La gran historia de dolor y superaci¨®n de una cantante llamada Cat Power
Esta mujer, icono del ¡®underground¡¯ musical, ha vivido una vida que seducir¨ªa incluso a quienes no han escuchado nunca un disco suyo. Todo empieza cuando su madre la dej¨® abandonada en el hospital
¡°Pareces mi psiquiatra¡±, dice Chan Marshall (alias Cat Power) sonriendo. Describo el cuadro: son las cinco de la tarde, estamos en su hotel de Madrid y ella, vestida con un albornoz blanco, se ha metido en la cama de su habitaci¨®n. Tapada hasta al cuello por el edred¨®n, me mira tumbada de costado con la cabeza apoyada en la almohada. Yo estoy sentado en una silla, con mi cuaderno. La grabadora descansa en la mesilla que est¨¢ entre nosotros dos. No, no es lo habitual en las entrevistas, ni mucho menos. Pero ella lo hace como si fuera lo m¨¢s natural del mundo y t¨² lo aceptas como si lo fuera.
Al fin y al cabo es Cat Power. A cualquiera que haya pasado el suficiente tiempo en este negocio le ha llegado alguna historia sobre ella. O varias. A veces, graciosas. Otras, no tanto. Tiene 46 a?os, lleva 20 grabando discos, hace mucho que entr¨® en la categor¨ªa de las artistas indiscutibles, debe haber dado varias veces la vuelta al mundo, ha tenido una de esas vidas llenas de subidas supers¨®nicas y bajones colosales, y hoy se comporta con la frescura de esa t¨ªa exc¨¦ntrica de las pel¨ªculas de ¨¦poca que viaja por el mundo con dos ba¨²les, una pamela y una sombrilla de encaje.
Sigue obsesionada con ser ¡°real¡±, una de las palabras que m¨¢s repite. Eso significa que dice lo que piensa (puede ser dispersa, pero es coherente) y hace lo que le apetece. Si est¨¢ en la cama es porque es la hora de la siesta. ¡°En esta gira, nos vamos despu¨¦s de tocar, para no entrar en la rutina de la fiesta tras el concierto. Pero en el autob¨²s no se duerme muy bien, y cojo una habitaci¨®n de hotel para echar una siesta antes de ir a la sala. Por cierto, ?qu¨¦ hora es? Ah, bueno, todav¨ªa tengo tres horas¡±.
"No soy alcoh¨®lica. Me he refugiado en el alcohol para sobrevivir a la depresi¨®n. De joven sent¨ªa un dolor tan profundo que vivir en una botella era la ¨²nica alternativa al suicidio"
Es la misma mujer que tiene este recuerdo de su primera visita a Madrid: ¡°Me pas¨¦ la tarde con una gente que acababa de conocer bebiendo en la calle esa cosa que hac¨¦is mezclando Coca-Cola y vino¡±. Era mediados de los noventa y sali¨® al escenario con una monumental borrachera. Incapaz no ya de actuar sino simplemente de articular palabra. ¡°No lo recuerdo. Lo siento. No soy alcoh¨®lica, pero me he refugiado en el alcohol para sobrevivir a la depresi¨®n. De joven sent¨ªa un dolor tan profundo que vivir en una botella era la ¨²nica alternativa al suicidio¡±.
Esa ha sido su vida: Cat Power, con sus canciones tr¨¢gicas cantadas con una voz dulc¨ªsima, era una artista admirada. Chan Marshall, una persona atormentada. En 2006, justo despu¨¦s de publicar su octavo disco, el bell¨ªsimo The greatest, sufri¨® un brote psic¨®tico y fue ingresada. La gira se pospuso, dejando sus finanzas en un estado precario. ¡°Al final, aquel par¨®n fue bueno. Cuando volv¨ª a la carretera dej¨¦ de beber tanto y descubr¨ª que el alcohol era en parte la causa de mi miedo esc¨¦nico¡±.
Su popularidad creci¨®. Hasta Karl Lagerfeld se rindi¨® a sus encantos y fue la cara de una colecci¨®n de Chanel. Incluso aprendi¨® a metabolizar los disgustos de otra forma. Cuando rompi¨® con el actor Giovanni Ribisi, que se cas¨® con la modelo Agyness Deyn poco despu¨¦s, Marshall, que hab¨ªa vivido en Los ?ngeles ejerciendo de madre de la hija adolescente de su pareja, se mud¨® a Malib¨² y compuso un disco pop y luminoso. Hasta su nueva imagen, pelo corto y te?ido de rubio, suger¨ªa un renacer.
