Friedlieb Ferdinand Runge, el frustrado descubridor de la cafe¨ªna
El cient¨ªfico alem¨¢n pudo ser el fundador de la qu¨ªmica farmac¨¦utica y del carb¨®n, pero nunca convenci¨® a los empresarios para rentabilizar sus hallazgos
Friedlieb Ferdinand Runge fue uno de los pocos farmac¨¦uticos que, en el siglo XIX, ten¨ªan un doble doctorado. Su tes¨®n por estudiar, unido a una buena porci¨®n de suerte en algunos de sus descubrimientos, lo encumbraron a un lugar destacado en la historia de la farmacia y de la qu¨ªmica con hallazgos como el alcaloide cafe¨ªna, la anilina, el fenol, la quinina, el pirrol, la atropina, los tintes de alquitr¨¢n y la cromatograf¨ªa.
A pesar de la gran cantidad de descubrimientos que hizo, destaca el de la cafe¨ªna, por su trascendencia y por la forma casual en que se produjo. Este puede que sea tambi¨¦n el m¨¢s universal, al haber dotado de explicaci¨®n cient¨ªfica a la costumbre de tomar caf¨¦ para activarse por la ma?ana. Y en la actualidad, quien dice caf¨¦ dice tambi¨¦n un refresco de cola con el mismo ingrediente.
De origen humilde, Runge,?con una fe de hierro en s¨ª mismo, quiso estudiar a toda costa. Pronto se decant¨® por la farmacia y de ah¨ª pas¨® a la qu¨ªmica. De un descuido en sus experimentos surgi¨® el descubrimiento de c¨®mo dilatar la pupila con una gota de belladona y de un encuentro fortuito con Goethe el reto de analizar unos granos de caf¨¦ y descubrir la cafe¨ªna. A pesar de esta carrera llena de ¨¦xitos cient¨ªficos, sobrevivi¨® como pudo durante los ¨²ltimos a?os de su vida con la frustraci¨®n de que nadie hizo nunca caso a sus propuestas para rentabilizar econ¨®micamente sus descubrimientos.
Runge naci¨® tal d¨ªa como hoy, 8 de febrero, de 1794. Fue el tercer hijo de un pastor luterano de Billwerder, cerca de Hamburgo. Tras asistir a la escuela primaria en Schiffbeck, el peque?o Runge eligi¨® la profesi¨®n de farmac¨¦utico, lo que le permiti¨® ganar su propio dinero muy pronto. Con apenas 20 a?os realiz¨® el descubrimiento del efecto midri¨¢tico que produc¨ªa la belladona.
En octubre de 1816 Runge se matricul¨® en Medicina en la Universidad de Berl¨ªn. Dos a?os despu¨¦s continu¨® sus estudios en Gotinga, donde complet¨® unas pr¨¢cticas en qu¨ªmica. Se traslad¨® a Jena y un a?o despu¨¦s, en 1819, obtuvo su doctorado en F¨ªsica con un trabajo bot¨¢nico sobra la intoxicaci¨®n con belladona y bele?o.
Su profesor de Qu¨ªmica, D?bereiner, invit¨® a Goethe a ver c¨®mo Runge pod¨ªa cambiar los ojos de los gatos con el extracto de la belladona. El a¨²n demasiado joven Runge apareci¨® nervioso, con un esmoquin prestado y un gato en brazos. Goethe se sorprendi¨® al notar la diferencia en las pupilas del gato e, impresionado, le dio una caja de granos de caf¨¦ y le pidi¨® que los analizara qu¨ªmicamente. En 1820 descubri¨® as¨ª la cafe¨ªna.
Regres¨® a Berl¨ªn en 1819 para convertirse en profesor de Universidad. All¨ª vivi¨® con el farmac¨¦utico y m¨¢s tarde profesor de F¨ªsica Johann Christian Poggendorf, convirtiendo su casa de solteros en un laboratorio con todo tipo de experimentos. Runge se dedic¨® a estudiar para una tesis doctoral en la que trat¨® el tinte ¨ªndigo y sus compuestos con sales met¨¢licas y ¨®xidos met¨¢licos.
