La asombrosa deslealtad de Theresa May
La primera ministra brit¨¢nica rompi¨® la esencia del texto que pact¨® con Bruselas, y en su punto esencial: Irlanda
Por encima del resultado tangible del debate en los Comunes ¡ªlos textos¡ª, destaca una conclusi¨®n t¨¦trica: Theresa May ya no es fiable.
No porque exhiba una opini¨®n de escasa profundidad y argumentaci¨®n, no. Sino porque la modifica a cada vaiv¨¦n, amaga con aceptar lo contrario de lo que asume, zigzaguea para aturdir.
Pretende as¨ª confundir a todos ¡ªsus colegas parlamentarios, sus socios de la UE¡ª durante el m¨¢ximo plazo posible. Hasta bordear la fecha/guillotina del 29 de marzo. De manera que el s¨ªndrome del gallina ante el precipicio provoque que en el ¨²ltimo instante todos los dem¨¢s se retraigan.
Nunca antes del debate de este martes fue tan claro, pues era el d¨ªa en que el Parlamento pugnaba por tomar las riendas del Brexit, comprobaremos si para bien.
La estrategia gubernamental ha sido heredera, dicho sea con todo respeto cr¨ªtico, de las t¨¦cnicas de la pirater¨ªa ¡ªese reputado atajo brit¨¢nico al ennoblecimiento¡ª. El abordaje sin reglas; el mensaje confusionario; las ef¨ªmeras alianzas contra natura; la embestida sin justificaci¨®n... todo est¨¢ en ese manual. Hasta la traici¨®n a uno mismo. O una misma.
En efecto, May se cans¨® de propagar en 2018 que el Acuerdo de Retirada de la Uni¨®n por ella firmado con los 27 socios de la UE era ¡°el mejor¡± alcanzable.
Al desplomarse con estr¨¦pito ese plan a, el 14 de enero (por dos tercios de los esca?os a uno), en vez de dimitir, se comprometi¨® a presentar un plan b.
El 21 de enero improvis¨® ese plan b, que era el mismo plan a. Envuelto ahora en el celof¨¢n de vagas promesas de intentar renegociarlo con Bruselas y obtener alguna mejora sobre el cortafuegos de la soluci¨®n irlandesa.
Ese cortafuegos obliga a los brit¨¢nicos a quedarse en la Uni¨®n Aduanera. Quiz¨¢ largo tiempo, hasta dar con un mecanismo milagroso para garantizar que el ?lster se instale a la vez fuera y dentro de la Uni¨®n. Y que irrita a unionistas y esc¨¦pticos radicales.
Es decir, May viol¨® un sagrado principio del derecho romano: pacta sunt servanda. En vez de mantener lealtad a lo acordado sobre su firma, lo desarbol¨® a la primera de cambio.
Y este martes reincidi¨®. Confundi¨® asegurando que no exclu¨ªa la enmienda de Cooper (transversal) que rechazaba la salida sin acuerdo y ped¨ªa aplazar unos meses la retirada (art¨ªculo 50). Pero que la considerar¨ªa quiz¨¢ m¨¢s adelante, el 14 de febrero o el 13 de marzo.
Apadrin¨® por bambalinas la del conservador Graham Brady: reemplazar el cortafuegos con ¡°arreglos alternativos¡±. Romp¨ªa as¨ª la esencia del texto que pact¨®, y en su punto esencial: Irlanda.
Y acab¨® abrazando el compromiso Malthouse, variante de la anterior. Que busca sustituir el cortafuegos por una frontera tecnol¨®gica invisible, en el marco de un acuerdo de libre comercio con la UE de baja densidad normativa.
Los inconsistentes eurekas a la nueva f¨®rmula magistral apenas pod¨ªan esconder que de tan flamante, era vieja: fue desautorizada por la UE y finalmente descartada por ambos negociadores ?en primavera-verano de 2017!
La mandataria se escudaba ¡ªasombroso modelo de lealtad¡ª, en que la UE har¨ªa ¡°concesiones¡± que ¡°inicialmente rechazaba¡±, pues los europeos tienen miedo feroz a un Brexit ca¨®tico.
Es cierto que a los europeos les inquieta. Que por eso elaboran planes de contingencia. Y que estos los conciencian m¨¢s de las p¨¦rdidas que les acarrear¨ªa.
Pero de momento a quien m¨¢s perjudica es a los isle?os. Sucesivamente, la automoci¨®n, la banca, las tecnol¨®gicas... ultiman sus propios ExBrit, totales o parciales. No los mercados abstractos, sino las empresas concretas, los inventores, los profesionales y los m¨¦dicos decantar¨¢n la balanza. Porque May ya no es fiable.
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