Del glamuroso M¨®naco de la princesa Grace al Principado venido a menos de Carolina
La primog¨¦nita de Raniero de M¨®naco cumple 62 a?os mientras su pa¨ªs sigue buscando un heredero que le devuelva la presencia internacional que le consigui¨® la exactriz de Hollywood
En las 202 hect¨¢reas de superficie del Principado de M¨®naco cabr¨ªan 404 campos de f¨²tbol seg¨²n las medidas reglamentarias, pero tambi¨¦n hubo un tiempo en el que se concentr¨® todo el glamur capaz de bailar sin dar pasos en falso en esa pista exclusiva que se conoce con el nombre de alta sociedad, ya fuera de origen noble, financiero o cinematogr¨¢fico. La abeja reina de aquel panal, que ten¨ªa su d¨ªa grande en el Baile de la Rosa, era Grace Kelly, esa actriz de Hollywood de porte elegante y seductor al mismo tiempo que termin¨® convertida en princesa Grace de M¨®naco por matrimonio, y en ama de casa y representante m¨¢xima de su pa¨ªs de opereta por renuncia propia al prometedor futuro como estrella del rutilante Hollywood de los a?os sesenta.
Cumpli¨® todas las expectativas de su familia de la alta burgues¨ªa estadounidense el d¨ªa que recibi¨® un Oscar en 1955 por su papel en La angustia de vivir, y supero cualquiera de sus expectativas cuando el 19 de abril del a?o siguiente dio el s¨ª quiero al pr¨ªncipe Raniero de M¨®naco y se convirti¨® ¨Cal menos de cara al exterior¨C en la perfecta princesa, esposa y madre y en la mejor embajadora de un pa¨ªs diminuto que podr¨ªa haber acabado en pueblecito franc¨¦s o italiano de no haber sido por las carambolas de la Historia.
El pasado hollywoodiense de la princesa, sus contactos y los amigos que acud¨ªan sin pensarlo a las fiestas que convocaba cada a?o en su pa¨ªs de cuento, fueran para celebrar la primavera, recaudar fondos para la Cruz Roja o celebrar la fiesta del circo, otorgaron esplendor y presencia a M¨®naco en la esfera internacional. Y su belleza, la elegancia que caracterizaba su manera de estar y vestir se extendi¨® a sus hijos: Carolina, Alberto y Estefan¨ªa, que pronto se unieron a su madre como el mejor reclamo para ocupar las revistas del coraz¨®n o promocionar eventos patrios que continuaban agrandando la leyenda glamurosa del principado.
Este mi¨¦rcoles su primog¨¦nita, la princesa Carolina, cumple 62 a?os y muchas cosas han cambiado desde aquellos tiempos de vino y rosas en el pa¨ªs que hoy regenta su hermano Alberto acompa?ado por otra princesa, su esposa Charl¨¨ne, que trata de emular a su suegra ¨Cfallecida en un accidente de tr¨¢fico en 1982¨C pero que no consigue ni sonre¨ªr ni enamorar a la c¨¢mara como ella lo hizo.
El Baile de la Rosa contin¨²a celebr¨¢ndose cada a?o para oficiar la primavera, pero ya ni las revistas especializadas del coraz¨®n le dedican el despliegue de anta?o. Aunque la antorcha del glamour la recogi¨® precisamente Carolina de M¨®naco y ella sigue siendo la estrella del evento, han pasado demasiadas cosas en estos a?os y las celebridades de ahora no llegan ni a la suela de los zapatos a la lista de invitados de los a?os de reinado de su madre.
En los m¨¢s de 36 a?os que han pasado desde la muerte de la a?orada princesa, su hija Carolina se cas¨® demasiado joven con Philippe Junot,?un play boy al que su madre tom¨® la medida desde el primer minuto. Se divorci¨® dos a?os despu¨¦s con gran esc¨¢ndalo para los est¨¢ndares de la ¨¦poca y volvi¨® a contraer discreto matrimonio con St¨¦fano Casiraghi estando ya embarazada. Con ¨¦l tuvo tres hijos ¨CAndrea, Carlota y Pierre¨C y enviud¨® con solo 43 a?os. Volvi¨® a casarse con un pr¨ªncipe de raigambre, Ernesto de Hannover, pero con tendencia a excederse con la bebida. Ni siquiera la hija que tuvieron en com¨²n, Alejandra de Han¨®ver, evit¨® una separaci¨®n en toda regla que no ha llegado a divorcio oficial por conveniencia nobiliaria.
