Lecciones de Davos
Los actuales problemas de ingobernabilidad interna solo pueden encontrar una soluci¨®n a trav¨¦s de la cooperaci¨®n internacional
Davos fue en su momento el lugar donde los l¨ªderes de moda ¡ªempresariales y pol¨ªticos¡ª luc¨ªan su sinton¨ªa con las promesas de la globalizaci¨®n. Poco a poco fue sin embargo perdiendo en atractivo y, sobre todo, en legitimidad. La crisis econ¨®mica sac¨® a la luz aquello de lo que no se hablaba, su lado oscuro, la desmesura de los nuevos poderes financieros y las inmensas asimetr¨ªas que iban rasgando a muchas sociedades incapaces de estar a la altura de las nuevas demandas de la competitividad internacional. Alguien observ¨® hace ya algunos a?os el escandaloso espect¨¢culo de centenares de aviones privados ¡ª?unos 1.500 se esperaban este a?o!¡ª que tra¨ªan y llevaban a quienes all¨ª participaban mientras en los pa¨ªses rescatados millones de personas sufr¨ªan las pol¨ªticas de ajuste. Por unos d¨ªas, esta peque?a ciudad suiza se convert¨ªa en el s¨ªmbolo vivo de las nuevas contradicciones.
Pero de hecho era y es el ¨²nico foro donde puede entablarse lo m¨¢s parecido a una conversaci¨®n sobre los desaf¨ªos globales m¨¢s inminentes. Por eso mismo, es inaudito que Espa?a pudiera estar ausente durante m¨¢s de nueve a?os. No dice nada bueno sobre el abandono que ha sufrido nuestra dimensi¨®n internacional desde hace d¨¦cadas. Justo, adem¨¢s, en el momento en el que comenz¨¢bamos a acelerar nuestro ¨ªndice de globalizaci¨®n. La reciente presencia de Pedro S¨¢nchez ha cerrado al menos este absurdo incomprensible y ha servido para elevar una voz que ha estado cada vez m¨¢s amortiguada, la socialdem¨®crata. O sea, que la noticia es que volvamos a hacernos presentes all¨ª y digamos alto y claro lo que, por otra parte, todos saben: que las actuales desigualdades son inaceptables y que no habr¨¢ un futuro admisible mientras nos enroquemos en el actual modelo neoliberal o en su alternativa proteccionista.
Que eso sea la noticia dice mucho ya sobre la situaci¨®n en la que estamos. Tambi¨¦n el pasar revista a las ausencias. Quienes sol¨ªan hacerse presentes se han quedado en casa porque ten¨ªan que atender importantes problemas internos, como Trump, Macron o la Premier brit¨¢nica. Observen la paradoja. Los conflictos que obligaron a cada uno de ellos a no acudir tienen todos su origen en la globalizaci¨®n ¡ªmigraciones (Trump), desesperanza de los perdedores (Macron), nuevas interdependencias (May)¡ª. Es decir, s¨®lo podr¨¢n resolverse mediante el acceso a mecanismos de gobernanza global. Y ellos porf¨ªan en cambio en seguir por la v¨ªa de las soluciones aut¨¢rquicas. Salvo Macron, ninguno de ellos parece haber ca¨ªdo en la cuenta de que los actuales problemas de ingobernabilidad interna solo pueden encontrar una soluci¨®n a trav¨¦s de la cooperaci¨®n internacional. Pero ni siquiera acuden al ¨²nico foro en el que poder hablar de ello.
Menos mal que all¨ª estuvo una belicosa Angela Merkel para recordarlo. La situaci¨®n ganadora no es la protecci¨®n de los propios intereses nacionales, sino el tener en cuenta que otros tambi¨¦n los tienen. No hay soluciones nacionales para problemas globales. Por tanto, la ¨²nica opci¨®n es el multilateralismo y el abandono de los nacionalismos excluyentes y el proteccionismo. La acabaremos echando de menos.
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