Mar Romera: ¡°Nadie defiende 12 horas de trabajo, pero s¨ª se las exigimos a los ni?os¡±
Esta maestra, licenciada en pedagog¨ªa y psicopedagog¨ªa y experta en inteligencia emocional hace hincapi¨¦ en la necesidad de transformar la educaci¨®n con los ni?os y no para los ni?os
Mar Romera es una de las grandes y m¨¢s autorizadas voces espa?olas por el cambio educativo. Maestra, licenciada en pedagog¨ªa y psicopedagog¨ªa y experta en inteligencia emocional, preside la Asociaci¨®n Pedag¨®gica Francesco Tonucci, cargo que ya explica por s¨ª solo gran parte de su discurso. En La escuela que quiero (Destino), Romera hace hincapi¨¦ en la necesidad de transformar la educaci¨®n con los ni?os y no para los ni?os. El matiz es importante, porque su apuesta pone al ni?o en el centro, lo convierte en protagonista. Por ah¨ª, precisamente, empieza la escuela que quiere.
Pregunta. Me ha sorprendido mucho la analog¨ªa que haces en el primer cap¨ªtulo del libro entre educaci¨®n y dos campos tan dispares como el f¨²tbol o la alta cocina. ?Qu¨¦ debe aprender la educaci¨®n de ellos?
Respuesta. Primero a estar de moda y segundo a considerarse importante. Al final, cuando yo me plante¨¦ este paralelismo fue porque vi que cuando hablamos de f¨²tbol da igual los malos resultados que tenga nuestro equipo que siempre tendremos ilusi¨®n y esperanza.
P. Lo que es seguro que debe aprender del f¨²tbol es a conseguir una presencia tan brutal en los medios. ?Qu¨¦ debe hacer la educaci¨®n, la escuela, para acaparar esa atenci¨®n medi¨¢tica?
R. Entender que cuando hablamos de infancia no estamos hablando de futuro, sino de presente. Ese es el problema por el que la educaci¨®n no tiene una trascendencia. Cuando hablamos de educaci¨®n y de infancia nunca esperamos que las medidas y soluciones sean ma?ana, siempre hablamos de proyectos o programas a medio y largo plazo. Este problema lo arrastran nuestros pol¨ªticos y todo cambiar¨ªa mucho si empez¨¢semos a ver a los ni?os y ni?as como ciudadanos del presente y no del futuro.?
P. ¡°Quiz¨¢ podr¨ªa decir en gran medida y desde la met¨¢fora que Hogwarts (la escuela de Harry Potter), es la escuela que quiero¡±, escribes. Con Hogwarts la atenci¨®n de los medios estar¨ªa garantizada. ?Qu¨¦ tiene la escuela creada por la imaginaci¨®n de J.K. Rowling?
R. Te hago una pregunta si has le¨ªdo los libros o has visto alguna de las pelis: ?Qui¨¦nes son los protagonistas?
P. Los ni?os, claro.
R. Vale, pues esa es la escuela que quiero. Solo eso: un espacio donde los protagonistas sean los ni?os.
P. Y hoy est¨¢n lejos de serlo.
R. Cuando hablamos de curr¨ªculos o de pactos por la educaci¨®n, los protagonistas nunca son los ni?os. Hablamos de evaluaci¨®n, de las pruebas externas, de PISA. ?Pero queremos hablar de los ni?os? No vamos a arreglar nada si no les damos el protagonismo a ellos.
P. Hay quien a ese dar protagonismo a los ni?os lo llama sobreprotecci¨®n o consentimiento.
R. No estoy hablando de permisividad, de sobreprotecci¨®n, de capricho. Absolutamente lo contrario. Es que no tenemos en cuenta a los ni?os porque los vemos como ciudadanos del futuro que no son rentables hoy. As¨ª que como hoy ellos no tienen tarjeta de cr¨¦dito y no pagan, no me interesan. Como tampoco votan, no me interesan. Todo ser¨ªa totalmente diferente si el protagonista del sistema fuese el ni?o. El ni?o tiene derecho a participar en los aspectos que la afectan, a existir como persona, no como proyecto de persona.