Tambi¨¦n escribi¨® su libro Recientes descubrimientos fitoqu¨ªmicos para establecer la fitoqu¨ªmica cient¨ªfica?y empez¨® a impartir clases sobre qu¨ªmica t¨¦cnica y de plantas. En 1823 emprendi¨® un viaje a Par¨ªs, entonces el gran centro de investigaci¨®n qu¨ªmica, para perfeccionar sus estudios, y al regresar se fue a Breslavia (actualmente polaca, entonces parte de Prusia), aunque all¨ª estuvo poco, porque realiz¨® un nuevo viaje por Alemania, Suiza, Francia, Inglaterra y Holanda.
En 1828, con 33 a?os, se convirti¨® en profesor asociado de la Facultad de Filosof¨ªa de la Universidad de Breslavia, pero sin un salario fijo. Para dedicarse con m¨¢s ah¨ªnco a la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de la qu¨ªmica, dej¨® la Universidad en 1831. Un a?o m¨¢s tarde asumi¨® la gesti¨®n t¨¦cnica de una f¨¢brica de productos qu¨ªmicos en Oranienburg financiada por el Estado prusiano. Un a?o m¨¢s tarde, en el verano de 1833, produjo por destilaci¨®n de alquitr¨¢n de carb¨®n el fenol y la anilina.
Runge era muy consciente del uso potencial de los tintes descubiertos a partir del alquitr¨¢n, pero el director comercial de la f¨¢brica desoy¨® todas sus propuestas industriales. En estrecha relaci¨®n con sus investigaciones sobre los tintes de alquitr¨¢n est¨¢n sus experimentos para medir las intensidades de los colores mediante la realizaci¨®n de las llamadas reacciones puntuales en papel de filtro.
En 1850 el Estado compr¨® la f¨¢brica y dos a?os despu¨¦s Runge fue despedido al ser acusado de pasar poco tiempo en el trabajo; es cierto que escribi¨® al menos siete libros en ese periodo. Con una m¨ªsera pensi¨®n, que pasado un tiempo se le dej¨® de abonar, empez¨® a vivir en malas condiciones y cay¨® en el olvido.
Sin embargo, su pasi¨®n por la investigaci¨®n siempre fue m¨¢s fuerte y sigui¨® orientado a la qu¨ªmica pr¨¢ctica, dedic¨¢ndose a la producci¨®n de fertilizantes artificiales y a escribir libros, en particular sus famosas Cartas de mantenimiento, en las que daba consejos sobre c¨®mo eliminar el olor a arenque de los cubiertos, c¨®mo eliminar manchas de ¨®xido de la ropa, c¨®mo marinar de forma r¨¢pida la carne o hacer vino de frutas. Recetas que se hicieron muy populares en aquella ¨¦poca y que han llegado hasta nuestros d¨ªas. Pero tambi¨¦n los agricultores recibieron asesoramiento sobre la desinfecci¨®n de los puestos de las vacas con polvo blanqueador (cloruro de cal) y los farmac¨¦uticos supieron, gracias a ¨¦l, c¨®mo detectar az¨²car en la orina.
Los campos de trabajo de Runge siempre fueron la qu¨ªmica de las plantas y el tinte de alquitr¨¢n, aunque tambi¨¦n destac¨® en qu¨ªmica inorg¨¢nica. En 1862, 28 a?os despu¨¦s del descubrimiento de los tintes de alquitr¨¢n de hulla, fue homenajeado en el Congreso Industrial de Londres, y finalmente tambi¨¦n recibi¨® un reconocimiento en Berl¨ªn.
Runge, que nunca se cas¨®, falleci¨® en su residencia de Oranienburg el 25 de marzo de 1867, a los 72 a?os, y fue enterrado en el cementerio municipal. Su gran labor cient¨ªfica contrasta con la escasa repercusi¨®n que tuvieron en vida sus descubrimientos, aunque su legado lo haya situado entre los qu¨ªmicos m¨¢s destacados de la historia moderna.
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