S¨¢nchez y su serm¨®n de la monta?a m¨¢gica
El presidente del Gobierno puede enarbolar en Davos su discurso sin que le recuerden sus 84 esca?os
S¨¢nchez reserva la mejor versi¨®n de s¨ª mismo para el exterior. En oto?o ya se hizo evidente que prefiere ejercer de Mr.S¨¢nchez, mandatario de una vieja potencia en el tablero global, que de Sr. S¨¢nchez, presidente de un Gobierno en minor¨ªa parlamentaria con m¨²ltiples esclerosis. Acudir a Davos era, en ese sentido, tentador. Si en Espa?a dif¨ªcilmente puede zafarse del chapapote del proc¨¦s, las barricadas de los conflictos laborales o la debilidad parlamentaria que 24 horas antes escenific¨® su soledad con el decreto de la vivienda devuelto a los corrales; bajo la monta?a m¨¢gica, en el gran foro de los tres mil l¨ªderes, puede enarbolar el discurso de la cuarta revoluci¨®n industrial o el pacto social progresista ante un auditorio respetuoso sin que se le recuerden sus 84 esca?os.
Para el presidente, lejos de las marimorenas en su backyard, Davos era un buen escaparate. All¨ª ha sido presentado como presidente de ¡°uno de los pa¨ªses m¨¢s importantes en el tablero mundial¡±, con elogios para el crecimiento y el control del d¨¦ficit. Rajoy nunca se atrevi¨® a visitar el Foro Mundial, donde ¡°todo es pol¨ªtica¡± como escribi¨® all¨ª Thomas Mann, despu¨¦s de la desairada visita de Zapatero entorpecida por un ingl¨¦s apenas rudimentario. De ah¨ª que un a?o atr¨¢s acudiera Felipe VI para defender la marca Espa?a. S¨¢nchez, con un ingl¨¦s correct¨ªsimo y su comodidad en los escenarios, se ha desenvuelto bien para enarbolar las banderas del progresismo mientras en Espa?a la polic¨ªa cargaba contra los taxistas en un conflicto trasladado negligentemente por su gobierno a las comunidades y sus socios contin¨²an desmoron¨¢ndose con n¨²meros rojos en las encuestas.
Europe¨ªsmo. Feminismo. Ecologismo. Y alg¨²n ismo m¨¢s. El discurso breve del presidente S¨¢nchez en Davos parece encajar en ese riesgo para la izquierda que diagnostica Mark Lilla en El regreso liberal: dirigirse a grupos particulares m¨¢s que a la ciudadan¨ªa en general con un proyecto colectivo. Pero adem¨¢s Lilla enfatiza que esas pol¨ªticas de la identidad han acabado por ser disgregadoras y hasta excluyentes; y concluye que ¡°ha dejado de ser un proyecto pol¨ªtico para convertirse en uno evang¨¦lico¡±. S¨¢nchez ha proclamado su fe en el pacto social ¨C¡°los progresistas son los ¨²nicos que siguen explorando caminos que pueden llevarnos a un nuevo pacto social prometedor¡±¨C pero es poco probable que en la cena del Congress Hall, esta noche en Davos a cargo de la ciudad china de Dali¨¢n, nadie citara frases del discurso de Pedro S¨¢nchez o considerasen que su critica a los conservadores hostiles a los d¨¦biles pueda resolver mucho. Los 15 minutos de gloria en Davos dan para buenas portadas pero dif¨ªcilmente para arreglar la complejidad del mundo.
La participaci¨®n de Pedro S¨¢nchez en el debate de Europa y del nacionalpopulismo es interesante. No estar, de hecho, deber¨ªa ser lo censurable. Tras el aislamiento hasta cierto punto melanc¨®lico de Rajoy, se trata de una reacci¨®n en la direcci¨®n correcta. El problema para el presidente es la provisionalidad que pesa en Espa?a sobre su Gobierno, y que tambi¨¦n alcanza a las canciller¨ªas. S¨¢nchez trata de prolongar el mandato incluso a 2020, desentendido no ya de su compromiso en la moci¨®n de convocar r¨¢pido, sino de una realidad muy dif¨ªcil de gobernar con su debilidad parlamentaria, que hace impensable afrontar los grandes problemas que el propio S¨¢nchez ha enunciado. Y esa contradicci¨®n es un lastre. ?l mismo hablaba en Davos del tumor de la ¡°desilusi¨®n de los gobiernos¡± sin reparar en su propia realidad.
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