Sun se edit¨® en 2012 y lleg¨® al top ten de los discos m¨¢s vendidos en EE UU, su mejor puesto hasta la fecha. Pero entonces, el cuerpo le fall¨®. ¡°Tuve problemas inmunol¨®gicos, neurol¨®gicos y cardiovasculares. Mi sistema linf¨¢tico estaba destrozado¡±. Asegura que tras un calvario de m¨¦dicos encontr¨® la soluci¨®n en terapias alternativas. Obviando que no parece muy cre¨ªble que la medicina hol¨ªstica le curara como asegura, el hecho es que estaba recuperada cuando temi¨® que la pesadilla fuera a empezar de nuevo.
¡°En 2014 estaba de gira en Sud¨¢frica y me sent¨ªa fatal. Pens¨¦: ¡®Mierda, otra vez no¡¯. Estaba tan fatigada todo el tiempo que me plante¨¦ todo tipo de posibilidades: quiz¨¢s era la dieta. O hab¨ªa pillado el VIH. Volv¨ª a casa. Y entonces valor¨¦ mis s¨ªntomas. Me hab¨ªan crecido los pechos, as¨ª que me hice el test de embarazo. Y estaba embarazada. Inmediatamente llam¨¦ al padre. No ¨¦ramos pareja, solo salimos juntos durante cinco meses y ¨¦ramos amigos. La siguiente llamada fue a un m¨¦dico y luego a otro. Antes de decidir tener a mi hijo quer¨ªa estar segura de que mi cuerpo estaba sano. Estaba asustada, tan asustada... En realidad, cuando recib¨ª la noticia lo que sent¨ª es miedo. Y estuve as¨ª hasta que naci¨®. No dejaba de pensar en que yo o mi beb¨¦ pod¨ªamos morir. Estuve aterrorizada todo el proceso. Y entonces le vi y fue una revelaci¨®n. Posiblemente el momento m¨¢s feliz de mi vida¡±.
Boaz tiene ahora tres a?os. ¡°Estuvo conmigo hasta el concierto de Berl¨ªn. Le traigo diez d¨ªas de gira y luego vuelve a casa una semana con una ni?era o se va con su padre, en el estado de Nueva York. Eso es genial. Me gusta que pase tiempo con ¨¦l¡±.
El hogar de Chan y Boaz est¨¢ en Miami, en lo que parece el destino final de una vida itinerante. Ella es natural de Atlanta, hija de un pianista de blues ausente y una madre jipi que la dej¨® abandonada en el hospital cuando naci¨®. ¡°Encontraron a mi abuela y vino a recogerme. Recib¨ª mucho amor de mi abuela. He sentido el amor a lo largo de mi vida. De parejas, de amigos o de mis perros. Pero el que siento por mi hijo multiplica hasta el infinito todo lo anterior. Y crece sin parar¡±.
¡°Tuve problemas inmunol¨®gicos, neurol¨®gicos y cardiovasculares. Mi sistema linf¨¢tico estaba destrozado"
Lo que parece haber sentido mucho es decepci¨®n. La ¨²ltima con su discogr¨¢fica de toda la vida, Matador, que abandon¨® cuando rechaz¨® su nuevo ¨¢lbum, Wanderer. ¡°No les parec¨ªa lo bastante comercial. Ya con Sun me presionaron, me dijeron que quer¨ªan un ¨¢lbum de hits. Me sorprendi¨®, porque es una discogr¨¢fica indie y se supone que no se preocupan por esas cosas. Quer¨ªan que fuera Adele, algo superproducido, con productores famosos. Y, sin embargo, lo hice todo sola. Trabaj¨¦ en ¨¦l durante cuatro a?os, todo lo que escuchas en el disco lo hice yo. Pero cuando sali¨® mintieron a la prensa diciendo que lo hab¨ªa producido Philippe Zdar, cuando solo hab¨ªa estado mezcl¨¢ndolo la ¨²ltima semana. No estaba enfadada, estaba decepcionada. Me sent¨ª manipulada, explotada¡ Perd¨ª por completo la confianza en ellos. Pero no se lo dije. Me lo call¨¦. Hice algo que no hab¨ªa hecho nunca: consegu¨ª un manager. Me enter¨¦ por ¨¦l de que mi abogado hab¨ªa sido compa?ero de dormitorio en Harvard del director de mi sello. Entonces entend¨ª un mont¨®n de conversaciones que hab¨ªa tenido con mi abogado. No entrar¨¦ en detalles, porque me amenazaron con denunciarme si lo hac¨ªa¡±.
