?Qu¨¦ dir¨ªa do?a Emilia?
Algunos de los cuentos de Pardo Baz¨¢n podr¨ªan haberse escrito hoy
He le¨ªdo recientemente los cuentos de Emilia Pardo Baz¨¢n recogidos en El encaje roto: Antolog¨ªa de cuentos de violencia contra las mujeres (editorial Contrase?a). Leer a Pardo Baz¨¢n en el actual contexto de reimpulso feminista, agudizado por el peligro que corren nuestros derechos debido al auge de la ultraderecha, ha reafirmado mi admiraci¨®n por su profunda comprensi¨®n de la situaci¨®n de la mujer.
Dir¨¢n que mucho ha cambiado desde su ¨¦poca: tenemos derecho al divorcio, integraci¨®n en la educaci¨®n y vida laboral, derecho a la contracepci¨®n y a la interrupci¨®n del embarazo, una ley contra la violencia de g¨¦nero. Institucionalmente y por ley la mujer es un sujeto ciudadano pleno. Pero esto que en el papel est¨¢ claro, en la realidad no tanto, sobre todo cuando vemos a jueces que siguen aplicando una concepci¨®n patriarcal de justicia, o notamos la diferencia salarial, la discriminaci¨®n laboral, la normalizaci¨®n de la violencia contra la mujer, etc¨¦tera. A pesar de que nos quedan muchos motivos para seguir luchando (insisto, y m¨¢s ahora), hay un marco legal y pol¨ªtico, una base que defender y desde la que trabajar. Pardo Baz¨¢n estaba convencida de que estos avances iban a llegar, que con una reforma de la educaci¨®n la igualdad real era inevitable, y que con todo ello se subsanar¨ªan los problemas ¨ªntimos de las mujeres a los que dedic¨® buena parte de su obra.
Pardo Baz¨¢n describi¨® las m¨²ltiples facetas del maltrato femenino, tanto f¨ªsico (del que Marta Sanz habl¨® en otra columna para este peri¨®dico) como psicol¨®gico. Algunos de sus cuentos podr¨ªan haberse escrito hoy. En El rev¨®lver, por ejemplo, despu¨¦s de un a?o casada la protagonista empieza a notar un cambio en el marido, provocado por ¡°unos celos violentos, irrazonados, sin objeto ni causa¡±. El marido a¨ªsla progresivamente a su mujer, que queda ¡°separada ya de mis amigas, de mi parentela, de mi propia familia¡±. Un d¨ªa el marido le anuncia: ¡°El d¨ªa que note algo que me hiera en el alma, ese d¨ªa sin quejas, ni escenas (¡) me levanto de noche calladamente, cojo el arma, te la aplico a la sien y te despiertas en la eternidad¡±. El p¨¢nico se instala en ella, se vuelve insomne, tiene miedo de moverse por la casa, de salir a la calle y provocar la ira del marido. Vive as¨ª durante cuatro a?os, hasta que el marido muere y ella descubre que el rev¨®lver no estaba cargado. No le hizo falta cargarlo para conseguir lo que quer¨ªa: que ella internalizara el miedo de tal forma que perdiera su voluntad.
?Acaso este cuento les suena antiguo? ?Cu¨¢ntas mujeres, sometidas a la amenaza constante, al control violento de sus parejas, no acaban siendo anuladas? En el art¨ªcu?lo La mujer espa?ola (1907), dec¨ªa Pardo Baz¨¢n: ¡°La enfermedad que arrebata a tantas espa?olas es la navaja, esgrimida por celosas y brutales manos¡±. Pero para ella el problema no era s¨®lo el individuo violento, sino tambi¨¦n las instituciones que dominaban la vida de la mujer: el matrimonio era una c¨¢rcel, la Iglesia controlaba la educaci¨®n e impon¨ªa una moral que somet¨ªa a la mujer al padre o al marido, la justicia encubr¨ªa o incluso defend¨ªa al maltratador. ?Qu¨¦ dir¨ªa Pardo Baz¨¢n al ver que en 2019 el feminicidio sigue vigente, que la igualdad real a¨²n no ha llegado, que aquellos derechos que ella anhelaba est¨¢n siendo cuestionados? La respuesta ya est¨¢ en sus p¨¢ginas, escritas hace casi 100 a?os.
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