantera que en la trasera, por la direcci¨®n de flujo del aire. Y m¨¢s cerca de las ventanillas que en el pasillo.

"Algunos aviones son muy temperamentales y tienen voluntad propia", me comenta Natalia, azafata de otra compa?¨ªa europea de renombre. "Nosotros lo sufrimos en todos los vuelos porque cerca de determinadas puertas es muy dif¨ªcil que suba la temperatura. ?Gajes del oficio!".

Le hice caso a mi amigo el azafato y consult¨¦ con ingenieros aeron¨¢uticos que trabajan en empresas como Boeing o Airbus ¡ªfabricantes americano y europeo respectivamente, con plantas repartidas por todo el mundo¡ª y me informaron de que los sistemas de refrigeraci¨®n son fabricados por proveedores externos. Ellos los montan en las aeronaves de acuerdo con el dise?o y necesidades de cada modelo de avi¨®n, pero que no hay ninguna recomendaci¨®n ni especificaci¨®n t¨¦cnica de uso por parte de los fabricantes. Es responsabilidad ¨²nica de los pilotos y los tripulantes de cabina ajustar la temperatura."Es como si una vez montado el sistema de audio, el fabricante dijera qu¨¦ m¨²sica hay que poner o a qu¨¦ volumen".

En realidad, el asunto de la percepci¨®n del fr¨ªo tiene m¨¢s que ver con la fisiolog¨ªa que con la palanca ON/OFF del aire acondicionado. La cabina de un avi¨®n que vuela a 30.000 pies (10.000 metros) est¨¢ presurizada a una altitud aproximada de 2.000 metros. Es decir, de manera artificial se crea en el interior un ambiente donde la presi¨®n equivalga como si estuvi¨¦ramos en la cima de una monta?a de 2.000 metros, en la que hay un 75 % de presi¨®n parcial de ox¨ªgeno respecto a la del nivel del mar. Suficiente para respirar bien. Porque si se igualara con la exterior, es decir, con la de 10.000 metros -lo que para los materiales del avi¨®n ser¨ªa mejor, porque habr¨ªa menos tensi¨®n- los pasajeros y los tripulantes tardar¨ªan poco en morir de hipoxia: a esa altura la presi¨®n parcial de ox¨ªgeno es solo el 28 % de lo normal. Como a 2.000 metros de altitud la humedad relativa del aire es un 10 % menor que a nivel del mar, unido a ese 75 % de ox¨ªgeno provoca un aumento de la sequedad del aire que altera nuestras defensas y nos m¨¢s hace proclives al fr¨ªo y a los catarros.

Otro piloto de American Airlines al que le consult¨¦ explicaba: "El porqu¨¦ casi siempre est¨¢ fr¨ªo es porque como casi todos los aires acondicionados tienden a mantener la misma temperatura durante tiempos prolongados y como no hay movimiento en la cabina de pasajeros sentimos esa frialdad, de la que tanto nos quejamos. Y no puedes estar movi¨¦ndolo a cada rato porque ser¨¢ el mismo resultado de enfriamiento".

Puede que al final, como me dec¨ªa unos de los interpelados, no haya una raz¨®n concreta y que la ¨²nica respuesta fiable sea que "el mundo de la aviaci¨®n est¨¢ repleto de misterios insondables".

Pues eso, que por si las moscas, al siguiente vuelo lleve un buen abrigo.

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