Un momento: ?c¨®mo pudo sobrevivir 20 a?os en la m¨²sica sin un manager? ¡°Porque pens¨¦ que esa gente eran mis amigos. Dec¨ªan que eran mi familia y les cre¨ª. Ellos dirig¨ªan mi vida, ten¨ªamos un mont¨®n de vivencias juntos. Pensaba que nos preocup¨¢bamos los unos de los otros. Me sent¨ªa halagada cuando me dec¨ªan: ¡®Chan, eres parte de la familia¡¯. Ment¨ªan, son unos mentirosos. Me sent¨ª fatal, pero no ten¨ªa tiempo para duelos. Ten¨ªa que ser yo misma, ser real. Ir hac¨ªa adelante, no pod¨ªa perder el tiempo¡±.
Se levanta de la cama. ¡°?Quieres fumar?¡±, pregunta. Est¨¢ prohibido, Chan. Ella coge un cigarrillo, abre la ventana de la habitaci¨®n y cuando est¨¢ a punto de encenderlo se arrepiente. ¡°?Te apetece un caf¨¦?¡±. No, gracias. ¡°Voy a hacerme uno. ?Tienes hijos?¡±. Est¨¢ claro que por unos minutos no quiere hablar de s¨ª misma. Cualquier otro artista hubiera dado por cerrada la entrevista. Ella no. ¡°?Te ha gustado el disco?¡±, dice meti¨¦ndose otra vez en la cama. S¨ª, me ha gustado. Es una vuelta atr¨¢s, a la parte m¨¢s folk de su carrera. Canciones preciosas y sencillas, pero vigorosas.
"Cuando mi hijo escucha alguna de mis canciones antiguas y reconoce mi voz me pregunta: ¡®?Por qu¨¦ lloras?"
¡°Me gusta eso de vigorosas. No quiero que suenen tristes. Cuando mi hijo escucha alguna de mis canciones antiguas y reconoce mi voz me pregunta: ¡®?Por qu¨¦ lloras?¡¯. Por eso este disco ten¨ªa que sonar optimista. Quiero ser fuerte¡±. Hablando de eso, ?no es raro que no haya habido un movimiento como el #metoo en el rock? ¡°Podr¨ªa haberlo. Y deber¨ªa. Porque en realidad el lema de sexo, drogas y rock¡¯n¡¯roll es el origen de todos esos abusos. Crear falsos ¨ªdolos que creen que pueden coger cualquier cosa que deseen. Estoy segura de que la lista de m¨²sicos que han cometido abusos es larga, inacabable. Yo he o¨ªdo historias. Pero no creo que nazca un movimiento as¨ª en el rock. Lo he hablado mucho con Lana¡±.
Lana es Lana Del Rey. Fueron juntas de gira en 2018 y colabora en Woman, una de las canciones del ¨¢lbum. ¡°La conoc¨ª hace a?os, en la piscina del Chateau Marmont de Los ?ngeles. Se acerc¨® dici¨¦ndome algo as¨ª como: ¡®Eres una diosa¡¯. Y no me lo tom¨¦ muy bien, pens¨¦ que quiz¨¢s se estaba riendo de m¨ª. Me tomo as¨ª este tipo de cosas. Despu¨¦s alguien me cont¨® que me inclu¨ªa en los agradecimientos de su disco. Y me emocion¨® tanto, me record¨® ese momento de los noventa en el que las bandas se lanzaban mensajes unas a otras desde sus discos. Era algo bonito y dulce, hecho para conectar. Y me sent¨ª conectada a ella. Y despu¨¦s coincidimos en un festival ben¨¦fico, me acerqu¨¦ para agradecerle aquellas palabras y ella se emocion¨® e incluso llor¨® un poco. Y cuando mi compa?¨ªa rechaz¨® el disco, me habl¨® por Twitter. Y me pidi¨® salir de gira con ella. Es todo amor. Lana y yo hemos hablado mucho sobre lo duro que es a veces ser mujer. Y tenemos una cosa muy clara: no nos vamos a dejar ganar nunca m¨¢s. Nos lo debemos a nosotras mismas¡±.
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