P. ¡°La escuela que quiero es una escuela CON la infancia y no PARA la infancia¡±, escribes precisamente.
R. En esta sociedad r¨¢pida, de consumo y neoliberal en la que jugamos, todas las estructuras que han entendido que la infancia puede ser un gran sector de consumo se han puesto a dise?ar para ellos. Te voy a poner un ejemplo, las estanter¨ªas con chuches que suele haber en las cajas de los supermercados: ?las hemos colocado ah¨ª CON los ni?os o PARA los ni?os? Yo creo que est¨¢ bastante claro. Pues ahora llevemos este ejemplo tan de simple a la escuela. Cu¨¢ndo hablamos del modelo de evaluaci¨®n, de las asignaturas, de horarios, de pruebas externas, ?lo hacemos PARA la infancia o CON la infancia? Siempre lo hacemos para ellos como elemento ¨²ltimo de la cadena de consumo, pero nunca los tenemos en cuenta.
P. Los horarios que has mencionado son un gran ejemplo de ello.
R. Exacto. Hablamos de la conciliaci¨®n de la vida familiar y en funci¨®n de esta solicitamos a los centros educativos que abran m¨¢s horas, que podamos dejar a un peque a las 7:00 de la ma?ana y recogerlo a las 19:00 de la tarde. ?Esto es CON la infancia o PARA la infancia?
P. Desde luego no creo que sea una idea de ellos.
R. Evidentemente. No los tenemos en cuenta. Si yo quiero conciliar la vida familiar, reduzcamos el horario de trabajo de la familia, mejoremos las condiciones laborales, ampliemos la baja de maternidad¡ Lo que queramos, pero lo que s¨ª es realmente injusto es que un ni?o entre en el colegio a las 7:00 de la ma?ana y salga a las 19:00 de la tarde. Ning¨²n ser humano defiende doce horas de trabajo, pero s¨ª se las imponemos a los ni?os. ¡°Es que juegan¡±, me dir¨¢n algunos. No, no juegan. En el cole no se juega, se ejecutan instrucciones que a veces son l¨²dicas. Pero no juegan, compiten. Jugar es hacerlo solo o con otros iguales, pero no de forma dirigida.
P. En el libro comparas la educaci¨®n de tu padre con la tuya, la de tus hijas y la de tu sobrina. Y en esencia pocas cosas han cambiado. Pero s¨ª hay algo diferente: los ni?os apenas pasan tiempo en la calle. Como comentabas, no juegan. Hay una vi?eta en la p¨¢gina 198 muy ilustrativa. ¡°?Qu¨¦ suerte ten¨¦is los j¨®venes de hoy: ?todo el mundo es vuestro, es f¨¢cil viajar, conocer, saber¡!¡±, le dice el padre al hijo mirando por el balc¨®n. ¡°Yo me conformar¨ªa con bajar a la calle¡±, contesta el peque?o.
R. Es que en vez de llevar a los ni?os al bosque, a un lugar donde puedan jugar al escondite, donde tengan desniveles para subir y bajar, ¨¢rboles para escalar y mundo por descubrir, los acabamos llevando a un centro comercial y los metemos en un parque de bolas como si fuesen h¨¢msters. ?Y claro que los ni?os se adaptan! ?Se adaptan a todo! Pero estamos rompiendo su proceso de crecimiento, de creatividad, de construcci¨®n, de indagaci¨®n¡ Y lo mismo pasa con los parques vallados, con construcciones preestructuradas de columpios que parecen para ¡°bobos¡±. De verdad que me recuerdan mucho a las jaulas de los h¨¢msters.
