Monocabin: la casa de 27 m<sup>2</sup> en la que hasta cabe arte
Cuando los metros escasean, las ventanas son las grandes aliadas, pero hay trucos para no ahogar los espacios y que no falte de nada. Nos los ense?an desde el estudio Mandalaki, autores de este proyecto
?Una minicasa que traspase la barrera de lo estrictamente confortable? A George Kolliopoulos, uno de los fundadores del estudio italiano de dise?o Mandalaki, no le cabe duda. Incluso tiene la prueba de que 27 metros cuadrados dan para desarrollar un concepto inspiracional, "una galer¨ªa habitable" de piezas contempor¨¢neas. Un objeto modular y habitable, que puede colocarse en cualquier lugar, y que aspira a convertirse en un espacio dedicado a todas las formas de arte y vida.
Se llama Monocabin, una peque?a residencia vacacional en la isla de Rodas (Grecia) hecha de paneles de concreto modulares, f¨¢ciles de ensamblar, y a la que definen como "espacio-laboratorio", donde el dise?o est¨¢ al servicio de su morador.
Kolliopoulos comparte las claves con las que ha conseguido desarrollar este proyecto con ¨¦xito y que sirven de pauta para mejorar la vida dentro de los apartamentos cada vez m¨¢s min¨²sculos.
"Un espacio peque?o de coraz¨®n grande" es como define George Kolliopoulos Monocabin. Lo importante para maximizar el confort en dimensiones m¨ªnimas, dice, es generar una sensaci¨®n completamente opuesta a la de una casa peque?a. "El flow del interior no debe estar obstaculizado por cortes y, para ello, se debe utilizar mobiliario modular, como mesas de pared o dormitorios mezzanine [o tapanco, es decir, un segundo piso falso]". Tambi¨¦n entra en escena el entusiasmo: desde los primeros bocetos el proyecto era apetecible, reconoce George, porque lo afront¨® como si se tratase de una casa grande.
Foco funcional
Para que el plan funcione hay que prescindir de las superficialidades y definir los componentes de cada estancia al mil¨ªmetro. Una norma, en este caso de obligado cumplimiento, que tiene escuela; la de Charlotte Perriand, colaboradora de Le Corbusier, que se caracteriz¨® por el pragmatismo en el dise?o del mobiliario y en la composici¨®n de interiores, sin olvidar la dimensi¨®n humana que en ocasiones el racionalismo dio de lado. Ejemplo de ello es la habitaci¨®n de estudiantes de Maison du Br¨¦sil (1959), ahora reeditada por Cassina. "La funcionalidad y la simplicidad est¨¢n en cada esquina de Monocabin", confirma Kalliopoulos. "El hehco de que sea un objeto?habitable es lo que hace que quieras vivir dentro de ella sin pens¨¢rtelo dos veces".
Cuanto m¨¢s se adapte el mobiliario a las necesidades particulares de cada caso, m¨¢s respira el apartamento. "Cada mueble ha de ser concebido como hecho a medida, para hacer del ambiente un lugar mejor para vivir, como hemos hecho con Monocabin". Tambi¨¦n hay que evitar objetos muy llamativos que fatiguen el ojo.
Aliarse con el entorno
Las barreras internas pueden equilibrarse con el espacio exterior. Las ventanas son las grandes aliadas de las minicasas. ?rboles o incluso la estampa del cielo expanden una ilusi¨®n de amplitud. "Quisimos acentuar la sensaci¨®n de vivir en la naturaleza disipando el concepto entre interior y exterior. Una propuesta donde las paredes, los techos altos y las ventanas son solo un interfaz y ofrecen una gran percepci¨®n del entorno". Aunque para que la idea funcione, hay que darle tambi¨¦n margen a la imaginaci¨®n, dejarse llevar por "la sensaci¨®n de estar dentro a medida que el exterior se adentra".
La conexi¨®n interior-exterior no es solo f¨ªsica. "El legado cultural es un aspecto importante del desarrollo sostenible. En Monocabin Rodas hemos pedido a artistas que se inspirasen en el patrimonio de la isla y lo transmitan [en sus creaciones]". Rodas ¡ªque recibe el nombre de la ninfa Rodo, hija de Poseid¨®n y casada con Helio¡ª ha sido ocupada por todas las grandes civilizaciones que han gobernado el continente, pero en los periodos de paz su principal ocupaci¨®n ha sido la pesca.
Todo eso puede verse en a trav¨¦s de elementos tan sutiles que no interfieren en la funcionalidad. En Monocabin, los artistas han intervenido las instalaciones pero de forma muy respetuosa con el esp¨ªritu del proyecto, empezando por la arquitectura. "Proporcionan tono, pero no definen el contexto. Todo lo contrario, lo revelan. Act¨²an como huellas que puedes ignorar o de las que enamorarte".
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