?Y si pasamos un mes sin ir (casi) al super?
5 consejos para poner rumbo a un consumo m¨¢s local, de circuito corto y de temporada
Es el tercer a?o consecutivo que el blog suizo de vocaci¨®n ecol¨®gica En vert et contre tout (En verde y contra todo, en espa?ol) invita a sus lectores a pasar completamente del super durante el mes de febrero. El a?o pasado 20.000 personas en Suiza y Francia, lo que equivaldr¨ªa a los habitantes de una ciudad como Medina del Campo en Valladolid, se sumaron al reto, que no es balad¨ª.
No ir al super significa tener que ir en cambio posiblemente a varios otros sitios, es decir, aumentar probablemente el tiempo y el recorrido que uno dedica a la compra, adem¨¢s de modificar h¨¢bitos de consumo sobre qu¨¦ se compra. Lo que a su vez afecta el qu¨¦ se come. Y a todo ello adem¨¢s hay que sumar el aspecto m¨¢s DIY del reto, es decir, supone dedicarse a la elaboraci¨®n de productos de menaje y de cosm¨¦tica caseros.
?Por qu¨¦ no echar mano de las manzanas, que le he comprado al agricultor, y comer productos de temporada?
Para quien no se vea capaz de hacer cruz y raya con la gran superficie y razones, haberlas haylas, se puede hacer una lista de peque?os objetivos m¨¢s al alcance de la mano y que sirven para orientarse ya en la buena direcci¨®n. Quiz¨¢ tome m¨¢s tiempo llegar adonde se quiere ir pero lo importante es, como en las carreras, participar y no abandonar a mitad de trayecto.
Un amigo psic¨®logo sol¨ªa contarme que a menudo fracasamos cuando nos ponemos objetivos muy ambiciosos porque de entrada, aunque sea de manera inconsciente, los vemos como inalcanzables. Me predicaba que es m¨¢s conveniente proponerse retos de menor ambici¨®n pero que a la larga pueden hacernos llegar muy lejos, si los sumamos unos tras otros. As¨ª que aqu¨ª van mis peque?os consejos para pasar un mes sin ir (casi) al super. Seamos ambiciosos¡ pero sin pasarse:
- Ir al super menos a menudo. Parece una chorrada formulado as¨ª pero tiene su miga. Nuestro consumo tiene mucho que ver con nuestra psique y nuestros h¨¢bitos de consumo. Si siempre vamos al super, por decir algo, los lunes, el domingo nos va a parecer de caj¨®n que al d¨ªa siguiente hay que ir a hacer la compra. Y eso aunque la despensa est¨¦ a rebosar¡ Se puede intentar espaciar la compra y al final uno acaba comprobando que se sobrevive incluso cuando la despensa est¨¢ medio vac¨ªa. ?Por qu¨¦ nos produce horror vacui un armario medio o casi vac¨ªo?
- Sustituir una compra en el super por una compra en el mercado local o en la tienda de barrio. Por ejemplo, algo tan simple como volver a comprar el pan en la panader¨ªa. En mi caso tengo muy cerca un supermercado y tambi¨¦n un mercado de productores locales que se instala los jueves en una plaza del barrio. En el mercado hay que hacer cola, hay que hablar con los agricultores, que a veces tienen mucha labia, y ahora en invierno, la verdad, hace un fr¨ªo que pela cuando no te quedas calado bajo la lluvia. Sin embargo, el sacrificio merece la pena porque consigo llevarme a casa kiwis cultivados en la regi¨®n y sin que hayan recibido una lluvia de productos t¨®xicos. Ni han llegado volando desde Nueva Zelanda, ni est¨¢n empaquetados en cart¨®n o en pl¨¢stico, como los que ofrece mi super. De la caja del agricultor directos a mi carrito de la compra.
- Adaptarse a los productos de temporada en vez de ¡°forzar la m¨¢quina¡±. El otro d¨ªa quer¨ªa hacer un pastel para llevar a casa de unos amigos. De entrada se me ocurri¨® hacer uno de chocolate, el cl¨¢sico con que no puedes decepcionar. Yo tengo ni?os, mis amigos tambi¨¦n: el plan perfecto. De repente ca¨ª en la cuenta de que no ten¨ªa chocolate para el pastel. Me pareci¨® evidente ir al super s¨®lo a por el chocolate, me pilla cerca, y de paso comprar¨ªa un par de cosas para aprovechar el viaje. Por suerte recuper¨¦ la raz¨®n a tiempo. ?Qui¨¦n me obliga a hacer un pastel de chocolate, sobre todo teniendo en cuenta que no tengo chocolate en casa? En cambio, me salen por las orejas los tarros de harina y de az¨²car; en la puerta de la nevera me esperan una docena de huevos bien alineaditos; y en la alacena, levadura para levantar no una sino varias masas. ?Por qu¨¦ no echar mano de las manzanas, esas que le he comprado al agricultor de la zona, y comer lo propio de la temporada?