P. No potenciamos el juego ni nosotros, ni la escuela.
R. En el cole no se potencia el juego porque nosotros no hacemos otra cosa que exigirle que aumente los idiomas, que introduzca tecnolog¨ªa, rob¨®tica, gamificaci¨®n, inform¨¢tica, ajedrez¡ ?Cu¨¢ndo van a jugar los ni?os?
P. Entre las cosas que la escuela que quieres deber¨ªa potenciar est¨¢ el juego, pero tambi¨¦n otras como la autonom¨ªa. Siempre me da esa sensaci¨®n de que en Espa?a acostumbramos a llenarnos la boca hablando de autonom¨ªa pero no se lo ponemos nada f¨¢cil a los ni?os para ser aut¨®nomos¡
R. Se lo ponemos imposible. Adem¨¢s, a cualquier tropez¨®n que da un ni?o en el patio y se hace una rozadura nos falta llamar al Tribunal Superior de Justicia. No te dejo solo, no te suelto, no te dejo hacer¡ No les dejamos respirar, caerse, equivocarse.
P. Hablas tambi¨¦n de la necesidad de aprender a elegir, del trabajo en equipo, del respeto y los valores. ?Estamos a¨²n lejos de afianzar esos pilares fundamentales de la escuela que quiere Mar Romera?
R. No puedo generalizar. Hay escuelas y profesorado alucinantes, con movimientos espectaculares, que se atreven a mirar de frente a la estructura normativa para tunearla desde los ojos del ni?o. Y hay coles que son la ant¨ªtesis. Y sobre todo tengo que decir que lo que hay es un sector del profesorado que de forma individual, casi como francotiradores, est¨¢n haciendo un trabajo maravilloso.
P. Justo quer¨ªa acabar la entrevista hablando del profesorado. No dudas en afirmar que todo lo anterior es importante, ¡°pero las personas, el profesorado, es lo imprescindible, lo diferente, lo genial. Si esto est¨¢ bien, todo lo dem¨¢s ser¨¢ mejorable, pero la escuela estar¨¢ bien¡±. Y a?ades, como docente que eres, ¡°el alumnado no aprende lo que le ense?amos, nos aprende a nosotros¡±. ?C¨®mo es el profesor de la escuela que quieres?
R. Pues para empezar ese profesor deber¨ªa tener una formaci¨®n inicial importante que le haga plantearse si de verdad esta es su profesi¨®n o no. El docente del siglo XXI tiene que ser un docente culto, una persona que lee mucho, que domina los medios de comunicaci¨®n, que va al cine, que escucha m¨²sica, que va al teatro, que viaja, que prueba todo tipo de comidas¡ Alguien con una mente abierta y permeable, porque eso es lo que el alumnado tiene que aprender. Y por otra parte tiene que ser alguien que conozca la historia de la pedagog¨ªa, de la educaci¨®n, de los avances cient¨ªficos en la materia. Hay que formarse mucho psicopedag¨®gicamente, no dejar de estudiar y de prepararse nunca, ya que esta profesi¨®n requiere de una transformaci¨®n y de una evoluci¨®n personal continua. De la misma manera tiene que ser alguien que crezca en habilidades intrapersonales como el autocontrol, el autoconocimiento, la autodisciplina, la autoevaluaci¨®n, la reflexi¨®n¡ Todo esto es una parte fundamental en un ser humano que est¨¢ expuesto a que lo aprendan otros ni?os para los que va a ser su referente. Y lo mismo con las habilidades de comunicaci¨®n como la capacidad de escucha, de mediaci¨®n, de resoluci¨®n de conflictos, de resiliencia¡ todo aquello que le lleva a ser un agente transformador del n¨²cleo social en el que trabaja. La escuela del siglo XXI, y el profesor del siglo XXI, no es la que ense?a, sino la que aprende, la que escucha, la que respeta y la que permite que los ni?os y ni?as sean agentes de cambio en el futuro.
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