Una estrategia industrial
La lucha contra el cambio clim¨¢tico es una oportunidad que debemos observar con inter¨¦s estrat¨¦gico y ambici¨®n
Como se?al¨® recientemente la Comisi¨®n Europea en su visi¨®n a 2050, el proceso hacia una econom¨ªa europea descarbonizada tendr¨¢ un efecto positivo para el crecimiento, incluso sin computar los da?os por el cambio clim¨¢tico evitados y la reducci¨®n de muertes prematuras causadas por la contaminaci¨®n. Dado que en Espa?a somos m¨¢s dependientes de los combustibles f¨®siles importados que nuestros competidores europeos, estamos mejor dotados que ellos de recursos renovables, particularmente solar, y somos m¨¢s vulnerables a los impactos negativos del cambio clim¨¢tico, ser ambiciosos en los objetivos se corresponde con nuestros intereses estrat¨¦gicos y econ¨®micos.
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El borrador de la futura ley de cambio clim¨¢tico y transici¨®n energ¨¦tica ha abierto un debate sobre sus consecuencias a largo plazo para la econom¨ªa espa?ola, y en particular para nuestro tejido industrial. Un sistema energ¨¦tico descarbonizado va a requerir mucha m¨¢s inversi¨®n que gasto de funcionamiento, y por ello son tan importantes una visi¨®n de largo plazo y unas se?ales econ¨®micas y regulatorias que orienten el esfuerzo tecnol¨®gico y las decisiones econ¨®micas para que el cambio se produzca. Pero tambi¨¦n necesitamos flexibilidad para encontrar la senda m¨¢s eficiente, adaptada a nuestra posici¨®n tecnol¨®gica, estructura industrial y recursos, que estimule la innovaci¨®n y aproveche la maduraci¨®n de las tecnolog¨ªas.
Hoy por hoy tenemos ya buenas soluciones tecnol¨®gicas para la generaci¨®n e¨®lica y solar, la digitalizaci¨®n, la eficiencia energ¨¦tica o las bater¨ªas. Pero no son tan satisfactorias para la descarbonizaci¨®n del transporte terrestre pesado, mar¨ªtimo o a¨¦reo, el almacenamiento masivo de la generaci¨®n renovable, muchos procesos industriales de alta temperatura, o la captura y el confinamiento del CO2. Por tanto, aunque las tecnolog¨ªas actuales nos alumbran ya una parte del recorrido, debemos aceptar que la senda concreta y el ritmo al que debe recorrerse deben ser flexibles y pragm¨¢ticos. Lo acelerado del cambio tecnol¨®gico nos va a ir ayudando, pero debemos debatir sobre una estrategia industrial que asegure que nuestras empresas afrontan la transici¨®n competitivamente y aprovechan todo su potencial.
Hay que buscar un consenso que permita fortalecer el tejido industrial y tecnol¨®gico y cuyos beneficios sean socialmente compartidos
Sirva como ejemplo la industria del autom¨®vil, que est¨¢ abocada a una profunda transformaci¨®n en las pr¨®ximas tres d¨¦cadas. ?No es posible trabajar con el sector en una hoja de ruta que compagine la estrategia hacia la descarbonizaci¨®n con la renovaci¨®n del parque convencional? Adem¨¢s de impulsar el posicionamiento de nuestra industria automovil¨ªstica en la electrificaci¨®n, teniendo un parque de ocho millones de veh¨ªculos de m¨¢s de 15 a?os, ?no es razonable desde el punto de vista industrial y ambiental incentivar transitoriamente su renovaci¨®n por veh¨ªculos de combusti¨®n interna m¨¢s eficientes y limpios? ?O creemos que sus propietarios deben esperar a que se abaraten los coches el¨¦ctricos?
Si miramos a la industria b¨¢sica electrointensiva, nuestro recurso renovable har¨¢ previsiblemente que a largo plazo los costes de electricidad sean m¨¢s bajos que los de sus competidores europeos. Pero hasta que esa realidad se imponga, hay que desarrollar instrumentos transitorios de apoyo, homologables a nivel europeo, como puente para asegurar su competitividad, porque sabemos lo dif¨ªcil que resulta recuperar el tejido industrial perdido. La aprobaci¨®n por el Gobierno hace unas semanas del Estatuto del Consumidor Electrointensivo apunta en esta direcci¨®n.
La transici¨®n energ¨¦tica implica una profunda transformaci¨®n de nuestra forma de producir y consumir energ¨ªa, de la movilidad, de los sistemas de climatizaci¨®n, de la forma de construir y rehabilitar edificios, de los procesos industriales. Es cr¨ªtico que nuestro tejido de peque?as y medianas empresas, y no s¨®lo las grandes empresas energ¨¦ticas, las plantas de autom¨®viles o los grandes consumidores de energ¨ªa, se implique en ese proceso y aproveche las nuevas oportunidades para el crecimiento, la innovaci¨®n y la internacionalizaci¨®n.
En los pr¨®ximos meses debi¨¦ramos debatir, adem¨¢s de la Ley de Cambio Clim¨¢tico y Transici¨®n Energ¨¦tica y el Plan Integrado de Energ¨ªa y Clima, una Estrategia Industrial para la Transici¨®n Energ¨¦tica, en b¨²squeda del consenso sobre una senda que permita alcanzar los objetivos de descarbonizaci¨®n, fortalecer el tejido industrial y tecnol¨®gico y que sus beneficios sean socialmente compartidos. Una senda ambiciosa, pero flexible y pragm¨¢tica, en cuyo recorrido nadie se quede atr¨¢s.
Luis Atienza Serna ha sido miembro de la Comisi¨®n de Expertos para la Transici¨®n Energ¨¦tica.
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