Su hermano Alberto se convirti¨® en la cabeza del Estado despu¨¦s de la muerte de su padre en 2005, pero le acompa?a un historial amoroso que no ha colaborado a forjar una imagen de gobernante a la altura de sus progenitores. Los rumores sobre sus inclinaciones sexuales le persiguieron durante a?os porque a pesar del porte que le hab¨ªa reservado su herencia gen¨¦tica no se decid¨ªa por mujer alguna. Se cas¨® con Charl¨¨ne, una nadadora de ¨¦lite sudafricana, cuando ten¨ªa ya 53 a?os y, seg¨²n la rumorolog¨ªa, la novia no se dio a la fuga d¨ªas antes de la ceremonia porque se lleg¨® a un pacto casi de Estado para evitarlo. Entre los motivos, los hijos extramatrimoniales reconocidos del contrayente: Jazm¨ªn Grace y Alexandre Coste, frutos de sus relaciones con la californiana Tamara Rotolo y la azafata togolesa Nicole Coste. La pareja tuvo mellizos, Gabriella y Jacques, en diciembre de 2014, pero su madre sigue sin sonre¨ªr demasiado en presencia de su marido y evita todo lo que puede los actos con su familia pol¨ªtica.
A la peque?a de los Grimaldi tampoco la vida le ha ido como para forjar un halo de glamur alrededor de su figura. Acompa?aba a su madre cuando ocurri¨® el accidente que acab¨® con su vida y ese momento no se ha borrado de su memoria. Vivi¨® una juventud rebelde y cambi¨® de novio famoso con demasiada frecuencia para lo que se esperaba de una princesa de la ¨¦poca. Despu¨¦s pareci¨® sentar cabeza con Daniel Ducruet, que hab¨ªa sido su guardaespaldas, pero ¨¦l mostr¨® su pasi¨®n por otra mujer y su infidelidad en unas im¨¢genes captadas en una piscina que dieron la vuelta al mundo entero. La pareja ten¨ªa dos hijos, Paulina y Luis, y el divorcio fue inevitable a pesar de lo que hab¨ªa costado que se autorizara un matrimonio que dur¨® un a?o escaso. Otro guardaespaldas, Jean Raymond Gottlieb, es el padre de su otra hija, Camille. Nunca se casaron, aunque la princesa volvi¨® a intentarlo con el domador de circo Adans Lopez Perez. El intento dur¨® solo otro a?o, y la princesa Estefan¨ªa volvi¨® a la soledad de su hogar con sus tres hijos y a seguir siendo la hermana favorita de su hermano Alberto y un miembro de la familia ¡®real¡¯ de M¨®naco que quer¨ªa estar lo m¨¢s alejada posible de esa corte con pretensiones que cada d¨ªa interesaba a menos gente.
El estilo de Carolina a sus 62 a?os a¨²n despierta la curiosidad por el Principado y parec¨ªa que sus hijos podr¨ªan ser los herederos de ese brillo que necesita un territorio tan peque?o para figurar ¨Cal menos en la prensa rosa¨C por algo m¨¢s que por ser el para¨ªso fiscal de muchos famosos y millonarios. Andrea se cas¨® con una rica heredera de origen colombiano, Tatiana Santo Domingo. Pierre se dedica a los negocios y contrajo matrimonio con la periodista y arist¨®crata italiana Beatrice Borromeo. Y Carlota hered¨® la belleza y el estilo de su madre, se confiesa apasionada de la filosof¨ªa y ha tenido sonoras relaciones sentimentales que no terminan de cuajar, incluidas las que la unieron al actor Gad Elmaleh, padre de su hijo Raphael, y al productor cinematogr¨¢fico Dimitri Rassam con quien el pasado 23 de octubre tuvo a su segundo hijo, Balthazar. De momento su boda con Rassam se ha cancelado sin mayores explicaciones que un desmentido de ruptura y muchos rumores sobre la viabilidad de la pareja. Alejandra, la benjamina de esta rama familiar, tiene 19 a?os y de momento su vida es de lo m¨¢s discreta.
Los hijos de Estefan¨ªa cubren su cuota de representaci¨®n en los actos imprescindibles pero siempre has sido tratados como los segundones del Principado. En los pr¨®ximos meses, la boda de Louis Ducruet con Marie Chevallier, a quien conoci¨® en la universidad, volver¨¢ a poner los focos sobre el escenario de M¨®naco. Pero ya hace m¨¢s de tres d¨¦cadas que la herencia que dej¨® Grace Kelly se va apagando sin remedio en el M¨®naco que ella consigui¨® convertir en un pa¨ªs digno de alfombra roja.
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