Erradicar la violencia contra las mujeres es vital
El director del centro regional del PNUD en Am¨¦rica Latina asegura que ninguna naci¨®n estar¨¢ segura a menos que las mujeres puedan vivir de manera segura y desarrollar todo su potencial
Mar¨ªa es salvadore?a, tiene 35 a?os y tres hijos j¨®venes. Creci¨® con su madre, nunca conoci¨® a su padre. Empez¨® a trabajar a los seis a?os vendiendo en el Mercado Central de San Salvador. A los 12 a?os fue violada y tuvo su primer embarazo. Fue expulsada de su hogar cuando su madre se cas¨® por segunda vez. ¡°Mi padrastro no quiso hacerse cargo de m¨ª, mucho menos con un hijo¡±, le dijo a la investigadora para el estudio Juventudes resilientes, la oportunidad para Centroam¨¦rica, que realiza el Proyecto Regional Infosegura, del PNUD y Usaid.
Mar¨ªa vivi¨® en diferentes lugares hasta que conoci¨® al padre de su segunda hija, quien a?os despu¨¦s muri¨® asesinado. Tuvo un tercer hijo, con su tercera pareja, de quien se separ¨® por violencia intrafamiliar. Actualmente, su hijo adolescente vive con su padre, t¨ªo y abuela porque ella no pod¨ªa cuidarlo por su trabajo remunerado que le ocupa todo su tiempo.
La expectativa de vida de las mujeres salvadore?as es de 75 a?os; podemos decir entonces que la mitad de la vida de Mar¨ªa ha sido profundamente marcada por las violencias que viven las mujeres en el norte de Centroam¨¦rica, una regi¨®n azotada desde hace dos d¨¦cadas por la violencia letal sin ser una regi¨®n en guerra.
Cuando se habla de violencia en la zona norte de Centroam¨¦rica, se asume como un problema de hombres j¨®venes pues solamente el 11% de las v¨ªctimas de muertes violentas son mujeres. Pero la historia de Mar¨ªa revela que las mujeres de esta regi¨®n viven cotidianamente otras violencias que las afectan de manera diferenciada por el hecho de ser mujeres, violencias que no son letales, las v¨ªctimas sobreviven, pero siguen sometidas a esas agresiones de forma reincidente, m¨²ltiple y simult¨¢nea en el contiuum de sus vidas, con impactos en las familias y comunidades, en su econom¨ªa y sostenibilidad, en sus capacidades para el desarrollo.
En El Salvador, el 93% de las v¨ªctimas de delitos sexuales son mujeres. El 43,5 % de ellas son menores de edad
Los datos revelan que, en el pa¨ªs de Mar¨ªa, el 93% de las v¨ªctimas de delitos sexuales son mujeres. El 43,5 % de ellas son menores de edad. Tambi¨¦n sabemos que la violencia intrafamiliar est¨¢ presente durante toda la adultez de una mujer, tambi¨¦n que una mujer entre los 12 y los 50 a?os corre alto riesgo de desaparecer. 3.591 mujeres han sido asesinadas entre 2010 y 2017; y entre 2010 y 2016, otras 2.669 mujeres fueron reportadas como desaparecidas; de estas, el 43,6 % era menor de edad. Esto lo sabemos porque el Estado salvadore?o ha avanzado en la gesti¨®n de informaci¨®n sobre seguridad ciudadana con enfoque de g¨¦nero y ha orientado pol¨ªticas p¨²blicas para garantizar el an¨¢lisis basado en evidencia.
La migraci¨®n es un fen¨®meno que tambi¨¦n caracteriza a esta regi¨®n del mundo, y los datos indican que la violencia contra las mujeres es un factor importante a ser considerado. Al analizar los datos de retornados ¡ªmigrantes detenidos en tr¨¢nsito que fueron enviados de regreso a su lugar de origen¡ª sabemos que el 26 % son mujeres, y que 3 de cada 10 manifiestan haber migrado por la violencia, frente al 18% de los hombres que alegan ese motivo.
Es crucial reconocer la violencia contra las mujeres como un elemento esencial de la seguridad ciudadana: abordarla es un paso clave para construir sociedades m¨¢s cohesionadas y pac¨ªficas. Abordar la violencia social con un enfoque especial en la que sufren las mujeres debe estar en los fundamentos de las pol¨ªticas p¨²blicas de seguridad ciudadana que tengan como objetivo erradicar todo tipo de violencia. Hay que entender que la viven cotidianamente las mujeres en sus hogares, en las plazas, en las calles es un problema de seguridad para las comunidades y las naciones.
Es crucial reconocer la violencia contra las mujeres como un elemento esencial de la seguridad ciudadana: abordarla es un paso clave para construir sociedades m¨¢s cohesionadas y pac¨ªficas
Ninguna naci¨®n estar¨¢ segura a menos que las mujeres puedan vivir de manera segura y desarrollar todo su potencial.
En esta l¨ªnea, la Agenda 2030 ofrece en sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, de manera transversal, un modelo de abordaje para procurar a las mujeres una vida libre de todo tipo de violencia. Toda la sociedad en su conjunto avanzar¨¢ con pasos m¨¢s firmes hacia el desarrollo cuando nadie se quede atr¨¢s.
En el PNUD estamos sistematizando las buenas pr¨¢cticas y las historias de ¨¦xito de nuestro trabajo en Centroam¨¦rica en el marco del Proyecto Regional Infosegura, en alianza con Usaid, que est¨¢ dedicado al desarrollo de las capacidades estatales para la formulaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas basadas en evidencia y con enfoque de g¨¦nero. Por esa raz¨®n, estamos estableciendo est¨¢ndares, metodolog¨ªas y procesos escalables. Una parte esencial del proceso ha sido generar confianza y coordinar nuestro trabajo con las instituciones nacionales que producen y analizan datos, aprovechando las nuevas tecnolog¨ªas, los expertos nacionales y la innovaci¨®n. Esta coordinaci¨®n ha producido hitos regionales en gesti¨®n de informaci¨®n con enfoque de g¨¦nero, como las encuestas especializadas e informes estandarizados sobre hechos de violencia contra las mujeres.
En El Salvador, Guatemala u Honduras, entender el contexto de la historia de Mar¨ªa con la mayor precisi¨®n posible nos permitir¨¢ erradicar eficazmente la violencia contra las mujeres, as¨ª como todos los dem¨¢s tipos de violencia. Si los pa¨ªses quieren alcanzar la Agenda 2030, impulsando los beneficios en los ¨¢mbitos econ¨®mico, social y ambiental, solo puede lograrse si nos aseguramos que otras Mar¨ªas no queden excluidas.
Richard Barathe es director del Centro Regional de PNUD en Am¨¦rica Latina y el Caribe.
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