El Brexit y el unicornio

Solo quedan 57 d¨ªas y hay que encontrar un unicornio. Nadie los ha visto nunca, aunque muchos son los que han so?ado en tan extra?as criaturas. Su sue?o ha sido tan intenso como para que sigan empe?ados en buscarlos a pesar de sus dudas sobre la posibilidad misma de su existencia.

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EDITORIAL | Irresponsables

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El unicornio, como corresponde a nuestra ¨¦poca, es la tecnolog¨ªa digital que permitir¨¢ la salida de Reino Unido sin que se levante una frontera f¨ªsica, con sus guardias, aduanas y puestos fronterizos, entre el territorio brit¨¢nico y el de la Uni¨®n Europea. No es f¨¢cil imaginar una frontera inmaterial pero eficaz, que garantice el pago de los impuestos y derechos aduaneros, los controles veterinarios y fitosanitarios, la comprobaci¨®n de los documentos de los transportes y de las garant¨ªas y especificaciones de las importaciones y exportaciones y, por supuesto, el movimiento legal de las personas, para evitar el contrabando, los movimientos de la gran delincuencia y el tr¨¢fico ilegal de mercanc¨ªas o de seres humanos. No hay alternativa, si se quiere que el Brexit llegue a buen fin: o se regresa a la frontera dura entre las dos Irlandas y futura frontera exterior de la UE con Reino Unido, eliminada hace 20 a?os con los acuerdos de paz del Viernes Santo, o aparece un unicornio tecnol¨®gico.

Los caminos intermedios, que existen, han sido rechazados uno detr¨¢s de otro por los brit¨¢nicos. El m¨¢s pr¨¢ctico ser¨ªa que Reino Unido no abandonara el mercado ¨²nico y se conformara desde ahora mismo con un estatus como el de Noruega, pero no lo aceptan los brexiters, ansiosos por negociar jugosos acuerdos comerciales bilaterales con todo el mundo sin contar con Bruselas. El m¨¢s posibilista, aunque provisional, es el backstop, una salvaguarda sin fecha de caducidad que mantiene a Londres dentro de la uni¨®n aduanera europea a la espera de negociar el acuerdo definitivo; pero tampoco gusta a los brexiters, temerosos de que termine convirti¨¦ndose en una prisi¨®n permanente, en la que Reino Unido no tendr¨ªa ni las ventajas de estar fuera ni las de estar dentro.

La f¨®rmula, por tanto, es el unicornio. Todos saben que no lo encontrar¨¢n antes del fat¨ªdico 29 de marzo, pero son muchos, la se?ora May entre ellos, los que fingen creer que se puede encontrar muy pronto, en un plazo razonable, a finales de 2020 o 2021, el mismo que podr¨ªa servir para la negociaci¨®n definitiva con Bruselas.

Puede ser que alg¨²n d¨ªa, todav¨ªa muy lejano, llegue el unicornio tecnol¨®gico que permita combinar la existencia de fronteras virtuales que separen territorios soberanos con mercados diferenciados, gracias a controles digitales en origen y destino, desde los campos y los establos, las factor¨ªas y los almacenes de distribuci¨®n hasta los puntos de venta e incluso los clientes. Pero ahora es solo un sue?o, que Theresa May utiliza para abrir de nuevo la negociaci¨®n y consumir tanto tiempo y energ¨ªas como sea posible, hasta acercarnos peligrosamente al 29 de marzo, con la malvada esperanza de que, convertido en pesadilla, arranque en el ¨²ltimo minuto la aprobaci¨®n desesperada de un acuerdo de salida.