La an¨¦cdota del chocolate puede parecer intrascendente pero la obsesi¨®n por consumir un producto todo el a?o, aunque no sea de temporada, puede ocasionar desastres ecol¨®gicos de envergadura, como lo ha puesto de manifiesto el tomate. No queremos ni?os mimados. ?Por qu¨¦ no nos aplicamos el mismo baremo como adultos? ?Por qu¨¦ nos consentimos tanto como consumidores? - Educar el gusto (de los ni?os) en la buena direcci¨®n. Y ahora que menciono los ni?os aprovecho para hablar del papel que les otorgamos en la decisi¨®n del consumo de alimentos en casa. Creo que a veces utilizamos a los peque?os como pretexto para no tomar decisiones, quiz¨¢ dif¨ªciles, pero que sabemos necesarias, como abandonar el consumo de productos industriales. ¡°Mis hijos no comen fruta fresca¡±, ¡°A mis hijos no les gusta la verdura, s¨®lo las patatas (que es un tub¨¦rculo)¡±, ¡°si no es este producto de esta marca, no se lo toma¡±. Estas frases no hablan tanto de los gustos de los ni?os como de una dejaci¨®n de funciones, por parte de los padres, en la educaci¨®n de los h¨¢bitos alimentarios. A veces la escuela ayuda poco, o nada, en esta tarea. Como muestra, un bot¨®n.
En la escuela de mis hijos peque?os, por ejemplo, los ni?os que se quedan a merendar nunca toman fruta. Le pregunt¨¦ a la responsable por qu¨¦ una decisi¨®n tan dr¨¢stica, cuando por todas partes se hace campa?a para aumentar el consumo de fruta y verdura (y a ser posible, de temporada). Me contest¨® que los ni?os tienen poco tiempo para merendar, que encima tienen que hacerlo en el patio y que ellos quieren jugar al mismo tiempo que comen. As¨ª que lo m¨¢s sencillo es darles una rebanada de pan y un trozo de chocolate y a otra cosa mariposa. Lo dicho: dejaci¨®n de funciones, sea en casa, sea en la escuela. Qu¨¦ bueno ser¨ªa darles de vez en cuando, en vez del consabido pan con chocolate, una manzana o una pera, que es fruta de temporada. Quiz¨¢ incluso la clase podr¨ªa ir a comprar la fruta al mercado y hablar con el productor. Seguro que los ni?os estar¨ªan mucho m¨¢s interesados en la pieza de fruta a la hora de la merienda. - Repartir tareas en el cambio de h¨¢bitos de consumo. Cuando veo la lista de cosas que habr¨ªa que empezar a hacer para cambiar completamente mi consumo siento que me falta el aire para respirar. Al fin y al cabo, soy madre trabajadora, tengo 3 ni?os, un marido, una casa y una vida para gestionar. No puedo asumir yo sola toda la responsabilidad. La familia en su conjunto debe seguir (y a veces liderar) el cambio o mis gestos no llevar¨¢n a ninguna parte. En mi propio caminar hacia un consumo m¨¢s responsable decid¨ª que yo no elaborar¨ªa productos en casa, al menos de momento. Cuando acabo mis m¨²ltiples jornadas laborales, a eso de las 21.30 h, s¨®lo me apetece apoltronarme en el sof¨¢ y sumergirme entre las p¨¢ginas de un buen libro hasta que el cansancio me vence. Algo de raz¨®n lleva la periodista francesa Titiou Lecoq, cuando denuncia que la carrera por el residuo cero est¨¢ perjudicando a las mujeres. Lo bueno de la historia es que la carrera no la corremos solas. Mi marido, que es un sol, decidi¨® que ¨¦l s¨ª iba a fabricarse productos de higiene. Se elabora su propio desodorante, gel de ducha y champ¨². Adem¨¢s elabora un producto limpia-todo b¨¢sico con vinagre de vino blanco. He aqu¨ª de momento la contribuci¨®n familiar al DIY. Como dice mi madre: ¡°Quien hace lo que puede, no est¨¢ obligado a m¨¢s¡±.
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